Googlear se transformó en uno de los deportes preferidos de nuestra generación. Desde cómo cortar una zanahoria hasta el secreto para vivir mejor: todo pasa por el buscador. La política no se queda atrás. Muchos buscan información para definir a quién van a votar y está comprobado que los resultados que tira el buscador tienen gran influencia en la decisión. ¿Google también hace campaña?
Imaginate que la elección está apretada. Dos candidatos van al ballotage pero ninguno te convence del todo. Ya jugaste al Yo quiero saber pero el resultado no te conforma, así que decidís usar el Google para ver cuáles son sus historias, buscar las propuestas, evaluar las diferencias y estudiar un poco el pasado y presente de los políticos. Entonces Google te muestra un resultado que no es azaroso. Se trata de un algoritmo que un grupo de programadores estudió y mejoró durante años. Eso que ves no es lo más popular, sino lo que alguien eligió para que veas en función de tus búsquedas habituales, tu perfil de compras, el sistema operativo de tu teléfono y si usas Facebook, Twitter o Instagram. Sí: Google sabe más de vos que vos mismo. Y eso lo vuelve una gran arma política, ya que puede influir sobre tu voto.
Un estudio reciente informó que el poder del buscador para definir una elección puede ser definitivo y que Google podría determinar el resultado de más de 25 por ciento de todas las elecciones nacionales. El mismo buscador aseguró que el 84% de los usuarios utilizan solamente los resultados de la primera página de consulta y que el 65% no hace uso de los «enlaces patrocinados». ¿Cuál es la campaña virtual que hacen los candidatos? ¿Invierten dinero en posicionar resultados positivos? ¿Cómo se hizo el estudio?
Robert Epstein, psicólogo en el Instituto Americano para la Investigación del Comportamiento y Tecnología, y su colega Ronald Robertson decidieron hacer un estudio en Australia para analizar si los resultados del buscador podían influir en la decisión del voto. Lo que hicieron fue analizar, durante dos años, a dos grupos de votantes indecisos para la elección del Primer Ministro Australiano de 2010. Un grupo vio artículos positivos de Google acerca del candidato número 1. El otro vio artículos positivos sobre el candidato número 2. El resultado: sin importar edad, género y religión, un 48% de cada grupo se inclinó a votar al candidato del que habían visto resultados positivos. Con un dato de color: se incluía alguna historia negativa del candidato elegido para generar realidad y confianza.
Con esta idea viajaron a India para encuestar a 2150 votantes -también indecisos- y el resultado, otra vez, fue altísimo. Tanto que bautizaron a su experimento como «poder de manipulación de voto». Consiguieron resultados entre el 72% y el 24%, es decir que en el caso mínimo, 1 de cada 4 personas podía ser influenciada en su voto por los resultados del buscador. Es decir Google podía cambiar el destino de una elección.
El hecho de que los medios de comunicación puedan afectar la toma de decisiones no es una novedad. Otros analistas de medios demostraron el «Efecto Fox News»: en las ciudades donde el canal Fox es dominante, existió una tendencia conservadora en las elecciones del año 2000. El efecto «recency», también manejado por ciertos popes del márketing político, afirma que las personas toman decisiones basadas en lo último que escucharon antes de entrar al cuarto oscuro.
Google podría dar vuelta una elección, aunque ellos mismos lo nieguen. «Proporcionar respuestas relevantes ha sido la piedra angular del enfoque de nuestra empresa. Organizar la información con fines políticos sería socavar la confianza de los usuarios en nuestros resultados», dijo un portavoz de Google, que sólo quiso hacer comentarios bajo condición del anonimato.
Sólo por dar un ejemplo, si buscamos «Lilita Carrió es» aparece como opción autocompletada, «esposo», «está embarazada», «escondida». Si sólo buscamos su nombre, los resultados de un diario de tirada nacional aparecen antes de su cuenta de Twitter que, se supone, es la información sin intermediarios.
Si usás las redes sociales te habrás dado cuenta de que, en época de elecciones, las fan page de los candidatos aparecen más seguido. Y la razón es la misma por la cual la palabra «Anuncio» se puede leer al lado de muchas de sus publicaciones: es cada vez más el prespuesto de campaña que se utiliza para invertir en publicidad web. ¿Por qué? Porque además de una exposición imposible de igualar –sólo la televisión llega a tantos hogares, pero con un precio mil veces más caro– es ahí donde se dan debates realmente calientes y donde, los indecisos, parecen buscar argumentos para definir su voto.
Ante la aparición de la boleta electrónica nos preguntamos si el sistema sería seguro o habría mayor chance de fraude. Si cada vez son más cuestionados los intereses políticos y económicos de los medios masivos de comunicación, deberíamos preguntarnos cuáles son los verdaderos intereses –económicos y políticos– de empresas como Google, Facebook y Twitter. Deberíamos, también, preguntarnos si sus publicaciones discriminadas pueden generar algún efecto serio sobre la elección. La vida digital cambió la forma en que vivimos y, también, la manera de hacer política. Ahora queda en nosotros ver qué hacemos con esta nueva realidad y qué poder le damos a la información que anda dando vueltas por el universo web.