Tras la decisión del Gobierno nacional de reducir del Impuesto PAIS, Toyota ajustó los precios para el mes de septiembre y confirmó la baja en un 4% para sus modelos de autos importados y un 2% en los nacionales.

Este movimiento de la líder automotriz en Argentina resulta significativo en vistas de los últimos aumentos en línea con la inflación. De esta forma, a diferencia de su competencia, la marca japonesa no solo no aumentó acorde al número de inflación del mes pasado, sino que decidió reducir sus precios, con un beneficio de 8 puntos porcentuales.

Al ser la marca más vendida a nivel nacional en la actualidad, los especialistas aseguran que esto podría significar el paso a seguir para el resto de marcas, para no perder competitividad en el mercado.

Aunque no significa un traslado directo al poder adquisitivo del consumidor, cabe destacar que esta acción se da tras la reducción del Impuesto PAIS que determinó el gobierno, pasando del 17,5% a 7,5% para las importaciones de bienes terminados y servicios de flete, que incluye al sector automotor.

Por un lado, los importadores de marcas sin fábricas en el país, que representan apenas un 3% del mercado, experimentarán cambios limitados. “En nuestro caso, no importamos por el oficial sino por el Contado con Liqui. Así que no nos cambia nada. Solo estaremos atentos a lo que hagan los fabricantes”, comentó un importador de una marca no radicada.

Además, los vehículos nacionales solo se verán afectados en las piezas importadas, ya que los costos de producción, como las autopartes nacionales, mano de obra y energía, son en pesos. Por ello, la baja impositiva no se trasladará completamente al precio.

En los próximos días se verá cómo reaccionan las demás marcas y concesionarias ante el ajuste de Toyota. Si la reducción del Impuesto PAIS impacta en un 4% o 5% del precio final, el comprador podría percibir que los 0km no suben de precio o que disminuyen los sobreprecios en ciertos modelos. Este efecto podría intensificarse en diciembre, si el Gobierno cumple con la promesa de eliminar el impuesto por completo.

En el sector creen que, aunque la reducción tributaria no sea del todo lineal, provocará un efecto positivo en el mercado. «Si alguien puede vender sin bajar el precio y mejorar la rentabilidad, no se va a sentir la reducción del impuesto. Si una marca ve que no vende, va a bajar el precio por el impuesto y tal vez por un porcentaje mayor que su incidencia real», señaló un empresario automotor con amplia experiencia.