Conocé a Slenderman:el nuevo cuco de los ciberchicos que inspiró un intento de asesinato

Por: #BorderPeriodismo

En un bosque de Wisconsin, dos chicas de doce años intentaron matar a una amiga de la misma edad. ¿Por qué lo hicieron? Para acceder, dijeron, al mundo de Slenderman, un personaje de ficción  creado hace exactamente cinco años (8 de junio de 2009) y que acapara toda la atención de chicos y adolescentes en la red. Aquí, historias de terror digital que no siempre se quedan del otro lado de la pantalla.

Por Fernanda Sández

La llevaron al bosque con algún pretexto convincente. Y, una vez ahí, decidieron poner en marcha el plan que tenían y que no era otro que asesinar a su amiga a puñaladas. Lo hicieron y escaparon, pero algo salió mal. Mejor dicho, bien para su víctima y mal para ellas: la chica logró sobrevivir y hoy las dos atacantes, Morgan Geyser y Anissa Weier, están detenidas.

Sin embargo más desconcertante llegó después, cuando la policía interrogó a las chicas para saber por qué habían hecho semejante cosa. La respuesta no podría haber sido más absurda: buscaban matar “a alguien” porque de ese modo podrían acceder al mundo de Slenderman. ¿De qué? De eso, Slenderman, también conocido como el Hombre sin Rostro, el Delgado o El Alto. Se trata, en cualquiera de los casos, de un personaje ficticio, nacido al calor de la Web en 2009 y engordado por esa fantasía colectiva y  a tiempo por completo que promueve Internet.

Pero, ¿quién es ese tal Slenderman cuya biografía conocen al detalle hasta nenes de ocho años? “Alguien que secuestra chicos y aparece en las plazas. No tiene cara y eso es lo que más miedo me da, porque nunca sabés quién es. Además, se teletransporta y por eso puede estar a miles de kilómetros y después, zás, aparecer en tu habitación”, comenta Thiago, uno de los tantos fascinados (y aterrorizados) con el personaje.

Este es una figura altísima y delgada, con brazos largos y vestimenta formal, que acecha en los bosques y en lugares arbolados como ese bosque de Wisconsin en donde las dos acusadas apuñalaron a su amiga. De hecho,  Slenderman parece un árbol y por eso puede vigilar –sobre todo a los niños- sin ser visto. Es la versión 3.0 del ogro, y de hecho su especialidad es secuestrar chicos y matarlos, moviéndose siempre en entornos arbolados que son propios del cuento de terror clásico. En el bosque, recordemos, comenzaron las desventuras de Caperucita, las de Hansel y Gretel y hasta las de Blancanieves.

Ahora bien: Slenderman (como Caperucita, Hansel y Gretel y Blancanieves) es una entidad ficcional. Un producto del muy humano terror a lo desconocido, a la amenaza sin forma y sin cara, sólo que su popularidad es proporcional al formidable “aparato de marketing” que ha puesto a su servicio la sociedad hiperconectada. De haber nacido en los cyber tiempos que corren, a no dudarlo: Cenicienta sería Miley Cyrus.

Pero, volvamos a Slenderman. Su origen remite a un foro llamado Awful thing (La cosa espeluznante), que con sus historias terroríficas atrapa a miles de usuarios.

Allí, se les propuso a los usuarios competir por crear la historia de terror más horrorosa, por vía del foto montaje. A uno de ellos se le ocurrió esto del asesino de niños, delgado, pálido y sin cara. Para darle más “realismo”, acompañó sus fotos trucadas (en las que siempre se ve a un grupo de chicos en primer plano y al sujeto alto, el Slenderman, algo más atrás) con textos explicativos. Alguna fibra antigua y sensible habrá tocado, porque más allá de ganar el concurso, Slenderman se viralizó, se volvió juego, personaje global y protagonista de videos y películas. Slenderman es, dicen los expertos, el primer mito global, por obra y gracia de la Web.

