Un análisis tema por tema de su nuevo disco Cantando con amigos, que tiene como invitados a Charly García, Pedro Aznar, Nito Mestre, Juanse, Moris y Celeste Carballo, entre otros.
Cada país tiene su Rey musical. En los Estados Unidos el cetro eterno le pertenece a Elvis Presley, en Brasil a Roberto Carlos y en la Argentina, desde los años 60 y el mítico Club del Clan, al tucumano Ramón Bautista “Palito” Ortega. Cantando con amigos se presenta como un correcto, aunque inferior, sucesor de Por los caminos del Rey, grabado en 2013 en Memphis con los músicos que acompañaron a Elvis. A continuación, un análisis tema por tema de este álbum que trae de vuelta a Palito al sello que lo vio nacer y que, oh casualidad, también es el de Presley: RCA, hoy Sony Music.
“Hay que seguir”: Pop rock con coros de sus hijos Emanuel y Rosario, y la batería de Fermando Samalea (una constante a lo largo de todo el registro). “Hay que seguir, seguir, seguir andando. Un tropezón de vez en cuando cualquiera puede dar…”, dice el estribillo, que se pasa un poquito de optimista.
“A mi amigo le gusta el rock”: Un noble homenaje a Charly García desde la letra (el pibe que “tocaba el piano como Elton John”, que “demolió más de un hotel” y que se arrojó “de un noveno piso sólo porque quiso darse un chapuzón”) y desde la inclusión en el inicio de un fragmento de “Reloj de plastilina” y hacia el final del estribillo de “No voy en tren”.
“Un poco nomás”: Reggae lavado para una tonada 100% Palito, con todo lo bueno y lo malo que eso implica, como esos “Pa pará pa pa” de los coros.
“He sabido que te amaba”: Original del cantautor italiano Luigi Tenco, esta versión traducida por Ben Molar se transforma en una canción folclórica andina de la mano del ukelele de Lalo Fransen. De lo mejor del disco.
“Si fuera fácil”: Un tema de desamor dominado por un riff de pedal steel que dialoga con una armónica y las guitarras acústicas. Folk rock nacional.
“Que Dios bendiga”: La guitarra de Juanse, en su actual versión cristiana, domina esta canción que reformula una vez el riff de “Sweet Jane” de Lou Reed con una lírica religiosa en la que se festeja el amor eterno.
“Te quiero tanto”: Otro reggae insulso, sólo que en este caso el fenomenal saxofón de Daniel Melingo salva a la canción de un seguro desastre.
“Mi guitarra vieja”: Un rock and roll costumbrista que homenajea a la primera guitarra de Palito. Un órgano saltarín maneja la melodía para algo que si bien suena a viejo, funciona.
“Dios lo hace todos los días”: De vuelta a la temática religiosa, esta vez con Nito Mestre y Aznar como laderos y Samalea al bandoneón. “Es fácil inventar una vida, Dios lo hace todos los días” canta Palito, reforzado por una inmaculada imagen en el booklet en la que aparece íntegramente vestido de blanco.
“Vamos a pasarla bien”: El seleccionado de estrellas rockero a pleno: Juanse, Nito, Celeste Carballo, David Lebón y Tweety Gonzalez acompañan a Ortega en un blues en el que cantan todos, con un clima de zapada informal en el que, como corresponde, se luce David al tocar las seis cuerdas de su viola.
“Cuando era niño”: El paso de la niñez a la adultez, con imágenes autobiográficas “Mi pueblo de cañaverales”) y una resolución previsible.
“Sin una canción”: Otro rock and roll de los 50, en el que Palito y Moris se sacan chispas al pensar como sería un mundo sin música, y que hace pensar en el pecado que es la inactividad de Moris para la música argentina.
“Un amor inmenso”: Sin hacerlo explícito, Palito escribe aquí para Evangelina Salazar una letra en la que ve pasar al tiempo que pasaron juntos: “Envejecen las canciones que fui cantando para ti pero nunca los motivos por los que las escribí”. Celeste hace coros.
“La casa del sol naciente”: Charly al órgano, Aznar al bajo, Moris en guitarra acústica, Samalea tras los parches y Palito en guitarra eléctrica para una versión en español de este clásico sesentoso que fue popularizado por los Animals. La mejor interpretación vocal del tucumano está acá, en el tema que pone punto final al disco.