Un playboy disputado por las rubias más infartantes de la farándula vernácula que no quiere hablar de su vida privada, esa misma, fotografiada milimétricamente ante cada conquista, en cada ascensor, cena, fiesta, beso, día de sol. Es que hablar es una cosa. Mostrar es otra.
La máxima de Facundo Moyano es ese hedonismo silencioso. Es hacer dietas proteicas, almorzar con amigos en Puerto Madero, viajar a playas paradisíacas o a ciudades en plan de trabajo con aditivos, pero ofuscarse un poquito ante las preguntas sobre cualquier cosa que no sea su trabajo legislativo. Nuevo emblema de una generación de políticos que encuentran amor y exposición marketinera de la mano de sus parejas hiperfamosas -casta neoperonista de los Urtubey, los Insaurralde o los Redrado- Facundo es tal vez el único con cierta fama previa, al menos, heredada. Es que ser el menor de los Moyano es ser el hijo y heredero chic de un capo eterno del sindicalismo más tradicional, en vías de alejarse del camino familiar-gremial marcado, aunque sin dejar del todo ciertos beneficios.
La estética es un fuerte en el universo Moyano. Para su padre y su hermano camionero y combativo Pablo, es peronismo de camperas y pecheras. Para Facundo es facha y pose, y también un peligro culposo. Ir a programas cool de la tele es una cosa, pero gruñirle con onda a un movilero de la tarde se vuelve demasiado frívolo como para intercalarlo con fotos reclamando por la aparición de Santiago Maldonado.
Lo que se ve es lo que se es, en el universo del Moyano esteta. Y lo que se ve es a Facundo en una fiesta de su gremio, el Sutpa, con arrumacos para la amigadiva Susana Giménez y de allí un raid de llantos de mujeres codiciadas. Nicole Neumann llora porque su ex marido futbolista le cuestionó la escapada a Madrid que compartió sin compartir con Moyano junior. Eva Bargiela, la azafata de Guido Kazcka, en cambio, llora por la irrupción de Nicole.
Más dramático en su rush de affaires expuestos es la repentina muerte de la influencer española Celia Fuentes, que reclamó a distancia el amor del heredero sindical, entre el paso de una blonda y otra. La tragedia puso solemne a Facundo, que la despidió con respeto, ante la avidez de la televisión vespertina. Y recibió el apoyo digital de Susana.
Muchas gracias @Su_Gimenez https://t.co/NsUJe0hC1O
— Facundo Moyano (@Facundo_Moyano) September 20, 2017
El llanto de la azafata televisiva en pleno melodrama -años antes había salido con otra bella joven de reales aviones tomar- mantuvo su utilidad para aclarar esos puntos en los que la política y el jetset mezclados parecen mancharse. Compungida por la ruptura, Bargiela no dejó de perjurar que su último viaje de ensueños no había aterrizado en las costas fiesteras de Ibiza. https://www.youtube.com/watch?v=inT_pNeAdYU La aclaración vino a subsanar la ausencia poco oportuna del diputado a la votación por la exclusión de su colega Julio De Vido de la Cámara Baja, iniciativa fallida que su bloque y jefe político apoyaban, en tiempos de reclamos de transparencia. Otro viaje, con la supermodelo Neumann, lo llevó de nuevo a la primera plana, en un juego de falsas escondidas. Cenas a los besos de intimidad robada -había pedido no ser fotografiados juntos antes, en el palco de River- y ágapes protocolares en la embajada en España, junto al anfitrión, el amigo peronista Ramón Puerta, de rápida reacción para repartir fotos y generar el culebrón deseado. El placer por viajar no es nuevo para Moyano. Pero el ahora diputado aprendió a no ser tan vistoso. La ostentación de otros tiempos, junto a Sofía, su novia azafata real, lo llevó a tapas de revistas y allí Moyano comenzó a editar de manera más profesional sus redes sociales públicas. Ya no se encuentran las fotos con su amigo el Kun Agüero en Londres, junto a un despampanante Rolls Royce del futbolista, ni nada por el estilo. Podría enseñarle del tema al hijastro de su padre, Juan Manuel Noriega Zulet, que se vio en páginas entre lujos de cuatro ruedas. Pero los viajes, ahora que Moyano es funcionario público, generan preguntas. Y allí es cuando el foco entre lo público y lo privado pasa de lo glamoroso a lo cuestionable.
