La nueva película del mítico estudio de animación Pixar compite de manera tranquila con leyendas como la saga Toy Story o Buscando a Nemo.

Por Pablo Strozza (@pstrozza)

Uno encara la salida al cine cuando estrenan una película producida por los estudios Pixar con la certeza que tendrá una calificación de, mínimo, siete puntos. Pocos actos artísticos generan semejante clase de certezas. Como diría un viejo amigo amante de las carreras de caballos: “Si hubiera fijas así en el hipódromo, seríamos millonarios”. Pensar a Pixar, entonces, como al burro ganador, pero como al animal favorito de todos, de grandes y de chicos. Ese es quizás su gran secreto: productos que no subestiman a los menores en sus tramas y argumentos y que, al mismo tiempo, fascinan a los mayores por la universalidad de los mismos.

Intensa-Mente (Inside-Out en inglés) es la décimo quinta película de Pixar. En ella se cuenta la vida de la pequeña Riley desde su nacimiento hasta la pubertad, pero desde el punto de vista de cinco personajes que viven en su interior y que son quienes determinan sus estados de ánimo: ellos son los explícitos Alegría, Tristeza, Desagrado, Miedo y Furia. Alegría comanda el asunto, y así es como Riley es una chica amorosa que es el orgullo de sus padres. Pero una mudanza desde su Minesotta natal hacia San Francisco, sumada a algunas decisiones que toma Tristeza, cambian la personalidad de la niña. Allí es cuando Alegría y Tristeza junto a Bing Bong (el amigo imaginario de Riley) se embarcan en una odisea interna para que todo vuelva a ser como antes…

El guiño para los chicos es claro: las aventuras que viven Alegría y Tristeza enganchan a cualquiera a pura emoción y carcajadas, y el mundo interior de Riley (con un Hollywood que dirige sus sueños, trenes y empleados burócratas) asombra por poder plasmar un prodigio de imaginación en la pantalla. Pero los grandes tienen también varios costados de los que agarrarse. El primero es filosófico, y es el hecho de cómo un enemigo complementa a su par. No existe Boca sin River, tampoco Ford sin Crevrolet y, en este caso, es imposible pensar a Alegría sin su contracara Tristeza. El segundo es la idea del Guionista que suele manejar el escritor Fabián Casas en sus ensayos: algo así como un ente superior que domina todo, y que es reformulada como un conjunto de guionistas que determinan la vida de cada una de las personas en este mundo, discutiendo y tomando decisiones a veces acertadas y otras veces no. Y por último el hecho de confirmar lo importante que es, como dice el viejo refrán, “tener todos los caramelos en fila”. Cuando vean Intensa-mente, comprenderán (o no) porque se hace referencia a esta frase, con el uso que se le da a unas bolillas que se asemejan a esas golosinas setentosas que se vendían en los cines de barrio (y esto termina aquí por temor a que la policía del spoiler tome cartas en el asunto).

Intensa-mente, Jurassic World y el nuevo filme de la saga animé Dragon Ball son los tres largometrajes que dominan la cartelera porteña en estos días: un festín para chicos y también para grandes. La recomendación es clara: quienes sean padres con hijos en edad de cine, vean Intensa-mente y quienes no, también. La contra es que los horarios donde se exhibe con subtítulos son mínimos y nocturnos. Entonces, a duplicar, en la medida de lo posible, el plan: verla doblada y subtitulada, sólo para comparar que la segunda opción es mil veces mejor que la primera. Y para confirmar que se puede combinar el cine de entretenimiento con el arte más elevado, tal como ocurrió con la trilogía de Toy Story o con Buscando a Nemo. Una vez más, Pixar lo hizo.