A través de un artículo publicado en El Cohete a la Luna, se han revelado detalles clave que entregan nuevos elementos sobre las circunstancias que rodean a la denuncia de Yáñez y el tratamiento estético que recibió días antes de que se tomara la famosa foto de su hematoma.
«Testigo A»
La publicación también da espacio a la testigo, cuya identidad ha sido reservada pero que ha trabajado durante más de una década con Fernández, tanto en su residencia de Puerto Madero como en la Quinta Presidencial de Olivos.
Identificada como Teresa, ha brindado un testimonio perturbador, que atribuye los golpes no a la violencia de Fernández, sino a las caídas sufridas por Yáñez debido a su consumo excesivo de alcohol. Teresa describió situaciones donde la ex primera dama se encontraba «tirada en el piso» después de noches de excesos, además de relatar cómo ocultaba el alcohol en la residencia para que Fernández no se enterara.
«Le salían los golpes luego de las caídas que sufría por la ingesta de alcohol», declaró Teresa.
Testimonio Vital
Según Verbitsky, Yáñez sostiene que los moretones visibles en su rostro fueron causados por repetidas agresiones físicas por parte de Fernández. Sin embargo, el ex presidente ha defendido consistentemente la versión de que esos hematomas fueron el resultado de un tratamiento estético con plasma rico en plaquetas, realizado por la cosmetóloga María Florencia Aguirre.
Testigo G
El artículo también recoge el testimonio de la niñera de Francisco Fernández Yáñez, identificado como Testigo G, quien corroboró la versión del ex presidente, afirmando que los moretones en el rostro de Yáñez aparecieron tras someterse al tratamiento estético de PRP.
Fernández, por su parte, ha presentado ante el tribunal veinte fichas médicas que documentan el tratamiento psiquiátrico que Yáñez siguió en 2016, mucho antes de iniciar su relación con él. Estas fichas, provenientes del Instituto de Neurología Cognitiva, fundado por el neurólogo Facundo Manes, contienen diagnósticos de trastorno de personalidad, bipolaridad y adicción al alcohol.
«Su inestabilidad emocional y su alcoholismo son consecuencia del maltrato recibido y de la pérdida de un embarazo», ha contrarrestado Yáñez, subrayando que la raíz de su sufrimiento se encuentra en su relación con Fernández.