Antes de viajar, enterate los tips para que un accidente doméstico no te arruine el descanso.
Por Leo Coscia (@LeoCoscia)
Después de un año intenso de trabajo o estudios, las vacaciones forman parte de uno de los momentos más esperados y disfrutados por todos. Pero antes de emprender cualquier viaje, hay que ser previsor y no sólo pensar en qué traje de baño usar.
“Para que nada eche a perder una buena vacación debemos estar seguros de tomar recaudos para el cuidado de la salud. Primero tenemos que hacer una evaluación de los riesgos”, explica el Dr. Rodolfo Quirós, jefe del Servicio de Infectología, Prevención y Control de Infecciones del Hospital Universitario Austral. Quirós indicó que, para eso, “antes del viaje, hay que consultar a un especialista en medicina del viajero preferentemente al menos ocho semanas antes de partir, dado que algunas de las vacunas que se necesitan para viajar a ciertos lugares lejanos o zonas exóticas requieren tiempo para brindar la inmunización necesaria. De todos modos, si no fuera posible acudir con esa anticipación al médico, la consulta nunca está de más, sobre todo para que el especialista evalúe el riesgo puntual”.
El sistema público de salud cuenta con centros de Medicina del Viajero que ofrecen asesoramiento a los viajeros en forma gratuita. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires funciona el Servicio de Medicina del Viajero y Medicina Tropical en el Hospital de Infecciosas Francisco J. Muñiz, Uspallata 2272. Se otorgan turnos telefónicos o en persona: (011) 4304-5554/2180, interno 231, de lunes a viernes de 8.30 a 12.30 horas. Su e-mail: cempramt@intramed.net
El Hospital San Martín de La Plata, Calle 116 entre 69 y 70, también tiene este servicio. Debe solicitarse turno telefónico de lunes a viernes al (0221) 425-1717 interno 217. Asimismo, en el ámbito privado funcionan centros de medicina del viajero en los hospitales Italiano, Británico, Austral y Alemán. Existen otras instituciones que prestan este servicio para obras sociales y prepagas.
Tarea para el hogar
Por supuesto, lo primero y fundamental es informarse sobre el destino del viaje (preparación de las comidas y estado del agua, geografía, servicios médicos disponibles), para luego tomar los recaudos especiales de pertenecer a un “grupo de alto riesgo” –y llevar una tarjeta identificatoria que incluya alergia a medicamentos en caso de tenerla-, además de controlar la vacunación. Otro de los puntos clave es contratar un servicio de asistencia médica internacional, ya que la atención de salud no es gratuita en la mayoría de los países del mundo y, por ejemplo, la Comunidad Europea cuenta con requisitos especiales a cubrir. También, es necesario llevar la suficiente cantidad de medicamentos que se utilicen habitualmente, considerando el tiempo de estadía y un eventual período adicional (en caso que el viajero se viera en la necesidad de retrasar su retorno). Por último, los viajeros deberán preparar un botiquín con medicamentos y otros elementos útiles para prevenir y tratar determinadas enfermedades.
En este sentido, a fin de brindar una suerte de “ayuda-memoria”, van algunas sugerencias. ¿Un tip? Llevar los medicamentos y otros elementos divididos entre equipaje de mano de despacho:
– Primeros Auxilios: algodón, alcohol absorbente, desinfectante, jeringas con agujas descartables, gasa estéril, antiséptico, bandas adhesivas, termómetro.
– Quemaduras solares: protector solar según tipo de piel (mínimo FPS 15) y protector de labios, ungüento o crema para quemaduras de sol.
– Picaduras de insectos: repelente para adultos y niños, insecticidas (espirales, termo-evaporables), crema para picaduras de mosquitos (para minimizar la picazón).
– Diarrea del viajero: antidiarreicos (bismuto, loperamida), sales de rehidratación oral, antibióticos (según indicación médica).
– Enfermedad por altura o por movimiento, jet lag: medicamentos para la prevención y/o tratamiento.
– Dolor, fiebre, vómitos, picazón, acidez, obstrucción nasal: analgésicos, antiespasmódicos, antihistamínicos, descongestivos, antipiréticos, antieméticos, antiácidos.
– Enfermedades habituales: prescripción de los medicamentos que la familia o algún integrante se encontrara tomando al momento de viajar.
– Malaria: profilaxis antipalúdica, según indicación médica.
Por supuesto, otros infaltables dentro del botiquín son el protector solar, los anteojos de sol –inclusive pares extra- y el repelente de insectos con DEET (N-N dietil-toluamida) entre 15% y 30%, cuya colocación debe repetirse cada 4 o 5 horas.
Al regresar de las vacaciones es aconsejable realizar una consulta médica con un especialista, en caso de haber visitado áreas rurales, destinos tropicales o subtropicales, áreas subdesarrolladas, o habiendo realizado actividades con exposición intensa a la naturaleza (cazadores, turismo aventura) y presenta:
*Cualquier síntoma que no presentaba antes de su viaje.
*Fiebre durante o después del viaje (hasta 3 meses). Recordar que en este caso la consulta médica es indispensable.