Maldito Suicidio

Por: #BorderPeriodismo

Antes de que lo encontraran ahorcado, su vida parecía perfecta: amor, dinero, hijos, una hermosa casa y viajes por el mundo. Fabián Rodríguez tenía 47 años y una exitosa carrera como productor de teatro. En 2012 se había casado con Nazarena Vélez y criaban juntos a su hijo Thiago, de sólo tres años. Era, también, padre de dos hijos de un matrimonio anterior y estaba al frente de Jaz Producciones, la empresa que fundó con Nazarena. Nadie imaginó que el hombre planeaba matarse.

La semana pasada, una tragedia similar ocurrió con la pareja de Mick Jagger, la diseñadora y ex modelo L’Wren Scott. La mujer de 49 años apareció ahorcada en su casa de Manhattan y dejó a todo el mundo perplejo. “Lucho por tratar de entender”, dijo Jagger. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, el suicidio está dentro de las 20 causas de muerte más frecuentes: un millón de personas se suicidan por año en el mundo, una muerte cada 40 segundos. En nuestro país, es la segunda causa de muerte traumática ¿Qué lleva a una persona a terminar con su vida?  ¿Existe un tipo de personalidad propensa al suicidio? ¿Se puede prevenir de algún modo?

Para la mayoría de las religiones, el suicidio es un pecado que merece castigo: los judíos no entierran a los suicidas junto a los demás muertos y los cristianos aseguran que su alma irá al infierno. Dicen que el cuerpo pertenece a Dios y que la vida es sagrada, por eso matarse está prohibido. El filósofo y teólogo San Agustín lo resumió con esta frase: “el que se mata es un homicida”. Pero no todos opinan lo mismo, según el sociólogo  Émile Durkheim, autor de El suicidio, los suicidios son fenómenos individuales que responden a causas sociales: las personas que se matan son víctimas de una sociedad enferma. Otros, entienden el suicidio como una forma de libertad y de soberanía sobre el cuerpo. “No hay nada en el mundo más indiscutible que el derecho del hombre a disponer de su propia vida y persona”, dijo Arthur Schopenhauer.

En general, los suicidios no se deben a un único factor. En el 90% de los casos, esconden un trastorno patológico: depresión, problemas con las drogas o el alcohol, trastornos bipolares, esquizofrenia. Más allá del mal momento que esté pasando, no cualquiera se mata ni tampoco lo hace inesperadamente. Según un informe de la OMS, “un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones”. Esto no significa que la persona propensa esté todo el día en la cama lamentándose. Patricio Furman, psicólogo perteneciente a APA, dice: “La depresión no necesariamente implica estar inactivo. Muchas personas para tapar la depresión se llenan de actividades o tienen una gran ansiedad. Alguien está deprimido cuando siente que no hay futuro y que el estado actual no sólo es negativo sino que además es eterno. En esos casos hay que pedir ayuda”.

“Toda amenaza de suicidio hay que tomarla con seriedad, en general son avisos que no hay que menospreciar”, señala la psicoanalista Patricia Otero. “La persona que decide suicidarse lo hace porque ve en la muerte la única opción de alivio frente al sufrimiento y las situaciones de su vida que no puede manejar y que le provocan un estado de fuerte crisis. Piensa la muerte como una salida, una vía de escape, e incluso, un bien para aquellos que lo rodean”.

Aunque no se siempre se puede evitar, la prevención del suicidio es clave para disminuir la cantidad de casos. En nuestro país, la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones impulsa, desde el 2010, una acción para la prevención de este flagelo. Se busca concientizar a la población acerca de que el suicidio constituye un problema de salud. «Quienes tienen intenciones suicidas padecen un cercenamiento de su horizonte existencial. No logran vislumbrar un proyecto individual o comunitario de vida», dice María Massa, directora nacional de Salud Mental y Adicciones. «Las acciones preventivas que impulsamos se basan, principalmente, en acompañar a estas personas a encontrar un sentido, un propósito a través del cual la vida merezca ser vivida».  Desde la OMS recomiendan realizar un seguimiento de los pacientes que ya tuvieron intentos de suicidio, brindar contención a través de profesionales y reducir el acceso a los medios para suicidarse, como medicamentos, armas y pesticidas mortales. “Cuando un ser querido se suicida el duelo es más difícil”, dice Otero. “Es normal que la primera reacción sea de enojo e incomprensión. Por más preguntas que nos hagamos, es muy difícil llegar a una respuesta tranquilizadora. Hay que atravesar el dolor y comprender que la forma de asociar la información de un suicida es diferente a la de alguien que no lo es. En esta instancia, llenarnos de culpa no sirve de nada”.

Más información:

http://www.who.int/topics/suicide/es/

http://www.casbuenosaires.org.ar/

http://www.msal.gov.ar/index.php/component/content/article/48/215-suicidio

http://www.fepra.org.ar/docs/salud_mental/suicidio.pdf

http://www.app.org.ar/wp-content/uploads/2010/10/Informe-Estad%C3%ADstico-sobre-la-Evoluci%C3%B3n-de-los-Suicidios-en-Argentina1-2.pdf

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