La única verdad es la realidad. Que la cuenten como quieran. ✌🏿 — Facundo Moyano (@Facundo_Moyano) September 18, 2017
Porque la duda clave de la escapada conperosin Nicole no es el romance ni tampoco cómo y por qué ella, adinerada por años de trabajo y libre para lo que quiera, hayan sido o no de la partida, aún más si fue en distintos vuelos y hoteles. Es más bien cómo y por qué fue Moyano. Porque según él mismo dijo y repitió, el viaje fue de trabajo y se lo pagó el sindicato de trabajadores del peaje, el SUTPA.
Ahora reunido con el director general de Concesiones Viales y representante en Latinoamérica de la empresa OHL. pic.twitter.com/3Vx3Dn18SZ
— Facundo Moyano (@Facundo_Moyano) September 15, 2017
El detalle es que, en pos de distanciarse de su legado familiar y de ponerse en sintonía con los renunciamientos a fueros de su partido, el massismo, Facundo Moyano abdicó de la secretaría general del gremio que presidía hace 11 años, desde su fundación en 2016. Ese gesto de autolimitación inusual en el poco democrático sindicalismo local, se llevó a cabo este año y Moyano dejó de percibir sueldo alguno en junio, aunque no desglosaba el ingreso en sus declaraciones juradas. Lo loable no quita lo ético: ¿por qué entonces el sindicato debería pagarle el viaje a su ex líder? Eso consultó #BORDER con sus voceros.
Vocero: Sigue vinculado al sindicato. No solo por los años, sino porque es parte de la formación. Fue a casi todas las reuniones de la CGT porque lo designa el sindicato y tiene lógica. Imaginate que es una referencia ahí dentro, en su corta historia.
#BORDER: ¿Pero tiene un cargo? ¿Cobra o renunció?
Vocero: No. Al sueldo del sindicato renunció en su momento cuando dejó de ser secretario general. Pero la vinculación está. Hace diez días, los pibes hicieron una cena y él estaba ahí y habló porque se lo pedían. Es un sindicato chico y nos conocemos mucho.
#BORDER: Es raro igual que si se fue le sigan pagando los viajes, ¿no?
Vocero: No tiene nada de raro porque fue a laburar. 90 euros salía el hotel. El sindicato, todos los años manda a más de 60 compañeros al Caribe, que son los que ganan los torneos deportivos. Lo que pasa es que dicen cualquier cosa. ¡Hasta que se operó la nariz!
#BORDER: Supongo que desmentís eso…
Vocero: ¡Claro! Es un delirio. Lo del viaje a España tiene sus razones. Por un lado, el tema del free flow que el Ministerio de (Desarrollo Urbano y) Transporte (de la Ciudad) hizo público. Y por otro, hay empresas de allá que son concesionarias viales.
#BORDER: Entiendo que su renuncia al gremio fue un gesto congruente con su postura de diputado, pero si sigue teniendo los beneficios…
Vocero: ¿Qué beneficios? ¿Que le paguen los viáticos? ¡Pero si fue a trabajar! No cobra del sindicato, pero cumple funciones. Si te mandan a cubrir lo de Santiago Maldonado a Chubut, ¿es raro que te paguen los viáticos?
#BORDER: No, pero me pagan por ese trabajo y no los cobraría de mi trabajo anterior, al que renuncié.
Vocero: En el peor de los casos, quienes pueden reclamarle son los afiliados. No entiendo por qué tanto quilombo, honestamente. Cumple funciones en el sindicato y no hace falta ser secretario general para eso. ¿Pensás que si hay quilombos no se va a meter?
