El ministro de Ciencia y Tecnología trabajó en ambas presidencias. Entrevistado en #BORDERPERIODISMO define los pros y contras de cada uno. Y además, habla del CONICET, el precio de los medicamentos y la cultura del escrache, tras el caso de Avelluto en la Feria del Libro.

¿Macri o Fernández de Kirchner? ¿Qué presidente le dio más bola a la ciencia? La pregunta fue directa para el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que, en diálogo con María Julia Oliván en #BORDERPERIODISMO (Radio Nacional, sábados de 7 a 10AM) definió los pros y los contra de cada uno. Mirá lo que dijo:

“Aparentemente le importaba más la ciencia a Cristina porque ella la mencionaba más seguido en su discurso, pero en la práctica yo la veía más esporádicamente a Cristina, cuando tenía un problema. En el caso del presidente Macri habla de muchos temas, y menciona también la ciencia, pero tenemos reuniones mensuales en las que se hacen seguimientos de nuestras necesidades, de nuestros avances, de qué es lo que tenemos que hacer. O sea que, en la práctica, hay un seguimiento más directo.

Pero también es cierto que lo que ha cambiado es el contexto económico. Tenemos una situación de déficit a nivel país que ha llevado al Gobierno a tomar medidas de austeridad en todos los ministerios. Nosotros tenemos que atenernos a un presupuesto que fijamos a principio de año, que no es un presupuesto flexible como había en otras épocas. Pero es verdad que, aún en períodos anteriores, con Cristina hubo años en los que no tuvimos presupuesto y debimos suspender el llamado a proyectos de investigación. Siempre hubo oscilaciones y es muy difícil establecer una diferencia. No se puede elegir una cosa o la otra porque fueron contextos muy diferentes en la administración de presupuesto. Me parece que la diferencia fundamental es en el discurso, más que en los hechos”.

El ministro también abordó otros temas y dejó estas definiciones:

Sobre los escraches, a raíz de lo que le sucedió al ministro de Cultura, Pablo Avelluto, en la Feria del Libro

Son situaciones que son comprensibles pero no agradables. En todos los países hay protestas, pero en ciertos casos se transgrede un límite que es el respeto por el otro. Lo que sucedió fue un hecho lamentable porque, si bien el ministro Avelluto les dio la posibilidad de expresarse civilizadamente, se impidió la normal realización de un evento cultural de nivel internacional. A veces, por más comprensibles que sean las razones de protesta o del malestar se tienen que mantener dentro de los canales de la racionalidad. También hay protestas más ideologizadas, de gente que no concuerda con el Gobierno y usa un argumento gremial para manifestarse.

Sobre las críticas de ex ministros de CFK o compañeros suyos de militancia

No es grato porque es gente con la que yo he compartido tareas durante muchos años. Entiendo sus motivos y entiendo que es legítimo que protesten. Yo he sido gremialista del CONICET durante 18 años, más que ministro y he cortado las calles, he pedido renuncias a funcionarios y protestado. Pero siempre he tenido un nivel de diálogo muy civilizado con todos, porque se entiende el rol que cada uno tiene que jugar. Es parte de la teatralización del conflicto, por más que muchos de ellos se expresen en forma crítica sobre mi actividad mantenemos un vínculo, incluso de amistad en ciertos casos.

Sobre el CONICET

Hubo una reducción en el número de ingresantes al CONICET, pero no por motivos de orden presupuestario sino de racionalidad . El CONICET tiene 10 mil investigadores de carrera, se planteó un objetivo de máxima de 14 mil (lo que es un 40% más grande que un organismo similar en Francia o de Italia) y lo que ocurre es que, al acercarse a la cifra, se fija un mínimo de 450 ingresantes por año que permite compensar con las jubilaciones. En un momento en que el CONICET necesitaba rejuvenecer su planta el número de ingresos formales llegó a los 900. Eso es insostenible. Si estuviéramos incorporando más ingresantes por año, porque no sólo no podríamos elegir a los mejores sino que se saturaría y habría que cerrar los ingresos hasta que se produzcan jubilaciones. Eso sucedió en otros países, con ingresos de 100. Lo que hicimos fue prever esa situación, sobre todo para garantizarles un regreso a los que hicieron estudios fuera del país.

Sobre el alto precio de los medicamentos

Es un problema histórico. Las compañías suelen tener una capacidad de negociación bastante grande y se asocian para fijar precios. Pero este año el Gobierno, a través del PAMI, dio un paso importante al firmar una reducción muy significativa en el costo de los medicamentos esenciales, de uso corriente, que se van a mantener a precios del año pasado.

Cuando hay medicamentos novedosos las compañías intentan recuperar la inversión previa y a veces salen al mercado con valores que pueden resultar inaccesibles. Y ahí otra vez es la negociación entre los ministerios de salud de los países y las compañías para llegar a precios más razonables.