No todo es deporte en los Juegos Olímpicos. Además de batir récords y ganar competencias, estas atletas representan verdaderas historias de perseverancia, lucha y superación.
El caso de la judoca argentina Paula Pareto, de 30 años, tal vez sea uno de los más representativos. La Peke hizo historia en Río con su flamante medalla de oro en la categoría de hasta 48 kilogramos y se convirtió en la primera campeona olímpica argentina.
En 2008 ya había ganado en Beijing la medalla de bronce en la misma categoría, lo que la vuelve, también, en la primera argentina en obtener dos distinciones en un deporte individual.
Pero su mayor logro es otro: demostró que con esfuerzo es posible hacer una carrera universitaria compatible con entrenamientos arduos. Después de nueve años de alternar libros con torneos de judo, se recibió de médica en la Universidad de Buenos Aires y cuenta que planea ejercer su profesión cuando vuelva de Río.
Emilse “Mimi” Sosa es otra de las mujeres que llegó a los Juegos Olímpicos rompiendo esquemas. La subcapitana de la selección argentina de vóleibol y jugadora del paulista Esporte Clube Pinheiros, de ascendencia quechua, creció en una comunidad wichí sin luz ni agua potable y lleva orgullosa un tatuaje que hace alusión a sus orígenes.
Sosa fue más que una promesa para su equipo: brilló el viernes ante Camerún, en el primer triunfo del vóley femenino nacional en un JJOO. A pesar de la eliminación, Las Panteras marcaron un camino y Mimí aportó su historia.
Pero son muchas más las mujeres que, como Pareto y Mimi Sosa, dejan algo más que un resultado memorable en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016:
- Yusra Mardini, 18 años
Su historia es hasta cinematográfica. Esta joven refugiada huyó el año pasado de Siria en una precaria embarcación y sobrevivió a un naufragio. Nadó junto a su hermana durante más de tres horas y logró salvar a otros veinte refugiados que iban en un bote a punto colapsar.
«Tenía una mano agarrada a una cuerda de la embarcación mientras movía las piernas, fueron tres horas y media metida en el agua», recuerda. Hoy, vaya paradoja: Río la encuentra compitiendo en natación. Ternunó 41° en 100 metros mariposa y 45° en 100 metros libres. Competir fue toda una hazaña.
- Oksana Chusovitina, 41 años
Esta gimnasta de Uzbekistán ha hecho historia en estos Juegos Olímpicos, al convertirse en la gimnasta más longeva de todos los tiempos. Chusovitina ya es toda una leyenda: esta es su séptima participación en la competencia internacional más importante del deporte a nivel mundial.
Otro dato curioso es que es una de las dos gimnastas que a lo largo de su carrera representó a varios equipos nacionales diferentes: compitió bajo las banderas de la Unión Soviética, Equipo Unificado, Alemania -donde se trasladó para cubrir un tratamiento contra el cáncer para su hijo- y Uzbekistán, su país natal. Chusovitina compitió en viga, donde quedó 50°, pero sorprendió a su edad con un 7° puesto y diploma olímpico en salto.
- Jillion Potter, 30 años
La capitana de la selección estadounidense de Rugby de Estados Unidos debió superar dos grandes adversidades para cumplir el sueño de llegar a los Juegos Olímpicos de Río 2016: primero sufrió una fractura en el cuello y luego atravesó un agresivo tratamiento de quimioterapia el año pasado.
En 2010, Potter perdió la posibilidad de llegar al Mundial cuando un accidente en la cancha le destrozó el cuello. Aunque el pronóstico era muy desalentador, se resistió a la idea de no poder jugar más al rugby. Gracias a su fuerza de voluntad durante los meses de rehabilitación, pudo regresar al juego un año después. Cuando pensó que todo había pasado, en 2014 le descubrieron un cáncer en la boca y se prestó a un agresivo tratamiento con el sólo fin de llegar bien a Río. Finalmente lo logró y hoy está en el podio de las mujeres olímpicas más valientes de la competencia. Con su selección quedaron quintas.
- Allison Schmitt, 26 años
La nadadora estadounidense, que en 2012 obtuvo cinco medallas por su desempeño en natación, confesó que para llegar a estos Juegos Olímpicos tuvo que luchar varios meses contra una fuerte depresión. Según comentó la atleta, cuando despertaba cada mañana solamente pensaba en volver a la cama.
Además, contó que fue su amigo, el campeón olímpico Michael Phelps, quien notó su estado y le sugirió que viera a un psicólogo para poder salir adelante. La joven siguió el consejo y esta semana se la pudo ver con una medalla de plata por los relevos de 4×100 metros libres y una de oro en el podio por el estilo 4×200 libres, junto a Katie Ledecky, el Leah Smith y Madeline Dirado.
- Simone Manuel, 20 años
Su rendimiento es histórico: se trata de la primera mujer negra en conseguir el oro en una competencia de natación individual durante unos Juegos Olímpicos. Se coronó campeona en los 100 metros estilo libre junto a la canadiense Penny Oleksiak
¿Por qué es tan importante su triunfo? Los afroestadounidenses han sido expulsados de las piletas públicas en Estados Unidos durante varias generaciones. Es un verdadero punto de inflexión. Manuel celebró el tiempo y contó que espera poder ver más diversidad en su disciplina. Su triunfo fue una cachetada a una cruda realidad estadounidense, donde se vive un recrudecimiento de la violencia institucional y policial contra la comunidad afroamericana.
- Rafaela Silva, 24 años
Pasó de vivir en la favela Ciudad de Dios a convertirse en una campeona olímpica. La judoca brasileña obtuvo en Río la medalla de oro por su rendimiento. «Si tienes un sueño, tienes que creer», dijo minutos antes de dedicarle la victoria «al pueblo brasileño, a la familia y amigos».
Silva sufrió discriminación en numerosas oportunidades, debió enfrentar el ciberacoso y recibió desafortunados comentarios racistas. En 2012, cuando fue descalificada de las Olimpíadas de Londres por un movimiento ilegal, llegó a ser calificada de ‘mono’ en las redes sociales. Una historia de superación que lleva orgullosa: «Ese mono que se suponía debía estar en una jaula en Londres ha salido de allí y ahora es una campeona olímpica aquí, en Río de Janeiro».