La llegada de la tecnología y las nuevas herramientas nos posibilitan una comunicación global y esto es muy bueno aunque algunas veces se convierte en un arma de doble filo por las consecuencias que genera.
Por Leo Coscia.
Se habla de este siglo, como “El siglo de las innovación tecnológica”, ya que la tecnología le imprimió un ritmo a nuestras comunicaciones donde se hace imperiosa la respuesta YA!, instantánea, y si no se cumple en el tiempo que estimamos… ¡cuanta ansiedad e incertidumbre genera!.
En la actualidad, los servicios de telefonías como los mails, chats y variedad de redes sociales, nos mantienen conectados con el otro en forma permanente, hasta nos dan la posibilidad de saber cuándo el que recibió el mensaje lo vio o no. Hay una frase que usan los adolescentes: “Te clavó en R”, esto quiere decir que el receptor vio el mensaje enviado pero no contestó. Inmediatamente al emisor le invade el sentimiento de “no le interesa lo que le estoy diciendo o algo anda mal”.
La licenciada Dina Laufer, psicóloga clínica especialista en Familia (MN47037), explicó que “es notoria la cantidad de gente con una conducta adictiva a estar permanentemente conectado – hiperconectividad-, al celular, a los mails y todas las redes sociales existentes”.
“Lo vemos en la vía pública, en los transportes y mismo en la calle mientras caminamos”, remarcó Laufer.
En todo este contexto comunicacional, se suma un estado que los psicólogos denominan FOMO “Fear of Missing Out” o en español “Miedo de estar perdiéndote algo”. Algo está sucediendo en otro lugar y me lo estoy perdiendo.
“Ese algo es mucho mejor de lo que sucede aquí y ahora en su vida. La persona siente una necesidad constante de chequear que está pasando en otros lugares”, remarcó la psicóloga.
Claros ejemplos de la vida cotidiana son aplicables a este estado, por ejemplo “le mande mensaje y no me lo contestó, seguro es porque…”. O el caso de una mamá con su hijo adolescente que dice “no me contestó el mensaje, ¿le habrá pasado algo?” y el tipo de pensamientos que tiene frente a la no respuesta del hijo son cada vez más catastróficos. Tal vez, sería prudente también pensar que no tiene el celular a su alcance, o lo tiene en modo vibrador o simplemente no lo escuchó.
Laufer destacó que la llegada de la tecnología y las nuevas herramientas “posibilitan una comunicación global y esto es muy bueno aunque algunas veces se convierte en un arma de doble filo por las consecuencias que genera”.
“El estar conectados es algo que nos atrae, ayuda, nos conmueve y hasta por momentos nos acompaña, pero no nos dejemos obnubilar, en muchos momentos nos aisla, no nos permite interactuar con el otro más que virtualmente, no nos permite ver ni sentir la gama de sensaciones y emociones que implican el encuentro cara a cara con el otro. El poder estar conectados cuando queremos, es algo sumamente útil, el uso que le demos va a depender de cada uno de nosotros, y esto hará que la balanza se incline hacia el polo positivo o no”, comentó la especialista.
La psicóloga destacó la importancia de “estar atentos a esto y buscar las formas de autorregularse, son la llave para no padecer a la tecnología y hacer un buen uso de las opciones que nos ofrece”.