A dos meses de la muerte del cantante británico Liam Payne, la jueza Laura Bruniard pidió que el empresario Rogelio Nores, el camarero Braian Paiz y el empleado del hotel Ezequiel Pereyra, sean citados a indagatoria.

También la magistrada imputó a la gerenta del hotel, Gilda Martín, y al jefe de seguridad Esteban Reynaldo Grassi, aunque no se precisaron los cargos.

Por su parte, Nores, amigo cercano y mánager del cantante, enfrenta acusaciones de "abandono de persona seguido de muerte" y "facilitación de estupefacientes", cargo que también recae sobre Paiz y Pereyra.

La prueba clave contra Nores es un correo electrónico de la psiquiatra de Payne, entregado por el padre del artista, Geoff Payne. En este, la profesional advertía sobre los riesgos de combinar alcohol y antidepresivos, lo que sugiere que los involucrados conocían el estado delicado del ex integrante de One Direction.

El pasado 16 de octubre, el cantante pasó la mañana consumiendo drogas y alcohol en su habitación del hotel CasaSur en el barrio porteño de Palermo.

Según informes judiciales, Payne pidió drogas y protagonizó altercados con trabajadoras sexuales antes de ser encontrado en un estado de embriaguez extrema. “Voy a necesitar otros 7 gramos para hoy”, fue lo que el británico habría escrito en un mensaje a uno de los empleados del hotel.

Horas despues, el hotel lo describió como "visiblemente borracho" a las 16:00, además de tener las pupilas dilatadas.

La investigación, que continuará bajo el fiscal Andrés Esteban Madrea, se centra en el papel de los empleados del hotel en las últimas horas de vida de Payne, quien, según el informe oficial, no pudo reaccionar ante su caída debido a su estado.

La principal hipótesis del fiscal es la responsabilidad de uno de los empleados del hotel que asistieron a Payne en sus últimas horas de vida, luego de que sus acompañantes abandonaran el lobby del CasaSur. El empleado que llamó al 911 para anunciar la crisis que explotaba aseguró que el músico estaba en “una habitación con balcón”.