Durante una entrevista con el diario español El País, el diputado nacional Máximo Kirchner habló sobre su familia y sus intimidades, sobre la enfermedad que padece su hermana Florencia, a la vez que reflexionó sobre los años de sus padres en el poder.
“Ver cómo tus padres gobernaron el país y ver los que siguieron te da mucha tranquilidad. Fueron lo mejor de 1983 a la fecha, desde lo conceptual y lo material para un pueblo. Pensando hacia adelante, lo mejor que puede pasar es que más gente se meta en política”, reflexionó.
Luego, al hablar sobre la relación con su padre, Néstor Kirchner, manifestó: “Extraño lo bueno. No extraño lo malo. Listo, caso cerrado. Las vacaciones, Racing, su equipo de fútbol. Fui muy feliz”. Y agregó: “Nunca me faltó nada de chico. Cuando Néstor asumió como intendente tenía propiedades en alquiler. No somos personas de una vida ostentosa. En mi caso, vivo muy simple”.
Luego, al hablar de su madre, a quién también definió como la “única y principal conductora del peronismo”, se refirió a las causas judiciales que tiene en su contra y explicó: “El problema que tiene Cristina es que es mina, es mujer. Se las cobraron todas. En cinco años la condenaron. Macri hace 20 años que tiene la causa del Correo. ¿Hablan de impunidad? Les cuesta reconocer la capacidad de una mujer”.
“Si se enoja, es bruja y no una mujer de carácter. Le dicen la señora, ¿le dicen señor a algún dirigente? Todos los que vinieron después de ella son grandes críticos de ella: Macri, Alberto y Milei. ¿Cuándo se sientan ahí? Papá, no pasa nada. La Argentina no hubiese vivido los años que vivió si ella no se hubiese parado de esa manera. Incluso con la muerte de Néstor, que no es un elemento menor, o atravesar la enfermedad de su hija”, continuó.
¿Qué dijo Máximo sobre la enfermedad de su hermana Florencia?
Florencia Kirchner tuvo que irse a Cuba por más de un año para someterse a un tratamiento médico ambulatorio por un estrés postraumático y un linfedema en las piernas.
Si bien Máximo nunca habló del tema, en esta entrevista con El País reflexionó: “A mí me costó mucho entender la enfermedad, tal vez por mi exceso de racionalidad. Aún hoy hago un esfuerzo por comprenderla. La presión y odio que descargaron sobre ella fue un elemento de extorsión. Eso no se hace, no se le hace a nadie. Me hubiese gustado ayudarla más. La muerte de mi viejo la rompe”.