El diario inglés The Sunday Times reveló una historia inédita, que tiene como protagonistas a dos de los personajes más atractivos de Gran Bretaña de los últimos tiempos: se trata del líder y cantante de la banda de rock Queen, Freddie Mercury, y la carismática princesa de Gales, Lady Di.
Ambos estaban en la palestra a causa de sus convulsionadas vidas: mientras que Freddie era un reservado músico conocido por su activa vida nocturna, Diana Spencer buscaba saltar el cerco de los protocolos reales para vivir una vida más o menos normal. Quizás por sus parecidos, ambos se volvieron grandes amigos.
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Uno de los capítulos ocultos de su relación fue revelada por la actriz Cleo Rocos en su libro de memorias «The Power of Positive Drinking» («El poder de la bebida positiva»), y difundido al público masivo por el periódico británico. Se trata de algo así como una leyenda urbana. Un secreto a voces. Un mito nunca confirmado.
En su libro, Rocos contó que, cuando Lady Di tenía 27 años, Freddie Mercury y el comediante Kenny Everett vistieron a la joven princesa con anteojos negros de sol y campera militar para poder ingresar en un bar gay de Londres (el Royal Vauxhal Tavern, ubicado al sur de la capital inglesa). Según cuenta Rocos, Mercury dijo a la realeza: «Dejen que la princesa se divierta un poco». Según la actriz, Lady Di «sintió haberse vuelto invisible y eso le encantó».
De acuerdo con la misma publicación, en el plazo de una hora, la princesa se pidió un vino blanco y unas cervezas, mientras Freddie Mercury desviaba las miradas para que su amiga no fuera descubierta.