“Mami mirame”; “mami escuchame”; “ahora yo, ahora yo”; “¿cuánto falta?”; “lo hacemos otra vez”… estas y mil frases que comienzan a decir los chicos, primero a media lengua y después con todas las letras, son las que instintivamente celebramos, nos hacen reír y emocionarnos… pero ¿qué sucede cuando esas pequeñas personitas comienzan a crecer y no nos dejan un minuto libre, cuando entienden (porque nosotras se los hicimos creer) que son el centro del mundo y lo único importante en nuestra vida? ¿Qué pasa cuándo después de tanta tecnología suponen que la vida solo se trata de hacer click en el lugar indicado para conseguir un resultado? Se transforman en pequeños tiranos sin un ápice de paciencia. ¿Podemos desarrollarles esa capacidad tan vital para la vida? Y decimos vital porque está comprobado: “Las personas que logran desarrollar mayor tolerancia son más competentes en la vida, ya lo demostró el Test del Marshmallow: retrasar la gratificación es una virtud positiva para el desarrollo en la vida adulta”, asegura Ana Belen Farias, Licenciada en Terapia Ocupacional (MP 2393).
CONDUCTA NATURAL. “Los niños nacen con el requerimiento de satisfacer sus necesidades en forma inmediata. No por capricho sino por el hecho de responder al natural instinto de supervivencia”, nos explica Ana Belen Farias que también es creadora de @mama_y_to y agrega: “La noción del tiempo se adquiere en forma progresiva con la maduración del niño, primero comprenden tiempos más inmediatos, como día y noche, luego ayer/hoy/mañana; más tarde incorporan los días de la semana”.
Pero lo cierto es que en la vida diaria ese proceso puede resultar bastante largo y turbulento, a algunos padres nos cuesta atravesarlo y a los niños les da trabajo… Los adultos deseamos por todos los medios evitar que los chicos se frustren entonces nos adelantamos a sus demandas y casi no los dejamos desear, mucho menos esperarlas. En este sentido la licenciada en Terapia Ocupacional es clara: “No hay que responder en forma inmediata a todas las demandas de los chicos y para eso tenemos que poder distinguir cuándo son necesidades reales, y cuándo pueden esperar a que terminemos lo que estamos haciendo, sin dilatar demasiado la respuesta. Recordemos que su capacidad de sostén es baja”.
Y a la hora de evitar berrinches hay diversas estrategias que favorecen la adquisición del concepto de tiempo. María del Rosario Vocos Conesa, creadora del IGblog una.mama.fan comparte:
Planificador: Fotos o pictogramas ayudan en la organización general del día. Se pueden ilustrar tanto los grandes momentos del día como los más pequeños.
Caja de fichas/collar con cuentas: Se puede usar una por cada hora que estamos afuera, el adulto a cargo puede ir quitando las fichas o cuentas a medida que pasen las horas o bien pueden ir haciéndolo los chicos.
Relojes: Si el reloj de pared es con agujas, pueden hacer otros en cartulina o papel (si es con diferentes colores, más claro aún) señalando como deberían estar las agujas para que las cosas sucedan.
Gráfico de barras: Suena a clase de economía, pero se puede ir, como con las fichas o las cuentas, poniendo una barra al lado de otra a medida que se van sumando las horas y se acercan más al momento deseado. “Obviamente que estos recursos se acompañan de un relato explicativo y una validación de su sentir. Ellos pueden manifestar miedo, angustia, ansiedad y hay que entenderlos y transmitirles tranquilidad”, explica Vocos Conesa.
INMEDIATOS TIEMPOS MODERNOS. En la última década ha habido un aumento significativo en el uso de la tecnología a más temprana edad y cada vez en mayor medida los chicos manifiestan una dependencia casi extrema hacia los dispositivos. Para los chicos de hoy todo es ya: si se les pasó el estreno de un capítulo saben que esta disponible online para cuando lo quieran ver; si se olvidaron de algo que dijo la maestra, algún compañero se los transmite por WhatsApp; si buscan algún dato, internet se los da al instante…
“Los/as niños/as actuales son nativos digitales, y el uso de la tecnología, aún siendo respetuoso y conciente viene acompañado de efectos positivos y negativos en el desarrollo. Para explicarlo sintéticamente, hay que saber que nuestro cerebro esta compuesto por neuronas que transmiten información a través de biomoléculas que se llaman neurotransmisores, en un proceso denominado sinapsis. Uno de estos neurotransmisores, es la dopamina, y una de sus funciones es regular la motivación y el deseo. Cada vez niños/as y adultos/as somos más adictos a la dopamina que proporcionan las recompensas que recibimos a través de las redes sociales y los juegos. Expertos en adicciones comparan los móviles y tablets con verdaderas bombas de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad. A medida que recibimos un «me gusta», se produce una descarga de esta sustancia en el cerebro que nos satisface. En definitiva, desde pequeños/as estamos consumiendo aplicaciones que se han diseñado para hacernos adictos/as a las descargas de dopamina. Según mi criterio, este concepto de inmediatez esta íntimamente relacionado con “la falta de paciencia” o capacidad de espera nula en niños/as y jóvenes”, explicó a Border la licenciada en psicopedagogía María del Rosario Vocos Conesa.
¿Es posible contrarrestar esta realidad que atenta contra el desarrollo de la paciencia de los chicos? “Sí, claro, hay que estimularlos en el hacer y que ese hacer implique un proceso que no empieza y termina inmediatamente sino que se extiende en el tiempo, profundiza la psicopedagoga María Eugenia Rosa González. Se suelen hacer secuencias que se retoman al día siguiente para seguir mejorando y terminando lo que comenzó el día anterior. Así lograremos que sean pacientes en un proceso, no podemos pretender que ellos esperen sin hacer nada porque no está en su naturaleza, pero les podemos transmitir la importancia de seguir pasos, evaluar lo hecho, ver cómo mejorar y continuar al día siguiente”.
¿Y LOS NIÑOS CON CEA? “Las personas con CEA no tienen más problemas que otros con la espera, pero sí se les hace más difícil comprender el concepto de tiempo que es abstracto y tardan más en hacerlo que un chico sin dificultades”, explica Clara Cardini, profesora de educación especial y agrega: “A ellos les cuesta más la interpretación y por eso necesitan más apoyos visuales como relojes que les indiquen claramente cuánto son 15 minutos. El tiempo, como sabemos, es un concepto abstracto. De todas maneras se trabaja igual que con el resto de los chicos”. Aquí más estrategias para desarrollar la paciencia:
# Tener a mano un block de hojas y lapiceras para que siempre que van a un lugar puedan dibujar lo que va a pasar, de esta manera los chicos pueden “anticipar” lo que va a suceder. Por ejemplo: 1º vamos a tomar un colectivo; 2º vamos a llegar al consultorio; 3º nos va a recibir una secretaria; 4º nos vamos a sentar en la sala de espera; 5º nos va a llamar la doctora…
# Hay aplicaciones en Apple que marcan los tiempos.
# Hacer listas de lo que se tiene que hacer sirve mucho, los chicos con TEA que ya están en el colegio suelen tener escrito en el pizarrón el horario de las materias.
# También está bueno tener almanaques con cada día que indiquen que va a suceder. “Y esto es bueno para todos los chicos. El mío tiene 4 años y está súper ansioso con la llegada de su cumple en octubre, obvio que ya hicimos el almanaque de todo septiembre hasta llegar a su día”, cierra Cardini.