En la inauguración de la 48ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, los discursos estuvieron marcados por fuertes críticas hacia el economista Javier Milei y su política de ajuste y recorte. Los disertantes hicieron mención a las medidas de ajuste del Gobierno y sus repercusiones en el sector cultural.
El primero en hablar fue el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, quien comenzó señalando un contundente rechazo a las medidas impulsadas por Milei, quien retiró el apoyo económico a la Feria. Vaccaro describió la situación actual del sector editorial como «muy compleja» ante el desfinanciamiento.
«El libro es cultura, y en momentos en los que se encuentra hackeada, atravesada por el desfinanciamiento, la Feria se erige como un faro cultural en el medio de la oscuridad», declaró Vaccaro, marcando así el tono del evento.
El discurso de Vaccaro estuvo marcado por la sorpresa y la indignación, especialmente debido a la ausencia del secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, quien había comprometido su participación pero se retiró días antes. Esta situación generó tensiones previas, pues la Secretaría había desistido de participar con su stand tradicional argumentando costos excesivos, lo que llevó a un cruce de declaraciones entre Vaccaro y las autoridades gubernamentales.
“La industria del libro que se venía recuperando con mucha dificultad, después de la oscura noche de los últimos años de la década pasada, y de la pandemia, encuentra un freno que nos retrotrae a cifras sombrías. Nada como la objetividad de los datos: en 2015 el país produjo 129 millones de libros para caer en 2018 a 26 millones, en 2023 y luego de la pandemia las cifras llegaron a 48 millones de ejemplares. Este año la cifra final no se describe con números sino con palabras: será paupérrima”, dijo.
Las críticas no se limitaron al ámbito económico. Vaccaro arremetió contra las políticas culturales del gobierno, calificándolas de «despiadadas» y respaldadas por un «sesgo ideológico alarmante». En este punto destacó que asistir a la Feria este año representaba un acto de rebeldía y resistencia.
Por su parte, Jorge Macri subió al estrado y utilizó el humor para contrarrestar algunos insultos que recibió durante su intervención. El jefe de Gobierno porteño anunció una serie de programas destinados a fortalecer la cultura y el acceso a la lectura en la Ciudad de Buenos Aires, y destacó la importancia de la colaboración entre el sector público y privado en la promoción cultural.
“Vamos a extender el Pase Cultural y a duplicar la cantidad de bibliotecas donde se brinda apoyo escolar, ampliando los horarios de atención y los recursos que dan este importante servicio a los alumnos y estudiantes, y sumaremos más de 20.000 libros para reforzar el patrimonio de la red de bibliotecas públicas, en el marco del programa Buenos Aires Ciudad de los Libros”, detalló Macri.
El momento más destacado fue cuando la reconocida escritora Liliana Heker tomó la palabra para ofrecer un discurso crítico y reflexivo. Heker fue contundente y defendió al libro como un bastión de la cultura. En este sentido, la escritora cuestionó las políticas oficiales que, según ella, «menoscaban el conocimiento, el desarrollo científico y la creación artística».
La reconocida autora se preguntó en otro momento de su disertación: «¿Por qué esta intención manifiesta por parte del Gobierno de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento, el desarrollo científico, la creación artística y la formación universitaria?».
Y sostuvo: «Estamos en una situación nueva y tenemos que animarnos a verla, a decidir qué país queremos y a movernos en consecuencia», expresó Heker, llamando a la reflexión y la acción.
La inauguración de la Feria del Libro no solo fue un acto protocolar, sino un reflejo de las tensiones y desafíos que enfrenta el sector cultural en Argentina, en un contexto de confrontación política y económica.