Por Teresa Buscaglia
Todavía hoy en las jugueterías están diferenciadas los sectores de nenas y nenes. Camiones camuflados, soldados y robots de un lado y vestidos de princesa a puro brillio y rosa chicle junto a las barbies por otro.
Pero hasta lo más clásico -gracias al cielo- puede cambiar. Escondite de muñecas es una marca argentina que lanzó la primer línea de muñecos enteramente dedicada a nenes.
La estrella de la línea es Diego, un pirata con vestuario de altamar que trae consigo un pijama: durante el día invita a vivir grandes aventuras y de noche se predispone al descanso reparador. Cada muñeco tiene su rostro delicadamente bordado a mano, por lo que todos son únicos y particulares, como sus dueños.
“Todo niño expresa su mundo interior a través del juego, por ello, las muñecas no deben ser sólo para nenas, la sociedad ha cambiado mucho y no debemos limitar al varón que también necesita aprender y expresarse en su rol de futuro padre, amigo, compañero, hijo, etc.”- declaran las diseñadoras de la marca.
A fines del siglo XIX, el croata Rudolf Steiner, creador de la pedagogía Waldorf, fue un pionero en este tipo de conceptos y creó una escuela en donde niños y niñas aprendían por igual a coser y a construir una casa. El objetivo es simple aunque tenaz: derribar una cultura que lleva cientos de años enquistada. Este es un granito de arena en la batalla por derrumbar los prejuicios culturales de un sistema de educación que encarcela a la imaginación.