“El cuerpo de la víctima habla”. Esa es la máxima de todos los peritos forenses alrededor del mundo. Sin embargo, en nuestro país, un mismo cuerpo puede hablar idiomas completamente diferentes.
Eso pasa por estas horas con el cuerpo del fiscal Alberto Nisman, ex titular de la UFI-AMIA, que se suicidó o fue víctima de un homicidio, según de qué pericia se trate.
Según la última pericia -encargada por el fiscal Eduardo Taiano y realizada por 24 expertos de Gendarmería Nacional- al fiscal lo mataron dos personas, que le provocaron una fractura de nariz, un golpe en los riñones y moretones en los tobillos (todo compatible con reducirlo para someterlo), después le administraron ketamina (un anestésico para caballos y alucinógeno) y uno de ellos le disparó en la cabeza, mientras otro lo sostenía desde atrás. Cuando terminaron, limpiaron la escena del crimen.
Es probablemente el estudio más completo que se hizo sobre la muerte de Nisman, y lo realizaron expertos en medicina legal, acústica, balística, video y planimetría, además de expertos en rastros y en microscopios electrónicos y cromatógrafos , según supo #BORDER de fuentes de la investigación.
Los resultados en algunos casos arrojan evidencias completamente nuevas, como el hallazgo ketamina, una sustancia que no se había buscado en la primera autopsia. Y pone otra mirada sobre otras, por ejemplo algunos golpes que se habían detectado la primera vez, pero se habían asociado a la caída luego de recibir el disparo.
Lo seguro es que la nueva pericia enciende las alertas sobre el Cuerpo Médico Forense, autores de la primera investigación, que dijo textualmente, en su informe final de mayo de 2015, que “no se encontraron indicios que permitan sostener con rigor médico que la muerte de Alberto Nisman fue un homicidio” y que para llegar a esa conclusión omitió datos tan relevantes como la fractura del tabique de la nariz o la ketamina.
Por otro lado, tampoco encontraron indicios para sostener que se trató de un suicidio, una posibilidad que se hubiera dado de lleno con la ausencia de rastros de pólvora en las manos del fiscal.
De hecho en medio de un escándalo, esa primera pericia la firmaron solamente 13 de los 15 profesionales participantes, porque los dos de la querella, puestos por la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa del fiscal, se retiraron antes de que concluyera, denunciando serias discrepancias.
Ese trabajo que contradijo desde siempre lo que vieron los expertos de la querella, respondía a un grupo presidido por el decano del Cuerpo Médico Forense, Roberto Godoy, un psiquiatra entrerriano al que en su libro, “El Señor de la Corte”, la periodista Natalia Aguiar asocia al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y que recibió reproches internos a partir de la pericia sobre Nisman.
Más de un año después, en un hecho inédito que muestra el desprestigio en que quedó sumido el Cuerpo Médico Forense después de los nuevos estudios de la causa, la Corte Suprema de Justicia acaba de emitir un comunicado desligándose completamente de ese órgano pericial.
Allí dice que el máximo tribunal “no ha realizado actividad pericial alguna” con relación a la muerte del fiscal Alberto Nisman y precisó que el Cuerpo Médico Forense que realizó la autopsia del cuerpo “tiene completa autonomía en su actividad profesional”.
En rigor, administrativamente dependen de la Corte Suprema, que el 15 de diciembre de 2009 aprobó el Reglamento General para el Cuerpo Médico Forense (Acordada CSJN Nº 47/09), después de una historia centenaria. También es cierto que sus conclusiones periciales dependen de su máxima autoridad, el decano.
Esa afirmación de la Corte deja muy solo a Roberto Luis María Godoy (tal su nombre completo) que había sido votado por sus pares del Cuerpo Médico Forense en marzo de 2010 para convertirse en decano del cuerpo.
“En el pedido de juicio político contra Lorenzetti habíamos denunciado el manejo de los peritos por parte de él, porque es un cuerpo en el que el juez tuvo mucha injerencia”, recordó, consultada por #BORDER, la legisladora porteña de la Coalición Cívica y candidata a diputada, Paula Oliveto.
Como sea, Lorenzetti nunca pareció muy contento con la pericia hecha bajo la conducción de Godoy, o disimuló muy bien. La familia judicial recuerda que en marzo de 2015, el último año de Cristina Kirchner en el poder, en su discurso de apertura del año, Lorenzetti sentó a la jueza Arroyo Salgado en las primeras filas, denunció “impunidad” y realizó un homenaje al fiscal fallecido. También la sentó en las primeras filas el año siguiente, ya con Mauricio Macri en el poder.
¿Pero quién es responsable de que un mismo cuerpo hable dos idiomas distintos: la presión política, la falta de rigor científico o el apuro por sacarse al muerto de encima?
Consultado sobre estos mismos temas esta semana el médico psiquiatra y legista Miguel Ángel Maldonado le dijo al diario La Nación que muchos elementos que ahora son valorados podrían haber sido juzgados como poco importantes en los análisis previos. «Mi interpretación es que no es que ahora aparecen (nuevos elementos en las pericias). Estuvieron siempre, no los vieron o no les resultaron significativos para hacerlos constar, o no los buscaron«, lo sintetizó.
En la misma lógica debieran leerse los hallazgos que surgen de la nueva pericia, que adelanta la hora de la muerte del fiscal a las 2 o 3 de la mañana de aquel domingo 18 de enero, cuando para los peritos de la Corte había sido recién a las 9 de la mañana de esa día.
Con el nuevo horario, las búsquedas en Google en la computadora de Nisman del domingo a la mañana -cuando el fiscal ya habría fallecido- en la página de Claudio María Domínguez, sobre el regreso de la muerte, y la palabra «psicodelia», serían parte del encubrimiento de sus asesinos, que buscaban simular interés por los efectos alucinógenos de la ketamina o por el “más allá”.
Otro estudio probó además que fueron borrados datos del celular de Nisman y no hay registros de sus últimas llamadas, por ejemplo la que mantuvo con la entonces diputada y actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. «Resulta llamativa la ausencia de registro de comunicaciones telefónicas y mensajes de texto», dijeron los nuevos peritos.
En este nuevo impulso investigativo, todos se acordaron de «la explosión» de llamadas entre celulares de la cúpula de los espías desde temprano ese domingo, que incluso hasta la fiscal Viviana Fein (fiscal original de la causa) había llegado a advertir.
Se trata de cerca de 4.000 llamadas, inéditas para un domingo (por eso llamaron la atención de la Justicia), vinculadas a los teléfonos que utilizaban el ex hombre fuerte de la SIDE Jaime Stiuso, y otros funcionarios del organismo, como Alberto Massino y Fernando Pocino. También «ardía» el celular de César Milani, ex jefe del Ejército y hasta los de los custodios de Nisman, que justo ese día no lo custodiaron.
En medio de pruebas nuevas que nadie había buscado y de otras viejas a las que nadie la daba importancia, todo demostraría que nada más cierto que el viejo refrán, que dice que “el que busca, encuentra”.