Cómo ayudo a mi hijo a construir una autoestima realista y saludable?

Como padres constantemente nos preguntamos ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo para que cada día gane más confianza en sí mismo? ¿Cómo hago para que se sienta más seguro y lo acompaño para que desarrolle la tan preciada “autoestima alta”?. Aquí todas las respuestas y material de ayuda!. Imperdible!
Por: Cecilia Alais

Lo primero que vale la pena definir es ¿qué es la autoestima?

La APA (American Psychological Association) la define como el grado en que las cualidades y características de nuestro auto-concepto son percibidas como positivas. Se refiere al conjunto de percepciones, valoraciones y apreciaciones que un individuo tiene respecto de sí mismo. Algunos autores la conceptualizan como un constructo global mientras otros la definen de un modo multidimensional con componentes independientes unos de otros. Desde esta perspectiva, por ejemplo, una persona puede tener una buena autoestima en cuanto a su desempeño social pero no tan buena en su capacidad de destreza física en el deporte. Sin duda la autoestima es un aspecto central de la personalidad relativamente estable ya que se construye gradualmente a lo largo del tiempo.

¿Pero…cómo se construye?

Desde que son bebés los niños buscan nuestra mirada y aprobación. Interpretan y valoran los hechos y las capacidades propias para enfrentar las vicisitudes en función de lo que los padres les transmitimos. La seguridad en sí mismos se va construyendo paulatinamente en la medida en que les presentamos desafíos adecuados de acuerdo a la edad evolutiva y cuando elogiamos el modo en que van avanzando en autonomía y toma de decisiones. Muchos padres manifiestan: “no quiero que mi hijo sufra”, “no quiero que se frustre”. Intentan protegerlo evitándole aquello que pueda generales algún malestar y toman decisiones por ellos. Sin desearlo, esto generaría un efecto contrario ya que los niños se sienten vulnerables y poco seguros acerca de sus capacidades. Por el contrario, si los desafíos están muy alejados de sus capacidades redundará en un sentimiento de fracaso y frustración desmedido. Pero el trabajo de construcción de la autoestima no empieza en nuestros hijos sino en nosotros mismos como padres. En tanto nos mostremos confiados en el mundo y en nuestras habilidades para aprender y para afrontar el presente y el futuro, nuestros hijos sentirán en sí mismos el reflejo de nuestra confianza. Esto favorece a que puedan apropiarse del sentimiento de seguridad, desplieguen su propia capacidad para aprender y construyan recursos internos para afrontar obstáculos.

La paradoja de elogiar

Los expertos por mucho tiempo nos han sugerido que elogiar es un medio efectivo para ayudar a los niños con baja autoestima. Pero… ¿debemos valorar a los niños por lo que son o por lo que hacen? En un estudio reciente dirigido por Eddie Brummelman (2017, Utrecht University) se expuso a tres grupos de niños a jugar un mismo juego. A un grupo se lo valoró por sus atributos personales (“Sos genial/fantástico”), al segundo grupo se lo valoró por sus acciones (“Qué buena jugada hiciste”, “Qué bien cómo te esforzaste”) y un tercer grupo no recibió valoración (grupo de control). Cuando terminaron la segunda ronda del juego se evaluó el sentimiento de vergüenza de los participantes. Los resultados arrojaron que los niños que perdieron y que experimentaron mayor sentimiento de vergüenza fueron los que habían sido valorados por sus cualidades personales (primer grupo). En cambio, los que se les había valorado su conducta (segundo grupo) no asociaron el fracaso al perder con sentimientos de desvalorización sino más bien a un retroceso temporario o a una falta de esfuerzo posible de ser mejorado o reparado en próximas experiencias. El autor concluye que en general es mejor valorar la conducta y no al individuo en sus atributos personales.

