Hasta hace unos años los videojuegos eran cosa de nerds y de freaks antisociales. La mayoría de los chicos se educaba en la escuela, jugaba en la calle y se ocupaba de alimentar a su perro en el patio de la casa, mientras una minoría se pasaba el día encerrado en el ciber del barrio. Hoy los videojuegos, lejos de ser un entretenimiento para pocos, se convirtieron en un fenómeno educativo y social. Frente al monitor, las nuevas generaciones aprenden, sociabilizan, juegan e interactúan con mascotas y amigos virtuales. ¿Hasta dónde es positivo el uso de videojuegos? ¿Sirven como herramienta de enseñanza? ¿Qué aportan y qué límites tienen? ¿Son el futuro de la educación?
Por Leila Sucari (@leilasucari)
Cuando Rubius aterrizó en nuestro país, lo esperaban miles de fanáticos desaforados. Adolescentes y púberes luchaban en los pasillos del aeropuerto de Ezeiza por sacarle fotos y tocar a su gurú: un chico de 25 años que enseña por Youtube los trucos del Minecraft, el videojuego que es furor en todo el mundo. La popularidad que sólo alcanzaban las estrellas de rock, ahora también la consiguen los jóvenes que desde la computadora de su casa crean un canal para ver online. Rubén Doblas Gundersen -conocido como Rubius- tiene casi 11 millones de suscriptores y su canal de Youtube tiene cerca de mil millones de reproducciones. ¿El secreto? Nada de sexo, drogas y rock and roll. Lo que hace Rubius para ganarse la pasión de millones es mostrar sus destrezas a la hora de pasar niveles en los videojuegos.
Los niños y adolescentes están frente a una pantalla alrededor de 8 horas diarias, según un estudio de Kaiser Family Foundation. Si bien los datos son de una encuesta hecha en EE.UU, la hiperconexión y la pasión por los videojuegos son realidades que traspasan fronteras e idiomas. En Argentina, la llamada “Generación interactiva” está compuesta por niños de entre 6 y 18 años que le asignan a la tecnología un lugar central en su vida.
A pesar de que el consumo ilimitado y sin control de los padres no es recomendable, jugar frente a un monitor ya no es considerado una pérdida de tiempo, sino que forma parte de la educación de los más jóvenes. Los investigadores dicen que jugar online les sirve a los chicos como una forma de “prepararse para el futuro” e invitan a los padres a dejar de ver a los videojuegos como enemigos y transformarlos en aliados a la hora de formar a sus hijos. “Algunas personas se asustan ante los videojuegos porque los desconocen: eso es lo que crea el pánico; ocurrió lo mismo cuando aparecieron otros medios como la televisión o el cómic, que también fueron demonizados», dice Pilar Lacasa, catedrática de Comunicación de la Universidad de Alcalá de Henares. Lo cierto es que hoy los videojuegos son una herramienta educativa y cada vez hay más propuestas en la web para que los niños aprendan y jueguen al mismo tiempo. El investigador y pedagogo Francisco Ignacio Domínguez plantea la necesidad de modernizar los métodos educativos: “Tenemos que adaptarnos, seguimos en el siglo 21 formando personas como en el siglo 19. Los niños aprenden jugando y el videojuego es un juego, por eso los videojuegos sirven».
Minecraft, el videojuego preferido de Rubius, tuvo tanta repercusión que algunos maestros comenzaron a utilizarlo para enseñar física, geografía, historia e inglés en la escuela y así captar la atención de un alumnado cada vez más difícil de concentrarse frente a un pizarrón. El juego es una mezcla de arquitectura, exploración y supervivencia que estimula la creatividad y ofrece la opción de jugar con amigos. Hace poco, en Estocolmo, se introdujo un curso obligatorio de Minecraft para niños y niñas de 13 años como parte de la oferta educativa escolar. Y, como si fuera poco, un grupo de especialistas de EE.UU y Finlandia creó una nueva versión del juego: el MinecraftEdu, que le brinda la posibilidad a los profesores de crear el contenido para las clases y ya se usa con éxito en 150 centros educativos.
