El autor de la prestigiosa novela gráfica, ganador del Premio Pulitzer, se presentará el sábado y el domingo en la muestra Comicópolis.
“La historieta es un género literario autónomo dotado de elementos estructurales propios y de una técnica comunicativa original fundada en la existencia de un código compartido por los lectores y al cual el autor se remite para articular un mensaje que se dirige simultáneamente a la inteligencia, a la imaginación y asunto de los propios lectores”. Mucho antes que el hecho de leer historietas estuviera legitimado, más aún, en el momento en el que hacerlo era ser considerado un paria por los dudosos adalides de lo correcto, nada más y nada menos que Umberto Eco ponía en claro cual es la importancia de la historieta. Los argentinos lo sabemos muy bien: pocos países del mundo pueden jactarse de haber tenido entre sus ciudadanos a próceres de la talla de Quino, Fontanarrosa, Caloi, Oesterheld, Crist, Sasturain, Maitena y siguen las firmas.
Por esto es que las reuniones de los amantes del cómic, como Comicópolis o Viñetas sueltas, para citar sólo un par, son tan exitosas entre expertos y neófitos en el asunto. Y también por eso es que estos eventos se preocupan por traer figuras internacionales del género, para que tengan un contacto cara a cara con sus lectores y respondan a las innumerables preguntas que tengan sobre sus personajes favoritos. Y en el caso de Comicópolis, que se desarrolla este fin de semana en el predio de Tecnópolis, esta edición 2015 tiene un nombre propio que le hace sombra a todo el resto: Art Spiegelman.
Hablar de Spiegelman es sí o sí hablar de Maus: Relato de un superviviente. Su persona está y estará tan asociada a esta historieta como el de Quino lo está a Mafalda o el de Oesterheld a El Eternauta. Maus cuenta la historia de la familia Spiegelman: Art entrevistando a su papá Vladek, con quien mantiene una tensa relación, en Nueva York y éste contándole sus experiencias como judío polaco en la Segunda Guerra Mundial en el campo de concentración de Auschwitz. El trazo del dibujo, en riguroso blanco y negro, mantiene rasgos expresionistas y los personajes tienen una particularidad que es una de las marcas de fábrica de esta novela gráfica: cada raza humana está representada por un animal distinto, como si se tratase de una fábula, pero con la diferencia que lo que se está narrando es uno de los hechos más nefastos de la historia de la humanidad: el genocidio nazi. Así es como Spielgelman utiliza ratones para representar a los judíos (Maus significa ratón en alemán), gatos para los alemanes, cerdos para los polacos, ranas para los franceses, ciervos para los suecos, perros para los estadounidenses y peces para los ingleses.
Maus obtuvo numerosos premios, pero sin dudas que el Premio Pulitzer de 1992 es el más importante de todos sus galardones, al ser la primera novela gráfica en obtenerlo. También le valió a su autor una celebrada muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y una Beca Guggenheim. En el marco de Comicópolis, Spiegelman dará una charla el sábado 19 a las 18 hs. llamada Cómix y todo lo demás con Liniers y el periodista Juan Manuel Domínguez como moderadores, que incluirá firma de libros; y el domingo 20 a las 16 hs. se presentará junto al saxofonista de jazz Philip Johnston en un espectáculo llamado Wordless!, que incluye dibujos y música en vivo. Su visita es una cita obligada para los amantes de la historieta y la literatura, y una buena ocasión para que aquellos que se burlan de los lectores de cómics sepan que éstos deben ser tomados con la seriedad a la que se refiere Eco al comienzo de este texto.
