En Argentina los chicos faltan mucho al colegio. Tanto que nuestro país encabeza las listas de ausentismo escolar en todo el mundo. Como respuesta, una campaña gestada por estudiantes de la Universidad de Buenos Aires intenta abrir la discusión y darle visibilidad al problema con el hashtag #EstarPresenteImporta.
Esta foto que ves al costado muestra una historia agujereada, una parte rasgada, una mancha blanca. Bien contundente, invita a reflexionar sobre las consecuencias de las faltas reiteradas a clase (y las llegadas tarde). El hashtag la escolta y busca poner el foco sobre una problemática desestimada por las mediciones pero crucial para definir el desempeño en las escuelas: la falta reiterada a clase trae problemas a largo plazo, y en Argentina más de la mitad de los chicos tiene el faltazo como rutina. Por eso, la campaña contra el ausentismo escolar se resume en las redes como #EstarPresenteImporta y busca que algo de todo eso empiece a cambiar.
“Llueve y los chicos no van a clases. Quisimos instalar la idea de que faltar a clases no es gratuito; que trae consecuencias”, dice Leandro Moyano, uno de los organizadores. Junto a otros tres compañeros, Magalí Rojas, Axel Vaccaro, Juan Martin Fornaguera Sempe, presentó la campaña de bien público como trabajo final de la materia Publicidad y Opinión Pública de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UBA y ahora salen a la cancha para tratar de abrir el debate. Es que la falta reiterada es una costumbre o naturalización que trae consecuencias en el aprendizaje esperado para cada año escolar. Según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en un ranking de 65 países, Argentina quedó primera en el apartado de faltas y tercera en el podio de “rateadas”.
El objetivo es concientizar sobre ese tema del que poco se habla. “A pocas semanas de terminar el ciclo lectivo 2015 es primordial poner en agenda la problemática del impacto del ausentismo de chicos en los niveles primario y secundario de todo el país”, dicen los organizadores. Aunque no muchos lo señalen, la deserción escolar es la puerta final de un proceso que muchas veces se inicia con el ausentismo. Se pierde una clase y la explicación de un tema, entonces el chico tiene que entenderlo luego, solo, a destiempo y, si rinde mal, el resultado es frustración y golpazo a la autoestima. Un círculo vicioso que muchas veces desalienta. “Es un tema poco tratado, por eso decidimos abordarlo – dice Moyano-. Fue arriesgado, porque no hay muchas mediciones en el país”.
Si bien en Argentina (según el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina) asisten a la escuela el 95,4% de los chicos en edad de ir a la primaria y, a nivel medio, el 85 % de los jóvenes, el ausentismo es alarmante. Al menos así lo señala la Fundación SES, que se dedica a la promoción de estrategias de inclusión, y que indica (coincidiendo con lo que afirma Moyano) que “solamente en estudios que abordan la cuestión social del trabajo infanto- adolescente, el embarazo adolescente, y cuestiones específicas de salud, se aborda de manera directa el ausentismo y posterior abandono escolar”. En ese mismo trabajo, señalan: “Ningún sistema de información estadística provincial y nacional relevan al ausentismo como indicador”.
“El target son los padres, pero las rateadas también son un factor importante”, indica Moyano. Para encender la alarma, la campaña #Estarpresenteimporta busca instalar el tema e intenta lograr que algo cambie para el próximo ciclo escolar. Para acompañar la gráfica y el hashtag, insisten: “Cada vez que tu hijo falta a clase, se pierde una parte de la historia”.
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