Energía, subsidios y tarifas: un dilema que deberá enfrentar el próximo gobierno

Por: Leila Sucari @LeilaSucari

¿Se te cortó la luz en pleno enero? ¿Tuviste que aguantar a baldazos de agua y abanicos improvisados el día más caluroso del año? ¿Pasaste navidad a la luz de las velas? Ya es costumbre: cada vez que llega el verano, llegan los cortes. Al norte, al sur, al este y al oeste tenemos problemas con el suministro de energía. ¿A qué se debe? ¿Quién es el verdadero responsable? 

Por Leila Sucari (@leilasucari)

Seguro más de una vez quisiste llorar de la bronca y la impotencia y no te alcanzó con las disculpas de la empresa. Sucede que tanto Edenor como Edesur están al borde de la quiebra, -sólo Edesur perdió $ 1358 millones el año pasado-. Las pérdidas millonarias, más los aumentos de costos por la inflación y el retraso tarifario, hacen que las empresas privadas colapsen. Esta situación no se gestó de la noche a la mañana, sino que es consecuencia de años de falta de inversión y de planificación. Hoy vemos las consecuencias de medidas políticas que se dedicaron a arreglar baches sin solucionar los problemas de fondo. Te contamos cómo llegamos a este punto y la importancia que tendrán las decisiones de los futuros gobernantes.

  La revelación de la nueva secretaria de Energía sobre los posibles cortes de luz en el verano

Cuando el año pasado el yacimiento de Vaca Muerta se transformó en una buena noticia para casi todos los sectores del país, el gobierno respiró aliviado: la atención del problema con la energía cambiaba de rumbo y todo se teñía de color esperanza. Pero lo cierto es que en 2014 el balance también fue negativo si tenemos en cuenta que desde 2011 nuestro país dejó de ser exportador neto de energía y la producción tanto de petróleo como de gas natural declina desde 1998.

Como tantos otros, los problemas con el suministro de la energía comenzaron en los ’90 con las privatizaciones. Hasta comienzos del Siglo XXI las empresas modernizaron parte de su estructura –con el uno a uno era más fácil– pero enviaron millones de dólares de remesas al exterior sin llevar adelante una política de inversiones seria y acorde a la demanda creciente. ¿Y los entes reguladores? Bueno, desde las privatizaciones sabemos que no podemos esperar mucho de ellos.

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El 2001 y la devaluación no hicieron más que intensificar esta situación hasta que, a partir del primer gobierno de Néstor Kirchner, todo cambió. El nuevo proceso industrial y una creciente demanda basada en el consumo –millones de aires acondicionados, autos 0 km y una agricultura dependiente de los hidrocarburos– multiplicaron nuestra necesidad de energía. El problema fue que el gobierno decidió no aumentar las tarifas y subvencionó cada vez más la energía sin ocuparse de invertir.

La decisión trajo dos consecuencias contradictorias. La positiva fue un empujón enorme para la industria nacional y el consumo. Gran parte de la población pudo tener mejores condiciones de vida, pero al mismo tiempo surgió la negativa: el deterioro fiscal causado por el dinero utilizado para subsidiar al sector energético y la falta de inversión, ya que lo poco que generaban las empresas se usó para importar la energía que faltaba. Cada vez importamos más energía, o sea que cada vez perdemos más soberanía.

El 2015 nos encuentra en un momento especial, por un lado el precio del petróleo bajísimo hace que nos sea más fácil importar pero vuelve lentas las inversiones extranjeras en la búsqueda de nuevas fuentes de energía. Por otro, la reciente modificación de la Ley de Hidrocarburos  parece ser un paso fuerte hacia una veradadera política a largo plazo a nivel energético, el tema es que ya dependerá del próximo gobierno hacerla funcionar.

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Como país necesitamos plantarnos con seguridad y certidumbre para motivar a los inversores, volcar el consumo hacia formas alternativas y autosustentables, cambiar las tarifas progresivamente – y así racionalizar la demanda de energía- y, sobre todo, establecer una legislación clara de política ambiental.

Así como las consecuencias de la decisión a rajatabla de mantener la convertibilidad durante los ’90 explotaron en 2001, con consecuencias nefastas y se puso de manifiesto la burbuja creada, el problema de las tarifas, los subsidios y la energía es algo que el próximo gobierno deberá manejar con inteligencia y planificación para que no sigamos siempre al borde de quedarnos a oscuras.

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