Sucedió en Lomas de Zamora y apuntan a la actuación de agentes de la comisaría 7ma de Glew. Acusan golpes y el robo, en la madrugada. El error podría haber surgido desde la orden judicial, en la que figuraba la dirección pero buscaban a alguien que había vivido enfrente. El Ministerio de Seguridad investiga los excesos denunciados.
Era el 16 de septiembre. Un viernes en el que aún el despertador no había sonado en la casa de la familia Gorriti. Eran las seis menos veinte de la mañana cuando el matrimonio y sus dos de sus hijos , de 14 y 16 años, dormían. El día anterior se había cortado la luz, la térmica estaba baja, un ruido los despertó y en la oscuridad vieron dos hombres dentro de la casa. De ahí en más se estuvieron inmersos en una situación que jamás habían imaginado. Tras pensar que eran ladrones más tarde supieron que eran policías. Tenían una orden de allanamiento. La familia dice que a quien buscaban vivía enfrente, denunciaron malos tratos y el robo de 120 mil pesos por parte de los efectivos que realizaron el procedimiento en su casa del barrio 2 de abril en Lomas de Zamora. Tanto la fiscalía 10 de Lomas de Zamora como el Ministerio de Seguridad investigan qué pasó con el dinero.
“Nunca pensé que nos iba a pasar una cosa así. Estamos durmiendo, escucho un golpe en la puerta y salté de la cama”, recuerda Juana Terre, de 50 años, y continúa “en el pasillo tenemos un ropero antiguo, protegiéndome detrás de él vi dos tipos en el comedor. Fui a despertar a mi marido, pensé que eran chorros y le dije: ‘nos vinieron a matar’”. Alejandro Gorriti, de 49 años, se levantó enseguida. “Yo me quedé atrás de mi marido. Con el corte de luz había mucha oscuridad y ellos estaban de negro. Mi esposo me dice: ‘son chorros, no me van a robar’. Ahí empezó a los gritos y se agarraron a las piñas”, relata Juana. Su hija de 14 años se despertó, ella les gritaba “no le peguen más a mi papá”. “Ahí dijeron: ‘somos policías’. Yo no entendía qué estaba pasando. En ese momento ya eran cinco, lo habían tirado al piso a mi marido y a mi me agarraron del brazo. Los vecinos habían salido pensando que eran chorros”, recuerda con angustia Juana. El varón de 16 seguía durmiendo en una habitación más alejada y lo fueron a “despertar a los golpes”, según denunció la familia.
“Levantaron la térmica y había vuelto la luz. Me mostraron una orden de allanamiento para Kevin, de 18 años. Era la dirección de nuestra casa, pero el chico vivía enfrente y hace unos meses que se fue”, dice Juana que reside en la calle Zelarayan al 1300 en el barrio 2 de abril. “Parece que este Kevin mató a un policía, así nos dijeron, yo no sé bien. Mi marido tiene 49 años, decían que era el que buscaban. Lo tuvieron hasta las 9 y media en el piso esposado. Le pegaron en la espalda. Hasta hoy le duele. Estando en el piso le decían ‘vos sos Kevin’”, sostiene la mujer y agrega: “Yo le di nuestros documentos. ‘Estos somos nosotros,’ les dije. Los dejaron sobre la mesa y nos dijeron ‘sabemos lo que hacemos’. Tenían la orden de allanamiento con la dirección de mi casa. No decía el juzgado. Afuera los vecinos les decían que no teníamos nada que ver. Me revolvieron toda la casa. Cuando se dieron cuenta que nosotros no éramos, se fueron. Mi casa quedó destrozada”, recuerda la mujer. Buscaban a un joven acusado por homicidio.
Relata Juana que cuando se puso a acomodar se dio cuenta que le faltaba la plata. “Me robaron los ahorros. Teníamos 120 mil pesos guardados en el placard. Somos una familia de trabajo, mi marido es gasista y plomero. Hicimos la denuncia en la fiscalía, firmamos sin leer, después supimos que firmamos que estábamos conformes y que no encontraron nada”, relata Juana, que regresó y la fiscalía 10 de Lomas de Zamora tomó la denuncia por el robo.
“Fui a la comisaría a buscar una fotocopia y tuve cara a cara a uno de los policías que estuvieron en mi habitación. ‘Vos me robaste’ le grité, pero mi marido me dijo: ‘vamos, que te van a dejar presa’”, recuerda. La familia apunta contra la actuación de los agentes de la comisaría 7ma, de Glew, partido de Almirante Brown, quienes habría llevado acabo el allanamiento presuntamente equivocado. Falta esgrimir si fue un error que surgió desde el juzgado -dada la dirección errónea que figuraba en la orden- y cómo fue la actuación policial.
“Yo necesito que se sepa que me robaron. Fueron muchos años de privarnos de ir a comer, comprar ropa, de darnos cualquier gusto. Se lo llevaron como si nada. Queríamos hacerle la fiesta de 15 a mi hija”, dice Juana y sostiene que un día, mientras ella estaba en la fiscalía, fueron a su casa unos policías en un auto particular, que la buscaban “para hablar”. La familia hizo la denuncia en el Ministerio de Seguridad. No creen que vayan a recuperar sus ahorros pero no quieren que quede impune lo que les pasó. Desde la Policía sostuvieron que se allanó el lugar que la Justicia le ordenó, que no encontraron nada. Por su parte, el Ministerio de Seguridad está investigando la denuncia de la familia en relación a los 120 mil pesos que sostienen que les robaron de la casa. Tanto la fiscalía 10 como el Ministerio trabajan sobre la denuncia del robo, aunque aún no hubo avances ni resultados en la investigación.