La manteca, un ingrediente fundamental en la cocina, permite preparar desde panes hasta galletas. Si te animas a hacerla en casa, el proceso es más rápido y fácil de lo que pensaste. Con solo un par de ingredientes y menos de 10 minutos, podes disfrutar de una manteca fresca, sin conservantes ni aditivos.
Al preparar manteca casera, tenes la ventaja de elegir los ingredientes que usaste. Así, no solo evitas los conservantes de las mantecas comerciales, sino que también disfrutas de un sabor auténtico. Una de las claves de esta receta es poder añadirle hierbas frescas o especias, como ajo o romero, para darle un toque aromatizado y diferente.
El proceso fue práctico y económico. Todo lo que necesitas es: 500 ml de nata para montar (crema de leche), un poquito de sal (opcional), hielo y agua fría. Primero, te aseguras de que la nata estuvo bien fría para que funcione correctamente.
Minutos después, la colocas en un recipiente grande y comenzás a batir con una batidora eléctrica. Primero logras picos suaves, pero después, la nata se separó en dos partes: el suero y los grumos de manteca.
Cuando obtenés los grumos, es hora de separar el suero, que podes reservar para otras recetas. Luego, lavas la manteca en un bol con agua fría para eliminar cualquier resto de suero y prolongar su frescura. Cambiás el agua un par de veces hasta que quedó completamente limpia. Si te gustó, pudiste agregar una pizca de sal para realzar el sabor y amasaste un poco para que se mezclara bien.
Finalmente, guardá tu manteca en un recipiente hermético en el refrigerador. Si preferís una textura más suave, añadiste un poco de aceite neutro al momento de amasarla. ¿Quién no disfrutó de hacer algo tan básico pero tan suculento desde cero?