No está prohibida pero no hay ley que la regule. En ese vacío legal, quienes quieren ser padres por esa vía navegan entre las clínicas y la justicia, en busca de cumplir ese deseo. Quienes no pueden afrontar un tratamiento en el exterior, lo hacen acá, en el ámbito privado. Su concreción responde al criterio de los jueces y a las posibilidades del bolsillo, porque las obras sociales se niegan a cubrir este tipo de tratamientos y el Código Civil la dejó fuera de sus artículos.

Maica, Juan y la amiga portadora

Maica Moraes y Juan De Gregorio son padres de Bianca. Recorrieron un largo camino para que eso suceda. En el medio, se consagraron como el primer caso de subrogación de vientre del país. Juan escribió un libro para contarlo: «La Fuerza de un Deseo: Primera Subrogación Legal en Argentina». Una amiga de ellos fue la portadora: «Sé que querés ser mamá; te ofrezco mi panza», le dijo a Maica. Al igual que todos los que pasan por esa situación, sólo pueden brindar palabras de gratitud ante eso que describen como un acto amor. Es que en Argentina no hay ley que la contemple y en las pocas clínicas que lo hacen son los interesados los que deben encontrar alguna conocida dispuesta a prestarse para la gestación. Maica y Juan hicieron el tratamiento en Halitus, un instituto especializado en medicina reproductiva-

¿En qué consiste la subrogación de vientre, gestación por sustitución o maternidad subrogada? A través de fertilización in vitro se une un óvulo con una muestra de semen, y ese embrión se transfiere a otro vientre. Sería una manifestación de voluntades: una mujer llevará un embarazo para otra pareja o para otra persona. En un contexto en el que las nuevas formas de filiación se configuran, es una opción más, aunque haya sido corrida del mapa de la ley.

En Argentina, la práctica no está prohibida pero tampoco está regulada. El anteproyecto de reforma del Código Civil la incluía pero finalmente no quedó en el texto definitivo. Hoy por hoy se hace en un territorio gris, en ese universo laxo llamado vacío legal. Es difícil saber cuántos casos se han presentado ante la justicia desde entonces. Los proyectos de ley presentados puntualizan unos catorce.  La abogada especialista en el tema, Guillermina Pieroni, informa que muchos de los amparos son reservados y no están en listados oficiales. Se sabe, sí, que hay dos tipos de caminos judiciales: están quienes van a la Justicia antes de realizar el tratamiento, para pedir autorización y ya que en esa sentencia quede determinada la filiación del niño si nace; y están quienes realizan el tratamiento y luego de nacido el niño van a la Justicia para realizar la impugnación de maternidad y solicitar una nueva acta de nacimiento. En el equipo de Marisa Herrera, especialistas en el tema, no aconsejan ir por esta segunda vía.

En Halitus sí han tomado el segundo camino y han obtenido resultados: “El tema es hacerlo bien para evitar problemas –dice Sergio Pasqualini, médico especialista en fertilidad y director de ese Instituto Médico-. Nosotros tenemos un acuerdo preparado con una abogada especialista, y que se firma ante escribano. También trabajamos con una psicóloga que evalúa a quienes intervienen en el tratamiento”.

Las consultas aumentan en especial cuando figuras públicas anuncian que fueron o serán padres a partir de esta posibilidad: Florencia de la V, Marley, Ricky Martin, Luciana Salazar. Cada vez que algo así ocurre, las consultas se disparan. Para parejas de hombres o para mujeres que por algún motivo no pueden gestar, la subrogación de vientre es una solución.

“Tío, te trajimos a Juampi”

Fue el primer caso en el que dos hombres tuvieron un hijo gracias a la ovodonación y a una madre sustituta. Leo, uno de los padres, habla en una charla en Halitus y dice miles de veces la palabra “Gracias”. Entonces, cuenta: que cuando lo decidieron hacía años que estaban juntos con Nacho y unos cuatro que convivían, que estuvieron casi dos años, con intentos fallidos, hasta que nació Juan Pablo, gracias a que Cinthia, una amiga que vivía en el interior, se ofreció a llevar a su hijo en la panza. Los dos donaron sus espermatozoides, pero eligieron no saber cuál funcionó. “Hay que tratar bien a la portadora. Hay que ser generoso. Hay que entender y acompañar. Pone el cuerpo, tiempo de su vida, para darnos lo que para nosotros va a ser lo más importante de la nuestra”, dice Leo, frente al público.

