Una integrante de la agrupación de ultraderecha vinculada al atentado contra Cristina Kirchner que responde al seudónimo “Dali”, ofreció, al menos en cuatro oportunidades, su arma en chats privados de Revolución Federal para eventuales acciones violentas. Seis días antes del ataque contra la vicepresidenta, sugirió que sería una «buena idea» atentar contra su vida.
«Dali Revolución”, como figuraba en el teléfono del líder de Revolución Federal, Jonathan Morel, se llama en realidad Lidia Margarita Casciano, tiene 66 años y reside en San Fernando, localidad donde ayer miércoles por la tarde la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) allanó su domicilio y constató la existencia de la mujer y secuestró el arma.
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El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi ordenó el operativo y todo indica que Casciano sería citada a indagatoria. La pista surgió tras varias semanas de investigación a partir de que ese nombre virtual aparecía varias veces en el expediente, pero hasta el momento había sido difícil identificar a quién correspondía.
«En el domicilio allanado se encontró un arma que se trataría de la informada en la causa junto con la documentación correspondiente», consignó el acta del allanamiento que se llevó a cabo en una vivienda situada en la calle Cordero al 400 de la localidad bonaerense.
Los mensajes de “Dali”
Casciano participó en dos manifestaciones organizadas por Revolución Federal y en entre las pruebas en su contra se encuentran los mensajes que envió, la mayoría ligados a la muerte de Cristina Kirchner.
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En julio del año pasado, uno de los mensajes de “Dali” decía: «Tengo una 9 mm., cualquier cosa me avisan». Más tarde, el 25 de agosto, después de que Morel habló sobre meterse entre la gente para matar a la vicepresidenta y compartió un video con el título: “Histórico. La llegada de Cristina Kirchner rodeada de militancia», Casciano sumó: «Una granada ahí (…) mi límite es la 9 mm que tengo»
Luego, el 27 de agosto, la mujer habló directamente con Morel, el joven detenido por instigar a la violencia contra CFK. “Yo no estoy en el grupo, pero costa (contá) conmigo la actividad bala tengo unas ganas de usar mil 9 mm».
Días más tarde, Sabag Montiel se acercaba a la esquina de Juncal y Uruguay, donde la multitud esperaba a la vicepresidenta, espero unos minutos, se sumó al tumulto y apunto contra la titular del Senado.