Muchas veces en encuentros vinculares observo que los padres se esfuerzan mucho por elogiar a sus hijos y les dicen expresiones como ¡Sos un capo! ¡Sos un genio! La respuesta de los niños muchas veces es de desconcierto. Por un lado, no les termina de quedar claro qué aspecto o conducta es la valorada por los padres. Por otro le imprime una exigencia enorme “si soy un genio es un estado del ser o sea no puedo ser genio y no ser genio. Si soy un genio debo serlo siempre, sino pierdo el atributo. Y ¿qué pasa si me equivoco, si algo no me sale…?”. Entonces soy todo lo opuesto soy “un fracaso”, “el peor”. Es un enorme trabajo el ayudarlos a integrar aquellos aspectos valorados con aquello que no les sale bien o no les gusta de sí mismo. Brummelman realizó otra investigación donde evaluó el impacto que tiene la sobrevaloración en lo que categorizó como “elogios inflados”. Dichos elogios se caracterizan por ser desproporcionados en función de la conducta que se quiere valorar. Por ejemplo, en vez de decirle “qué buen trabajo” se le dice “eso estuvo increíblemente bien”. Cuando los elogios se vuelven excesivos y cuando esta modalidad se repite cotidianamente, favorece a que los niños desarrollen un sentimiento de grandiosidad del self y sientan que ellos son grandiosos/increíbles. El autor concluye que cuando los padres despliegan amor, afecto, interés y alegría compartida, los niños desarrollan una buena autoestima.

¿Cómo hacerla crecer?

Otros estudios (Crocker, 2002, Universidad de Michigan) comprobaron que aquellos que construyen su autoestima a partir de factores externos-incluyendo la apariencia física, la aprobación de los otros, el desempeño académico basado en los resultados- reportaron más estrés, enojo, problemas académicos, conflictos interpersonales, etc. Aquellos que basaban su autoestima en fuentes internas-como sentirse virtuoso y valioso- logran mayores niveles de bienestar.

Recordá que nuestros hijos nos miran todo el tiempo y que será más favorecedor si observan en nosotros, los adultos, modelos de auto valoración, cuidado y respeto por los espacios y los tiempos. Revisemos nuestra mirada sobre nosotros mismos y si es necesario, reparemos y robustezcamos nuestra propia autoestima.

Sugerencias para favorecer el desarrollo de la autoestima:

  • Darles la oportunidad y el tiempo para que expresen sus sentimientos y para que intenten resolver las situaciones problemáticas que se les presentan. No resolver por ellos.
  • Proponer desafíos que sean acordes a sus capacidades y edad evolutiva.
  • Demostrarles valoración cuando logran avanzar en autonomía y resolución de problemas.
  • Valorar el esfuerzo y la persistencia por sobre el resultado.
  • Valorar y elogiar los comportamientos.
  • Mostrarse confiado en las capacidades del niño para resolver situaciones que se le presenten.

Recursos para favorecer la autoestima:

  • Tomar un tiempo para leer cuentos o ver películas juntos y reflexionar sobre cómo se puso en juego la autoestima en los personajes.

Libros y links:

– “Su propio color” de Leo Lionni

– “El Punto” de Peter Reynolds

https://www.youtube.com/watch?v=xlI7kOSlFsE

-Willy el campeón de Anthony Browne

https://www.youtube.com/watch?v=OP0ktjSPBgo

-El camaleón camaleónico de Eric Carle

 

 

  • Construir un “cofre del tesoro” donde se guarden frases positivas de situaciones que los niños hayan afrontado o logros alcanzados. Releer las frases ayuda a internalizar estos aspectos e integrarlos a la personalidad.
  • Situar un frasco en un lugar visible y al alcance de todos y poner tapitas de colores por cada logro o aspecto positivo a resaltar. Se podrá visualizar cómo el frasco se va llenando y esto estimulará a los chicos a esforzarse y a los adultos nos recuerda que es bueno expresar elogios y valorar las conductas positivas.

La autora es Licenciada en Psicología M.N 41943.

Magister en Psicología Cognitiva y Aprendizaje.

Diplomada en Psiconeuroinmunoendocrinología.

Diplomada Internacional en intervención en Autismo.

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