En una alarmante manifestación de violencia de género, Nataniel Thierry Schouten, un oficial de la policía bonaerense de 39 años, fue detenido tras asesinar a su exsuegra y agredir gravemente a su expareja en la localidad de General Belgrano. Schouten, quien se encontraba de licencia médica al momento del crimen, sacudió a la comunidad con un acto de violencia que revela serias deficiencias en la protección judicial y policial de las víctimas.
El drama comenzó cuando, en un momento de desesperación, se activó un botón antipánico desde la casa de su expareja, alertando a las autoridades. Los agentes de la Estación de Policía Comunal (EPC) de General Belgrano recibieron el aviso y se dirigieron de inmediato a la vivienda y al llegar, encontraron a Schouten golpeando a su expareja con un palo. Seguidamente, al ser interrogado, el oficial no tardó en confesar el asesinato de su exsuegra, quien fue hallada sin vida en su casa, ubicada a poco más de dos kilómetros del lugar del ataque a su hija.
El caso fue asignado a la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 10 de Chascomús, bajo la dirección del fiscal Jonathan Robert, del Departamento Judicial de Dolores. La causa fue caratulada como «homicidio calificado y lesiones». En cuanto a la sobreviviente de los ataques, su expareja, fue trasladada al hospital para recibir atención médica y es asistida por un equipo interdisciplinario de la Comisaría de la Mujer y la Familia local.
Este dramático episodio puso en evidencia la ineficacia del sistema judicial en la protección de las víctimas de violencia de género. La expareja de Schouten había denunciado al agresor el 9 de junio por «lesiones leves y amenazas», y había recibido una restricción perimetral el 25 de julio, un día antes del asesinato. Sin embargo, la protección ofrecida por la justicia parece haber llegado demasiado tarde.