Defensa personal para mujeres: Una tendencia que crece frente a las amenazas callejeras

Aprender a controlar el miedo se volvió una necesidad. Cada vez más mujeres buscan recursos para cuidarse en la calle. ¿Cómo detectar una amenaza a tiempo? Habla el maestro que trajo el Jiu-jitsu tradicional japonés al presente. ¿Cuándo hay que actuar?
Por: Agustina Rinaldi

Cuando comenzó a dar clases de artes marciales, se puso un objetivo claro: que hombres y mujeres entrenaran con él por igual. Hace 52 años, creía que las mujeres debían aprender a mover cada parte de su cuerpo para sentirse más seguras ante cualquier tipo de amenaza. Hoy, Eduardo Adolfo González, apodado Vangor por sus alumnas, cree que es fundamental.

Desde los 17, practica karate. Específicamente, el Jiu-jitsu tradicional japonés. Esta disciplina está formada por golpes, palancas y lances. Es completo e ideal para defenderse ante un ataque.

Si bien el maestro trabaja con mujeres desde siempre, este año, a sus 71, creó un ciclo de defensa personal específico para ellas. Saber utilizar la fuerza, cómo mover el cuerpo y detectar una posible amenaza, para él es fundamental. “A las chicas siempre las vieron como las débiles. Eso me molestaba. Por eso, puse esta experiencia en marcha. Las técnicas que utilizo son prácticas, ideales para salir de un apuro”, explicó González y advirtió: “La calle está peligrosa, necesitan saber aplicar movimientos contundentes para evitar lo peor. Hay que aprender a reaccionar correctamente, saber cuándo y cómo actuar”.

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González, maestro jiu-jitsu, propone un curso para que las mujeres sepan cómo reaccionar.

Mientras el instructor muestra algunos de los movimientos que les enseña a sus alumnas en el Dōjō –así se nombra en Japón al espacio preparado para el combate- deja muy en claro que lo más importante es aprender a evaluar la circunstancia antes de actuar.

Lo primero, jamás hacerle frente a un ladrón para salvar nuestros bienes materiales. Entonces, ¿cuándo hay que responder? “Si evaluaste la situación y creés que después del robo viene algo peor, ahí tenés que prepararte. Cuando te ponen una mano encima, es el momento para aplicar lo que viste en las clases. Siempre hay que centrarse en el cuándo, es la clave. Acá, les enseño a poder percibir qué puede pasar cuando el otro se acerca”, explicó el sensei y detalló: “Como base, les explico las técnicas para zafar de la situación. Lo primero, es intentar irse y evitar cualquier tipo de enfrentamiento. El ataque viene después, cuando ya agotaste la primera posibilidad”.

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Además de aprender las técnicas de karate necesarias para lograr defenderse del otro con eficacia, González hace hincapié en que lo más importante es saber combatir el propio miedo. ¿Cómo? A través de la respiración.

En una situación límite, estar aterrado puede ser peligroso. A veces, hace que la persona se inmovilice y no logre actuar. Desde el primer encuentro, deja en claro que aprender a ver una situación con claridad puede marcar un antes y un después en la vida de una persona. “En una situación límite, si estamos preparados, vamos a pasar por cuatro etapas mentales. Primero, está la percepción. Se activa cuando, por ejemplo, vas caminando, ves a alguien y sentís que tenés que ponerte en modo alerta. Después, viene el reconocimiento de las múltiples técnicas aprendidas. Reconocer cuál me puede servir. En tercer lugar, la selección de la más eficaz para ese momento. Y, por último, la acción. El común de las personas actúa como puede, pasa de la primera a la última etapa. Eso no debería ocurrir”, explicó el profesor.

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Según González, las mujeres que están preparadas para defenderse de una situación violenta en la calle -una vez que intentaron evitarlo como sugiere- tienen que atacar al que quiera hacerles daño en tres partes del cuerpo. En orden de importancia: ojos, tráquea y zona genital.

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Las técnicas que hoy les enseña a sus alumnas no son las mismas que hace 50 años. ¿El motivo? Los ataques callejeros son diferentes. Son más violentos y pueden conducir a la muerte. Eso sí, para atacar al otro, hay que haber practicado las técnicas con anticipación. Una mala elección o movimiento puede provocar lo peor. “Con una vez por semana, durante seis meses de práctica, aprendés lo básico. En un año, la seguridad, sin dudas, es otra. Estás preparada”, explicó González y agregó: “Las chicas suelen preguntarme si, después de la clase, se van a acordar de lo que les enseñé. Esto es como andar en bicicleta. Podés no andar durante diez años pero, cuando te subís, sabés qué hacer. Una vez que las técnicas se fijaron en el subconsciente, ya está”.

Si bien las técnicas que enseña González son para defenderse de los ataques callejeros, no es ajeno a la violencia de género. Habla mucho con sus alumnas sobre este tema que las afecta y preocupa muchísimo. Les aconseja: Jamás aplicar lo que vemos acá en una situación violenta en casa, al menos que tengas que defenderte del ataque de tu pareja. Lo ideal es dominar al otro. Alejarte de esa casa e ir a hacer la denuncia. Separarse, no regresar más. Responder con violencia no es la solución, pero los escenarios no son ideales. Los casos de violencia de género son cada vez más terribles, hay que tomar medidas de fondo para que esto no siga ocurriendo”.

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En el exterior, especialmente en los Estados Unidos y Brasil, los institutos especializados en defensa personal están en auge. En cambio, en la Argentina, González es uno de los pocos maestros que se especializó en dar clases grupales apostando al role play –juego de roles- y planteando todos los peligrosos escenarios posibles. “A las chicas les recomiendo que se acerquen y aprendan a utilizar su fuerza. La tienen. Van a sentirse más tranquilas. Mi objetivo es que logren plantarse ante cualquier hecho de otra manera. Se van a sentir mucho más seguras”, cerró el maestro.  

Empoderada

Florencia forma parte del ciclo de defensa personal para mujeres dictado por, como ella lo llama, Vangor, desde el primer día. Al enterarse de la propuesta, no dudó en acercarse. “Siempre me gustó el boxeo, vine acá para aprender a pararme frente al otro y a mover mi cuerpo con eficacia. Cuando se los conté a mis amigas, muchas se prendieron. Ahora, entrenamos juntas”, contó.

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Tras varias clases poniendo en práctica los movimientos que González les enseña, Florencia se siente diferente cuando camina por la calle. “La actitud y seguridad que te da saber manejar tu propio cuerpo es inmensa. De acá, me voy más armada y confiada, explicó.

Para clases comunicarse con el profesor Esteban al 1130502702

o escribir por Instagram a @deportivaprofesional o @vangorjiujitsu

Fotos: Mariano Espinosa, para #BORDER.
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