Sin embargo, no es el único cyber cuco llegado de la Web. Por allí desfilan también Zalgo, Jeff The Killer (un símil Guasón de Batman, pero además asesino de su familia) y muchos otros personajes compendiados en lo que los chicos y adolescentes conocen como “creepy pasta”, o relatos de terror nacidos, engordados y difundidos vía Web.

“De todos modos”, comenta José Sahovaler, psicoanalista, Coordinador de Niños y Adolescentes en la Asociación Psicoanalítica Argentima (APA) y autor de Psicoanálisis y televisión (Letra Viva) “esta de las chicas asesinas es una situación límite. Es lo

mismo que cuando alguna vez un chico se creyó Superman y se tiró por una ventana. Esto pasó y pasa, pero no perdamos de vista que son situaciones psicóticas. La gente, en general, no tiende a confundir realidad con ficción en esos niveles”, explica.

Y agrega que “alguien que esté en sus cabales- es capaz de distinguir claramente qué es fantasía de qué es realidad. Para decirlo muy brutalmente, estas chicas estaban locas antes de matar o intentar matar a su amiga. ¿Por qué? Porque en ellas la fantasía se volvió creencia y la creencia se hizo acto”.

Sin embargo, el especialista también aclara que la niñez, pero sobre todo la adolescencia, es un momento “de gran fragilidad psíquica. Hay un cambio hormonal, físico y social enorme, y eso genera alteraciones y temor. El gusto o la preferencia por las cosas que asustan, en esta etapa, tiene que ver con eso: con exorcizar lo que atemoriza”.

En el mismo sentido se expresa Diana Litvinoff, psicoanalista y autora de El sujeto escondido en la realidad virtual (Letra viva) , para quien “el modo que, desde siempre, tenemos los humanos de procesar nuestros miedos es exteriorizarlos, convertirlos en un personaje horroroso que nos ayude a nombrar y a poner fuera de uno lo que en realidad sólo está dentro de nosotros mismos. Por eso, aquí no hay que culpar a Internet de lo que Internet no hizo, porque la red fue sólo el vehículo, el soporte para que esa locura de estas dos chicas se manifestara”.

Pero, más allá de éste y otros casos a los que éste evoca (como el asesinato del bebé James Bulger, de dos años, a manos de dos chicos de diez que repitieron con él lo que habían visto en la película Chuky, el muñeco maldito), cabe preguntarse hasta qué punto (en un mundo como el de hoy, en donde las fronteras entre fantasía y realidad nunca fueron tan borrosas), sería esperable que episodios como éste pudieran repetirse.

Al respecto, Sahovaler sostiene que “estas generaciones tan asociadas a las pantallas están comenzando a pensar, estudiar y recordar de otra manera. Las pantallas están cambiando el psiquismo. Si con la aparición de la imprenta cambió la manera de

estudiar, de representar el mundo, de armar historias, ahora, con las pantallas, está pasando otro tanto, sólo que estamos tan  inmersos en el proceso que aún es muy temprano para poder ver y medir los efectos”.

“Estas chicas estaban posiblemente en una follie a deux o locura de a dos, en donde entre las dos sostienen la locura. Ahí lo que fallo fue la escucha de los adultos. Lo que pasa es que las señales en los teen son confusas. Uno no sabe si es propio de la edad o de un proceso aparte, porque los adolescentes son sensibles a ser capturados por un otro que puede ser Justin Beaver o quien fuere. Entonces, más que demonizar las pantallas, hay que estar atentos”. Después de todo, cuando están encerrados en su cuarto, los chicos están cualquier cosa menos solos. Y ahí están todos los espantos tejidos a mil manos en la famosa “creepy pasta” para demostrarlo.

Para saber más:

* https://www.youtube.com/watch?v=Lod5MGm0upI

* http://www.abc.es/internacional/20140604/abci-chicas-apunalan-amiga-para-201406040853.html

* https://www.youtube.com/watch?v=NsiT_Olto94

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