La muerte de Néstor Femenía sacó a la luz los graves problemas estructurales que aún golpean a cientos de miles de personas en la Argentina, en un mundo en el que cada día mueren 12.500 chicos por desnutrición. Néstor tenía siete años y pesaba apenas 20 kilogramos. Estuvo internado en un hospital público peleando contra su bajo peso y una tuberculosis a la que no pudo vencer y finalmente se convirtió en mortal.
Aunque, como expresa un documento del Centro de Estudios e Investigación Social «Nelson Mandela», “…el niño Qom, como muchos de los pibes de nuestro país, nació muerto”. La injusta sociedad en la que le tocó nacer a este pibe qom determinó su muerte mucho antes de su nacimiento, en un planeta en el que producen alimentos para 12.000 millones de personas, mientras los habitantes superan escasamente los 7 mil millones. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada 4 segundos muere un ser humano de hambre. Todos los días 25.000 personas dejan este mundo debido a este crimen. De ellos, más del 50% son niños.
El Chaco es una de las provincias argentinas con mayor producción de alimentos destrás de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba. Pero tiene un grave problema: la pobreza estructural. Néstor vivía en Villa Río Bermejito, a unos 45 kilómetros de la localidad de Pampa del Indio, en cuyo hospital público en octubre de 2013 mataron a un bebé de 7 días por ponerlo en una incubadora improvisada con tubos fluorescentes de luz. También era qom.
Ese bebé murió en el único centro de atención para los 40.000 vecinos de Pampa del Indio más 25.000 aborígenes de 15 parajes de la zona. Una superpoblación de pacientes que quedan en manos de un puñado de médicos sin recursos sanitarios ni tecnológicos.
Sólo en 2007 murieron unas 12 personas por desnutrición en Chaco, según datos oficiales. Y las estimaciones indican que unos 1.000 fallecieron por esa causa en la última década, entre registrados y no registrados. Datos del Plan Materno Infantil chaqueño indican que al menos el 7 por ciento de los bebés menores de un año bajo control médico padecen algún tipo de desnutrición. Un nivel similar al de Formosa, otra provincia con pobreza estructural.
El Centro Mandela asegura que el analfabetismo, la pobreza y el hambre son los agentes causales de una enfermedad que sufre gran parte del pueblo qom; la desnutrición, con sus secuelas irreversibles, la mortalidad infantil, la desesperanza, el descreimiento y la marginalidad son los efectos directos. Esos son los síntomas principales de la tuberculosis, que es la más extendida pandemia de la historia, en la que la violencia social e institucional son sus signos más destacados, dado que avanza en el complejo y repudiable entramado de la injusticia social. El centro chaqueño de Derechos Humanos publicó un durísimo comunicado en el que expresa: «Este fallecimiento nos interpela a todos y pone al descubierto como se gobierna en Chaco y en Argentina. Este fallecimiento responsabiliza a los dos gobiernos».
El doctor Abel Albino del Cooperadora de Nutrición Infantil (CONIN), en una entrevista con Borderperiodismo, aseguró que «es mentira que se cumpla con la Ley de Hambre Cero», que surgió a partir del famoso caso de Barbara Flores, que yo misma puse al aire en el programa Día D de Jorge Lanata en 2002. A partir de la repercusión de esa nota se creó la ley de Hambre Cero que buscaba obligar al Estado Nacional y provincial a dar solución al problema de la desnutrición, pero Albino asegura que no se le hace caso «Yo tengo 65 centros CONIN en todo el país y si no hubiese desnutrición, esos centros desaparecerían. Y cada vez tengo más centros. Combatir el hambre es muy sencillo, se arregla con un sándwich; combatir la desnutrición es una tarea mucho más ardua, porque hay que hacer un abordaje integral de la problemática social que da origen a la extrema pobreza».