Durante su gira por Estados Unidos, el presidente Javier Milei se reunió con el CEO de OpenAI, Sam Altman, para conversar sobre las oportunidades que brinda el desarrollo en inteligencia artificial.
Actualmente, Altman es una figura controversial por formar parte del nuevo proyecto Worldcoin, que escanea los iris de las personas a cambio de criptomonedas. Sin embargo, el empresario, inversionista y programador es una figura clave para el mundo de esta nueva tecnología. Sus proyectos como el ChatGPT tuvieron un gran impacto mundial y fueron revolucionarios para todos.
¿Quién es Sam Altman?
Nacido en Chicago en 1985, Sam Altman es una figura clave para el desarrollo y el futuro de la nueva inteligencia artificial que crece desmedidamente. Su pasión por la tecnología comenzó en su niñez, dado que a los 8 años ya programaba y a los 20 cofundó su primer empresa, Loopt.
Ya para 2011, su carrera dio un salto importante al unirse a Y Combinator, una de las incubadoras de startups más influyentes del mundo. Allí desempeñó un rol fundamental en el desarrollo y apoyo de muchas empresas emergentes que hoy son mundialmente conocidas. Entre ellas se encuentran Airbnb, Reddit y Pinterest.
Sin embargo, el reconocimiento mundial llegó en 2015 cuando Altman cofundó OpenAI. Se creo como una organización de investigación sin fines de lucro, que tenía como objetivo desarrollar un modelo de lenguaje generativo basado en la inteligencia artificial, que sea beneficiosa y amigable para la humanidad.
Tras las investigaciones, en 2022 ChatGPT se abrió al público y revolucionó el mundo y el internet al dar inicio a la gran era de la inteligencia artificial.
¿De qué se trata Worldcoin, su nuevo proyecto digital?
En 2019, Altman cofundó Tools For Humanity, una empresa que distribuye y construye sistemas diseñados para escanear los ojos de las personas. Tiene como objetivo proporcionar autenticación y verificar la prueba de personería para eventualmente contrarrestar el fraude online.
Según la empresa, Worldcoin no busca recopilar datos biométricos personales, sino corroborar que quien está detrás de la pantalla es único y humano para evitar el fraude.
La investigación se gestiona a través de “The Orb”, un lector digital que escanea la biometría del iris en segundos. A quién se ofrezca como voluntario para ser escaneado se le recompensa con una suma en criptomonedas, con valor de entre 30 y 50 dólares.
Sin embargo, este nuevo proyecto vino acompañado de grandes controversias ya que puede ser potencialmente peligroso en la vigilancia masiva y en la recopilación de datos biométricos.