#BORDER: Tal vez lo es porque parece que usase un sindicato como una propiedad y se malentiende cuando le pagan los viajes…
Vocero: Jajaja… Pero no es así. Había cuestiones puntuales para tratar allá y por eso fue. No es tan jodido. No tiene caballos de polo ni colecciona arte. Vos viste su declaración jurada.
En efecto, la vimos. Y es cierto. Facundo Moyano no tiene caballos ni cuadros. Ni ningún otra cosa. Absolutamente nada.
En su última declaración jurada informa 3.044.488 pesos con 3 centavos, lo que es tres veces más que lo explicitado para fines de 2012, antes de asumir como diputado. Pero lo curioso es que no declara -ni nunca lo hizo- ningún bien registrable. Ni casa. Ni auto. Ni barco. Nada. Apenas declara los bienes de hogar que la AFIP obliga a estimar y un ítem simpático de “Bienes de recreación”, por poco más de 50 mil pesos. Cuando #BORDER consultó por su significado, sus voceros lo atribuyeron a otro cálculo contable “que incluye televisores, audio, etc.”.
Pero lo más increíble es que la fortuna de Facundo Moyano es totalmente líquida, en el más literal de los sentidos: el diputado declara 1,58 millones de pesos en efectivo y 51.500 dólares. Apenas agrega 370 mil pesos en dos cajas de ahorro y retenciones impostivas por otros 100 mil. Para pasar en limpio: el patrimonio de Moyano es 78,6 por ciento en efectivo. Cash. ¿Los guardará en el colchón? Su vocero explica que se debe a que “quiso comprar una casa y lo sigue teniendo en mente”. Pocas maneras más antieconómicas de ahorro.
Y ahí es cuando el peso de ser “el hijo de” empaña todo. Porque por más esfuerzo democratizante que Moyano junior intente, el sindicalismo vernáculo, además de eterno, se caracteriza por ser opaco. No hay tarea más dificultosa que informar sobre el patrimonio de un pope sindical. Bien sirve de ejemplo el sainete por la herencia del fallecido “Momo” Venegas, el gremialista oficialista de la UATRE. Los bienes del clan Moyano no escapan a esa regla de cifras incalculables.
A su padre Hugo, ex líder de la CGT y Camioneros le adjudican una mansión en Parque Leloir a la que le anexó una manzana y una serie de empresas vinculadas al gremio, manejadas por su actual esposa, Liliana Zulet, o por su hijastra, Valeria Salerno.
Justamente, antes de dedicarse a la política, entre 2005 y 2011 Facundo Moyano trabajó o estuvo contratado por una de ellas: Aconra Construcciones SA. En paralelo, trabajaba en los peajes, contratado por la firma Coviares SA, que explotaba la autopista Buenos Aires-La Plata. En 2012 ese contrato de concesión fue rescindido y se creó en su lugar la estatal AUBASA, que absorbió a los empleados, entre ellos Moyano, quien pidió una licencia “con reserva de cargo” pero sin goce de sueldo que sostiene hasta hoy, por las dudas. Facundo Moyano también es presidente honorífico de la Fundación Estrategia Argentina para el Desarrollo, un think tank político que creó hace unos años. El diputado declara gastos mensuales por 47.495 pesos e ingresos por 90.772 al mes.
A pesar del poderío de su padre, Facundo, en el fondo, siempre fue un nene de mamá. Es que Elvira de los Ángeles Cortés, una laburante de la Obra Social de Camioneros y una brava militante de Guardia de Hierro lo crió a él y a su hermano mayor, Hugo, prácticamente sola en Mar del Plata, mientras Moyano padre vivía en Buenos Aires con otra familia. Y hasta donde pudimos saber Facundo vivió en un departamento a nombre de su madre en San Telmo, a pesar de que ahora frecuenta Puerto Madero con amigos igual de hedonistas que él. Su domicilio fiscal, sin embargo, es la sede del SUTPA, en Boedo. Moyano se sacó el gusto culposo y abrió un hotel boutique de su ¿ex? gremio en su ciudad balnearia, donde ya no veranea. Y eso, también se ve.