Imaginá que a orillas del mar, encontrás una carta de amor. Pero no es una carta cualquiera, es el apasionado mensaje de un refugiado sirio a la mujer que dejó a kilómetros de distancia ¿qué preguntas te harías? ¿Buscarías a su autor? Un periodista sueco se topó con una y desde hace semanas busca pistas a través de la web para encontrar a los protagonistas.
La isla griega Samos, en el mar Egeo, es hoy por hoy escenario de historias que van y vienen, empapadas de anhelos y desgarros. En sus playas, antes de que empiecen los acantilados, en la zona rocosa que a las embarcaciones les resulta un peligro, el periodista Erik Wiman encontró un papel doblado ocho veces, envuelto en una bolsa impermeable, como resignada al posible naufragio. Era noviembre y él buscaba barcos de refugiados para contar sus historias y, sin esperarlo, dio con una de ellas en la cara interna de ese papel, escrito en árabe y plagado de misterio. Noche a noche llegan allí barcos repletos de hombres y mujeres que vienen del otro lado, que huyen de la guerra y atraviesan kilómetros, cruzando desde Turquía, para intentar una vida mejor. Hasta el momento, la Organización Internacional para las Migraciones calcula que han llegado a costas griegas más de medio millón de personas. Ahí, entonces, apareció el papel con su relato inconcluso y su misterio:
«Mi rosa»
Te lo prometo, te amaré hasta el último minuto de mi vida.
Te prometo que no voy a dejar que nada nos separe, pase lo que pase … «
Así comienza la carta.
El que la escribe se llama a sí mismo Hamody, lo que podría ser un sobrenombre de Mahoma o Ahmad. Él llama a su amada «su Ros». Está escrita en árabe iraquí. “Pensé que podría ser un mensaje de contrabandistas, y que podría encontrar una buena historia, pero cuando lo tradujimos, nos sorprendió leer un hermoso poema escrito por un hombre joven a una mujer joven”, escribió el periodista en Aftonbladet, el diario en el que trabaja. Alguno de todos esos refugiados que arriban a las costas mediterráneas, quizá en el apuro, quizá en la oscuridad, dejó caer ese papel protegido que fue a parar a las manos de Wiman y que se volvió motor de una búsqueda para conocer el nombre del autor, la historia, el final de su recorrido. El periodista hace más de cinco años que cubre las guerras en el Medio Oriente y, además, ahora, la crisis de refugiados que siguió. “A veces te encontrás con historias que no se pueden poner a descansar. Esta carta fue una de esas historias –le cuenta Wiman a Borderperiodismo-. Me tropecé con ella en el suelo, en Samos, y al principio yo no sabía qué hacer, pero luego decidí que al menos podría tratar de encontrar el autor”.
Las cartas de amor interrumpido han aparecido en diferentes lugares a lo largo del tiempo, como testigos de época, como máquinas del tiempo que invitan a fantasear. En Florida, el año pasado, Sheila Polk abrió un libro en una librería y encontró un sobre cerrado. Intentó buscar a quien figuraba en el remitente, pero el Servicio Postal le dijo que no había forma de dar con el emisor y entonces ella abrió el sobre y se encontró con una carta de amor enviada por un sargento llamado Albert Alm a su amada, Helen Rothurmel, en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. La carta decía cosas como: “No te sientes bajo el manzano con nadie más que yo”. Polk pudo saber luego que el sargento había muerto en el 2009 , a los 88 años y nunca había vuelto a formar pareja. En Toledo, por ejemplo, en el 2013, se supo de una carta cargada del condimento del amor prohibido, hallada en la década del setenta pero escrita hace, por lo menos, 300 años, con pluma de ave. Como estaba en una viga, colocada con esmero, entienden los especialistas que había ahí una intención de ocultarla y, por lo tanto, que se había tratado de una pasión que debía silenciarse por alguna razón. En la ciudad española se armó revuelo y consideran la carta como un documento histórico que vale la pena visitar (se la exhibe entre cristales, en la casa de la actual dueña de la casa). No se sabe mucho de los autores. Sólo sus nombres, pero no quedan herederos. Algunos especulan que ella podía ser una religiosa, porque en 1700, cuando ocultaron la carta, funcionaba ahí un convento.
Pero volviendo a nuestra historia de amor actual, a las tensiones del mundo de hoy y sus realidades, hasta el momento, el periodista sueco ha recibido muchísimos correos electrónicos de gente que apoya la búsqueda y algunas pistas que resultaron erróneas ¿Y qué piensa Wiman de los protagonistas de este amor interrumpido? ¿Qué fantasea? Él nos dice: “Me imagino que es un hombre muy joven que extraña a su novia durante cada hora que está despierto”.
La carta misteriosa termina así:
Ella es para mí y yo soy para ella,
Ella me ama y yo la amo,
Ella me adora y yo la adoro,
Vamos, ya es suficiente romance,
Ella es maravillosa cuando ríe,
Cuando me hace sentir celos,
Cuando se arregla el cabello,
Cuando me da un beso,
Para aquella a quien le entrego mi secreto y por quien muero,
Éste es un beso mío,
Del humilde y amoroso Hamody.