Cada 12 de marzo se conmemora la creación del escudo nacional de Argentina, un emblema que representa la identidad del país. La elección de esta fecha está íntimamente ligada a los primeros pasos de la independencia y la búsqueda de una identidad nacional. Un día como hoy, pero en 1813, se ratificó su diseño en la Asamblea General Constituyente, que estuvo compuesta por Hipólito Vieytes y Tomás Antonio Valle, quienes lo aprobaron como sello y posteriormente como insignia oficial.
La confección del sello estuvo a cargo de Agustín Nando, diputado por San Luis, con la colaboración del orfebre Juan de Dios Rivera, quien agregó el sol incaico, un elemento que también se incorporaría en la bandera y en la primera moneda nacional. Aunque la verdadera implementación del escudo comenzó un mes antes, fue el 24 de abril de 1944 cuando se formalizó su uso exclusivo mediante el decreto ley N°10.302.
Antes de la creación de este símbolo, las autoridades no disponían de un sello oficial, ya que los documentos gubernamentales usaban las armas reales de España. La Asamblea, que inició sus sesiones el 31 de enero de 1813, decidió la necesidad de establecer un emblema propio en el contexto del proceso independentista.
Las primeras evidencias de la aplicación del escudo se pueden encontrar en cartas de ciudadanía del 22 de febrero de 1813, donde fue estampado en lacre. Manuel Belgrano, precursor del escudo, lo utilizó para distinguir a las fuerzas emancipadoras, ganándose el reconocimiento de los pueblos y gobiernos provinciales como símbolo del incipiente Estado argentino.
El escudo incluye varios elementos cargados de significado: el sol naciente simboliza el nacimiento de una nueva nación, mientras que el laurel, un símbolo de gloria, poder y éxito desde la antigüedad griega, y el gorro frigio rojo, que representa la libertad, son esenciales para la narrativa del país. Además, la pica o palo refleja la fuerza de Argentina para mantener su libertad.
Los colores del escudo son igualmente simbólicos: el azul del extremo superior se asocia a la verdad y la justicia, mientras que el blanco representa pureza, fe y divinidad. El apretón de manos evoca la unión del pueblo argentino, elemento clave para el funcionamiento de la sociedad. Las cintas en azul y blanco, por su parte, son una remembranza de los colores de la bandera nacional. Finalmente, la forma ovalada del escudo representa la perspectiva de una cabeza humana desde arriba, simbolizando que estos valores son parte intrínseca de la conciencia colectiva de los argentinos.