A veces la cosa es más complicada para los adultos que para los niños, porque, por ejemplo, cuando llegó al hora de dar a luz al bebé, Cinthia vino a Buenos Aires con sus tres hijas y su marido y fue la nena menor la que le dijo a Leo: “tío, te trajimos a Juampi”.  Era así de simple para ella.

Pasqualini dice que hay que ver cada caso; si se necesita donación de gametas o no, por ejemplo. El primer caso lo llevaron en 2013. Es el de Maica. También asistieron a Nacho y a Leo. No da cifras, pero dice que hacer el tratamiento acá es mucho más barato que en EE.UU, (donde puede costar de cien mil a ciento cuarenta mil dólares) o en Ucrania (donde puede costar cincuenta mil, aunque se restringe sólo a parejas heterosexuales). Canadá es otro de los destinos en el exterior. Antes lo eran también países como México o India, pero luego eso se restringió o se prohibió.

Haciendo camino

Isabel Rolando fue directora de Concebir, la organización formada para defender los derechos reproductivos, y dice: “La gestación por sustitución no entró en la cobertura ni en la regulación. A raíz del nuevo Código Civil, que habla de voluntad procreacional, es decir, la voluntad de tener un hijo, se habla de registro de gametos y derechos a la identidad de los chicos nacidos en ese marco. Para que se cumpla todo eso, se necesita una regulación de la ley”. Rolando cuenta que existe una Comisión Asesora de Técnicas de Reproducción Humana Asistida (CATRHA) para pensar y ayudar a encaminar esta situación. Dice que hay tres proyectos que apuntan a reparar esto. Un proyecto para regular las técnicas sería la cuarta pata de la mesa. Está la ley, está la regulación, y está el Código Civil. “Hay cobertura pero no hay regulación de filiación, voluntad procreacional, el registro de donantes y derecho a la identidad”, señala.

A la par, el año pasado de la mano de la diputada Analía Rach Quiroga se presentó un proyecto de ley de Gestación por Sustitución trabajado por CATRHA. Hay otros dos más presentados. “Como se está haciendo en Argentina, queremos regularlo porque hay muchos actores en este proyecto -agrega Rolando-. El que requiere el vientre, la gestante y el derecho del niño. Estos son algunos de los puntos. Esto no está cubierto, se necesita una ley que legitime lo que está prohibido y lo que no; lo que se puede hacer. Se hace, pero solamente lo hace gente que tiene plata,  y es necesario que el cuidado esté presente, que no sea lucrativo, que no se recluten mujeres pobres, que reconozcan a las gestantes por algún vínculo, sólo una compensación en base a las partes y que la pareja tiene que tener la obligación de gastos pero compensación, no pagarle como se hace en EE.UU.”.

En estas semanas, Estela Chardón presenta el libro: Mamá por donación Una guía sobre tratamientos de reproducción con donación de óvulos y/o semen, reúne algunos casos, pero busca, en especial, dar una brújula bien clara de todo lo que atraviesa una persona cuando entra en el largo camino de la TRAH.

Allí pone el énfasis en la necesidad de un registro de donantes y de hablar del derecho a la identidad de los niños. Temas que funcionan también para la subrogación. El Ministerio de Salud está haciendo a través de resoluciones una serie de ajustes por autoridad aplicación. Se hace desde el programa de Reproducción, a cargo de Nicolás Neuspiller. Rolando anuncia que en breve saldrá el registro de donantes y que en CATRHA se encuentran además guías de buenas prácticas. “El Estado debe hacerse cargo. Es necesaria una ley. En Argentina ya se está haciendo la subrogación, no podemos meter la cabeza como el avestruz, hay que regular”, dice.

Queda mucho camino por delante. En el caso de Bariloche, por ejemplo, Paola Ceballos y Víctor Hugo Leiva le pidieron a Alejandra, la cuñada de ella, que gestara a su bebé, en 2015. Fue el primer caso de subrogación entre familiares. Cuando Paola se tomó los tres meses de licencia por maternidad, ANSES no reconoció su situación. Hace unas semanas, en Viedma, una jueza autorizó a que una amiga gestara el hijo de una pareja de dos hombres con óvulos donados. Ese caso sienta un precedente. Mientras sale una ley que ponga orden y contenga, la subrogación de útero hace camino al andar.