Escribe la Lic. Marisa Russomando*
La familia está en funcionamiento, adultos y niñ@s en sus actividades, todo fluye y de golpe el caos: renuncia la niñera. Tal vez se trate de una de las escenas más temidas.
No es para menos, estar solos frente a la logística de lo cotidiano puede ser difícil cuando ya se contaba con una estructura que sostenía y ayudaba en el día a día.
Por ello la búsqueda será inmediata. Para ello se puede contratar el servicio de búsqueda que algunas consultoras brindan. Pero si esta tarea estará en manos de los padres, es importante tener en cuenta algunos datos objetivos:
- Si tiene experiencia comprobable con bebés y niños.
- Chequeo de Referencias.
- Título o certificado de estudio que la avale.
- Nociones de primeros auxilios.
- Apto psicofísico.
Como así también otras variables no objetivas pero fundamentales para que la mamá y el papá puedan irse de casa tranquilos:
- Evaluar recursos para resolver situaciones de emergencias.
- Sentido común y toma de decisiones.
- Conocimientos y prevención de accidentes.
- Afinidad cultural con los padres.
- Grado de afinidad en el contacto con los niños.
- Sensaciones y sentimientos a la hora de imaginar a la postulante con nuestro hijo y en nuestra dinámica familiar.