Esta mañana, en las habituales conferencias de prensa, el vocero Manuel Adorni anunció que Javier Milei dejará de volar en aviones de línea por recomendaciones que partieron de la mano de Patricia Bullrich. La medida está directamente relacionada con cuestiones de seguridad y la escalada del conflicto en Medio Oriente, tras el ataque de Irán contra Israel.
Quienes deben cuidar de la integridad presidencial consideraron que no están dadas las condiciones para que siga trasladándose en vuelos comerciales, como lo hizo en los primeros meses de gestión para reducir costos.
“El Ministerio de Seguridad nos advirtió sobre ciertos riesgos de que el Presidente siga volando en vuelos de línea o comerciales comunes. El Presidente no puede viajar más en vuelos comerciales y el Ministerio de Seguridad les ha elevado un informe reservado a todas las partes involucradas del porqué de esta sugerencia”, introdujo en su conferencia el vocero.
Además, adelantó que ahora se verá cómo se implementa esta recomendación para que estén dadas “todas las condiciones que amerita la investidura” de Milei, que en lo que va de su gestión hizo más visitas internacionales que a las provincias.
Por estas horas, el Ejecutivo y la Casa Militar deberán definir rápidamente el nuevo esquema de seguridad para los viajes de Javier Milei, que ya tiene visitas confirmadas a Europa.
El Presidente participará el 18 y 19 de mayo en un acto de Vox y un mes después volverá a viajar a Europa para asistir a la cumbre del G7 en Italia, a la que fue invitado por la primera ministra Giorgia Meloni, y también visitará otra vez España, para recibir el premio del Instituto Juan de Mariana, por ser considerado un referente del liberalismo.
Estas decisiones de último momento van en contra de lo que desde los primeros días enfatizaron desde el Gobierno nacional, cuando hicieron eje en la austeridad y, en medio de la reducción de gastos, definieron que los vuelos del mandatario y de sus ministros se harían sin apelar a un avión oficial.
Tiempo atrás incluso analizaban la posibilidad de desprenderse de parte de la flota presidencial y en la mira estaba el ARG-01, el avión que compró en la última parte de su gestión el expresidente Alberto Fernández.
