¿Qué es la felicidad?

Por: Leila Sucari @LeilaSucari

Mathieu Ricard es un biólogo molecular y monje budista que, según parece, es «el hombre más feliz del mundo». Su cerebro fue estudiado en una investigación científica que comprobó que Ricard mientras meditaba generaba una fuerte activación de la zona del cerebro conocida como el centro de las emociones positivas. El hombre, señalado como un chanta por algunos y como un gurú por otros, publicó un libro llamado “En defensa de la felicidad” y está dando una gira mundial. ¿Se puede enseñar y aprender la clave para ser feliz? ¿Por qué todos queremos ser felices? ¿Qué es la felicidad en el siglo XXI?

Por Leila Sucari (@leilasucari)

Para Mariana la felicidad es irse de vacaciones a una playa del Caribe, estrenar un vestido y cambiar el auto. Para Lucía, es mantener un excelente promedio en la facultad y tener el reconocimiento de sus profesores y compañeros. Para Fernando ser feliz es tomar un rico vino tinto y comer un plato de mollejas bien doraditas el domingo al mediodía, después de haber tenido una noche de sexo de alto voltaje. Y para Rodrigo la felicidad es estar en medio de un lago pescando sin que nadie lo moleste. Todos ellos – y todos nosotros- deseamos felicidades cada vez que comienza un nuevo año. La mayoría si nos preguntan qué queremos para la vida de nuestro hijo o de la persona que amamos respondemos “que sea feliz”. Sin embargo, pareciera haber tantas definiciones de felicidad como humanos habitamos este planeta.

Si la sonrisa es sinónimo de felicidad, Mathieu Ricard sin duda es el hombre más feliz del mundo. El monje aparece en todas las fotos posando con una amplia sonrisa y una postura relajada, de hombros caídos y manos entrelazadas, que conquista el corazón y los bolsillos de millones de seguidores del mundo. Hombres y mujeres desesperados por conocer el secreto. Porque si hay algo que nos une es el deseo irrefrenable de apropiarse de esos momentos de fugaz completitud, eso que llamamos felicidad y que, según la ciencia, Ricard posee más que ningún otro.

El neurocientífico Richard Davidson, de la Universidad de Wisconsin, estudió distintos cerebros por medio de resonancias magnéticas, entre ellos el de Ricard. Los resultados demostraron que al monje, mientras meditaba, se le activaba la zona del cerebro reconocida como la sede de las emociones positivas. Desde que fue condecorado por el universo de la ciencia con el título de “el hombre más feliz de la tierra”, Ricard vive de gira y tiene la fama de una estrella rock. Con la diferencia de que en vez de subirse a un escenario para hacer música, lo hace para hablar sobre felicidad y promocionar sus libros “En defensa de la felicidad” y “El arte de la meditación”. Entre sus consejos, el monje dice que “La alegría está en cada uno, sólo hay que mirar en nuestro interior, encontrarla y transmitirla” y que “La búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la de los demás”.

“La presión por ser feliz es tan grande que muchas veces de tanta exigencia y esfuerzos se pierde la posibilidad de serntirse pleno”, señala la psicoanalista Patricia Otero. “La gente se frustra por no alcanzar esa -supuesta- perfecta felicidad que se ve en la televisión, en las publicidades y en los medios. Se sienten culpables cuando en realidad la felicidad no es algo concreto que se pueda conseguir y mantener en el tiempo como una constante. La vida es puro cambio y en ese devenir hay momentos de felicidad y momentos de dolor. Dejar de pretender ser feliz las 24 horas y aceptar que no hay fórmulas ni objetos que puedan darnos eso que no tenemos dentro, es un primer paso. Creo que lo importante es animarse a buscar qué nos da satisfacción y nos hace sentir completos, y eso es un trabajo personal que tiene que ver con el autoconocimiento”.

La felicidad es un tema que no pasa de moda. Está presente en la agenda de la humanidad desde que los griegos, creadores de la filosofía, comenzaron a pensarla como el bien supremo y el fin de todos los actos del hombre. Sin embargo, ser feliz no es para todas las épocas ni para todas las personas una misma cosa. Para Platón la felicidad tenía que ver con buscar la perfección y se encontraba en un ideal por fuera de lo tangible. Para Aristóteles se alcanzaba buscando la virtud y el equilibrio. Según los hedonistas se es feliz por medio del placer. Y para los budistas ser feliz tiene que ver con la capacidad de ser compasivo y desapegado. Hoy sentirse pleno se asocia a la capacidad de tener y de consumir: comprar una casa, un auto, viajar al extranjero, tener una esposa, hijos, un buen trabajo, éxito, etc. “En estos tiempos la felicidad parece indisociable de nuestra capacidad de consumir y de la propiedad de bienes materiales”, dice el filósofo Darío Sztajnszrajber. “Al ponerla en los objetos, y no en nosotros mismos, en la realización personal, la felicidad es algo que se vuelve efímero e inestable”.

Vivimos como conejos que corren una zanahoria atada a un palo. Nunca se llega, siempre hay algo más y lo que necesitamos para ser felices está en otro lado: en el pasado o en el futuro. “Voy a ser feliz cuando vuelva con mi ex”, “Voy a ser feliz cuando sea padre”, “Voy a ser feliz cuando tenga casa propia”, “Voy a ser feliz cuando vuelva al barrio de mi infancia” o “Voy a ser feliz cuando pueda comprar el plasma gigante”. Sería bueno que, en vez de vivir planificando o añorando, disfrutemos el presente, sacando lo mejor de él y aprendiendo a ser felices -al menos por un rato- sin tantas necesidades y tanto espamento.

Para saber más:

https://www.youtube.com/watch?v=iYysqxH2tWg

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