Graciela Alicia Esnaola, psicopedagoga investigadora de la Universidad de Tres de Febrero, especialista en Educación on line y docente Virtual de Cursos de post grado vinculados al Aprendizaje y los videojuegos, cuenta: “Trabajamos en entender los videojuegos como objetos culturales, la realidad es que tienen una gran influencia en la construccion del conocimiento.Los videojuegos educan y muestran valores. Entonces, así como en un momento con la television tuvimos que aprender a ser espectadores críticos y a decidir qué les dabamos a nuestros hijos, lo mismo hay que hacer hoy con los videojuegos. Es una responsabilidad de los padres conocerlos para poder seleccionar cuáles son los más apropiados”.
Existen gran cantidad de videojuegos y aplicaciones diseñadas para concientizar sobre el cuidado del medio ambiente, enseñar matemáticas e idiomas. Sin embargo, Esnaola y su equipo de investigadores tienen una mirada crítica sobre estos juegos diseñados específicamente. “La idea es aprovechar educativamente los videojuegos que ya están en el mercado y no curriculares que trabajan contenidos especificos y que son los que menos eligen los chicos. Nosotros criticamos la línea que propone hacer videojuegos educativos, porque todo lo que pasa a traves de la lógica escolar deja de tener el encanto que les llama la atención a los pequeños. Distinto es tomar ese conocimiento que transcurrió en un momento de ocio y luego reflexionar. Por ejejmplo, una experiencia que nosotros usamos fue jugar al Angry Birds. La profesora les pidió que hicieran captura de pantallas en disintos momentos del juego para despues enseñarles matemáticas a través de esas imágenes”.
Una de las iniciativas argentinas que buscan utilizar a los videojuegos como método de aprendizaje es el Gamer Educador. Se trata de un proyecto creado por Bernardo Mallaina y Nicolás Chiari, que tiene el objetivo de que “ el actual sistema educativo incorpore en cada uno de los ciclos formativos las nuevas tecnologías, estableciendo a los videojuegos como herramientas educativas para una nueva generación de estudiantes”.
Para eso los aplican en las aulas de varias escuelas de Buenos Aires: “Queremos expandir una tendencia cada vez más aceptada y valorada en el ámbito educativo a nivel mundial”, dicen. “Los videojuegos indiscutiblemente forman parte de las vidas de los jóvenes como actividad de entretenimiento, por eso nos permiten pensar en un aula donde la motivación de los alumnos por aprender no resulte un enemigo imbatible. Es una técnica educativa que no tiene la intención de reemplazar ninguna de las ya empleadas por docentes o padres y madres, sino que se viene a sumar como una nueva oportunidad que aprovecha la inmersión del alumnado a favor de la educación.En otras palabras, nuestra propuesta se basa no en integrar el juego a la educación, sino en educar a través del juego ”
Aunque nos cueste aceptarlo, los videojuegos son parte de la vida cotidiana de los chicos y lejos de ser un simple entretenimiento hoy tienen un gran potencial en el futuro de la educación. Como adultos, debemos aprender a darles un nuevo lugar social, controlando el uso y aprovechando su capacidad de crear en interes en los niños “.Es interesante que los niños propongan nuevas actividades a sus padres, que los pongan a prueba y en conflicto con sus costumbres”, concluye Esnaola. “Los adultos tenemos que animarnos a jugar a los videojuegos con los chicos, el encuentro es fundamental para que haya diálogo generacional”.
Para saber más:
La Fundación Telefónica y Gamester presentan el ciclo de conferencias “Videojuegos y Educación”, se realizarán cuatro charlas con especialistas en el marco de la muestra en exhibición “Play the Game: 40 años de videojuegos”. La entrada es libre y gratuita. Más info: http://espacio.fundaciontelefonica.com.ar/
http://elgamereducador.com.ar/
https://sites.google.com/site/dragracielasnaola/
http://espacio.fundaciontelefonica.com.ar/2015/04/01/tercera-conferencia/