La economía argentina sufrió un golpe devastador desde la asunción de Javier Milei, manifestado en la última evaluación del Índice de producción industrial pyme. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en enero se observó una impresionante caída promedio del 30% interanual a precios constantes, con un preocupante descenso del 9,1% en comparación con el mes anterior.
El reporte de la entidad es claro y contundente al advertir que «la industria manufacturera pyme comenzó el año con un fuerte declive», lo que marca el segundo mes consecutivo de retroceso en la actividad fabril, una señal de alerta para el sector. Además, se revela que las empresas operaron en enero con apenas el 70,8% de su capacidad instalada, lo que representa una disminución de 2,3 puntos porcentuales respecto a diciembre.
El panorama se vuelve aún más sombrío al analizar los sectores más afectados. «Papel e Impresiones» y «Químicos y plásticos» encabezan la lista con descensos interanuales del 41,7% y 35,6%, respectivamente. Les siguen «Metálicos, maquinarias, equipos y material de transporte» (-34,8%), «maderas y muebles» (-30,6%), «Alimentos y bebidas» (-22%), e «Indumentaria y textil» (-18,2%).
Estos resultados, extraídos del Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) de CAME, reflejan el fuerte impacto del deterioro del poder adquisitivo y la pérdida de competitividad en los mercados internacionales. La entidad advierte que las empresas de perfil exportador están especialmente vulnerables, anticipando un panorama complejo en los próximos meses.
Desde la entidad, subrayaron que la rentabilidad industrial se ve amenazada por múltiples factores, incluyendo la baja en el consumo debido al debilitado poder adquisitivo, la inflación persistente y el inminente aumento de tarifas de servicios públicos como la electricidad. Este contexto genera un clima de incertidumbre y riesgo para la actividad industrial, comprometiendo seriamente su desarrollo futuro.
En paralelo, el informe de CAME sobre el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) pone de manifiesto la creciente brecha entre lo que percibe el productor y lo que paga el consumidor. En enero, los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,8 veces del campo a la góndola, destacando una participación del productor que explicó apenas el 26,9% de los precios de venta final. Esta disparidad afecta a diversos sectores, desde los productores de pimiento rojo hasta los de naranja, evidenciando una situación económica cada vez más compleja y desafiante bajo la gestión de Milei.
