Cuarentena: guía práctica de cómo organizar la vida en casa según cada edad.

No podemos controlar el virus, pero sí nuestras emociones. Recomendaciones prácticas para lograrlo.
Por: Susana Balsamo

Numerosas investigaciones científicas hacen referencia a los efectos sobre las personas del aislamiento: impotencia, pérdida del control, miedo, tristeza, angustia, irritabilidad, aburrimiento, frustración, etc. y ante los cuales tenemos que incrementar todos nuestros recursos externos e internos.

Estamos viviendo una situación traumática colectiva en proceso con incertidumbre de hasta cuándo durará y cómo se resolverá.

No podemos tener control ante el COVID-19 pero sí tenemos control sobre nuestras emociones y conductas.

Normalizar lo anormal

La situación que vivimos es anormal y será nuestro desafío normalizarla, es decir, mantener rutinas con contacto social. El aislamiento es físico con conexión social.

Agenda diaria y familiar:

Al levantarse luego de los hábitos de cada uno/a, cambiarse. El pijama es sólo para dormir.

L@s niñ@s:

Necesitan de las rutinas porque les brindan predicibilidad. Realizar una agenda diaria con ell@s incluídos los fines de semana, con dibujos, collage, que abarque todas las actividades del día: desayuno, almuerzo, merienda, cena, horario de tarea escolar, tiempo de juego (imprescindible para el desarrollo emocional), tiempo para interactuar con las pantallas, actividad física, responsabilidades de acuerdo a la edad y combinar con madres y padres de amigos o compañeros cada dos o tres días de hacer videollamadas o sesiones de Skype o Zoom.

Adolescentes:

Al igual que l@s niñ@s, realizar junto con a ellos  la agenda diaria con los mismos contenidos, sabiendo que debemos ser más flexibles. Establecer el horario de dormir y de levantarse teniendo en cuenta que se comunican con sus amigos a la noche.

Adultos:

La agenda diaria deberá combinar el tiempo de trabajo (si se realiza teletrabajo), mantener una alimentación saludable, e incluir espacios individuales de recreación: gimnasia, música, algún curso que quedó postergado, hobbies, comunicación con amigas/os, familiares.

A veces, por las demandas familiares, no es tan fácil poder contar con espacios individuales pero aunque sea un baño más prolongado puede darnos un respiro.

Adultos mayores:

Los adultos mayores, además de ser el grupo de riesgo ante el virus, son los que tienen mayores dificultades para la conexión social ya que no tod@s pueden manejarse con la tecnología.

Es imprescindible que los más jóvenes tengan la paciencia suficiente para enseñar como realizar una video llamada, por ejemplo.

La agenda diaria deberá comenzar colocando el nombre del día, número y mes ya sea viva sola o con otra persona. Es muy fácil desorientarse temporalmente durante el aislamiento físico.

Incluir los mismos ítems de las agendas ya mencionadas, con el agregado de actividades que a la persona le guste: tejer, coser, plantas (aunque sea en macetas), leer, escribir, horarios de siesta, preparación de las comidas, llamadas telefónicas a la familia, amig@s. Escuchar música, si no tienen el espacio suficiente para caminar, realizar una rutina por el departamento caminando de 15 a 30 minutos diarios, bailar, ver películas o series en tv.

Tener diariamente con todas las prevenciones adecuadas un contacto con otro humano: encargado del edificio, al hacer las compras, delivery.

Es muy importante, que se informen solo una vez al día y de preferencia por la mañana para dar tiempo a procesar la información que reciben.

Si tienen familia y/o amig@s y pueden manejas las videollamadas, almorzar o cenar juntos a través del celular.

Si bien la tristeza o el miedo son respuestas naturales ante el aislamiento físico, estar atentos a si se profundiza y realizar la consulta psicológica si corresponde o necesita.

Una gran cantidad de profesionales de la salud mental  continúa su atención on line o por llamado telefónico.

Agenda familiar:

La agenda familiar deberá combinar las agendas de los integrantes de la familia, en especial si cuentan con una sola computadora que tienen que compartir, incluyendo un espacio para participar todos juntos: preparando las comidas, jugando a juegos de mesa, charlando, etc.

El COVID-19 pasará y el desafío que tendremos por delante será como mantener algunas de las actividades, sensaciones y emociones positivas que hemos descubierto durante el aislamiento físico.

Lic. Susana Bálsamo

Psicóloga

susanabalsamo@gmail.com

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