La tecnologización de la política por su parte, en un mundo complejo y vertiginoso, promete venir en su auxilio en un futuro muy próximo y con las promesas de la Democracia Líquida.
¿Cuántas de esas promesas se cumplirán? ¿Cuántas de esas promesas acabarán siendo un nuevo sueño imposible? ¿Algún requisito resultará ineludible para la Democracia Futura?
Nuevos Vectores atraviesan la Democracia.
La Era del Empoderamiento -con base tecnológica- irrumpe como la era del poder difuso y disperso entre los ciudadanos, quienes reúnen más poder en sus propias manos y desafían a las autoridades políticas y económicas.
La democratización de la sociedad no sólo alcanza a las clases medias -incluídas las nuevas clases medias globales-, las que al mismo tiempo que mejoran notoriamente su estilo de vida interponen nuevas y mayores exigencias (y otras no) a los gobiernos, sino también a todos los sectores de la sociedad.
Se espera que tanto el nuevo empoderamiento como la democratización se dirijan hacia mejoras en la transparencia, aunque también afiebrarán la diversidad de los sistemas de valores.
Nuevas expresiones políticas combinan manifiestas posturas anti-política y antipolíticos, movimientos anticorrupción y antigubernamentales con la disconformidad con votar cada 4 años; opinan que con tal periodicidad los ciudadanos no se sienten representados. Proponen entonces nuevas herramientas tecnológicas desarrolladas para dinamizar, acelerar y perfeccionar la articulación de las demandas de la sociedad con los procesos decisorios de la política.
Nuev@s PoliTICs para una e-Democracia.
Ya operan los aportes informáticos necesarios para contextos cívicos de gran escala y han demostrado ser muy eficientes, asegurando el grado de madurez suficiente como para ser adoptado por partidos y parlamentos del mundo, con softwares de votación que permiten elecciones seguras ‘de punta a punta’ del proceso electoral.
Partido de la Red propicia el uso de la plataforma informática DemocracyOS, la empresa catalana Scytl Secure Electronic Voting, ofrece soluciones electorales para todas las etapas de ese ciclo, el proyecto europeo D-CENT, ha sido utilizado por miles de ciudadanos en toda Europa y el mundo en elecciones con hasta 2,7 millones de votantes.
Blockchain por su parte, que luego de su debut en el mundo del dinero lo hace en el de la política, garantiza que los sistemas de votación conserven la privacidad del votante, permanezcan prácticamente inviolables, trazables y verificables de extremo a extremo.
Voces de posturas más ¿tecnologizantes…? ¿radicales…? proponen una transición hacia un Parlamento Ciudadano Electrónico sin legisladores y, no parece descabellado suponer que, en un futuro no muy lejano, los desarrollos basados en blockchain colaboren con la muerte de las burocracias y hasta con la extinción misma de los políticos o al menos de los funcionarios públicos.
El experto noruego Bjorn Bjercke afirma que gracias a blockchain, de aquí a 20 años, gozaremos globalmente de un híbrido entre la democracia directa y la representativa.
¿Amazonización del mercado electoral…?
A cada paso surgen interrogantes respecto a los impactos de la tecnologización de la política y uno de ellos es el impacto sobre la participación ciudadana.
Podemos preguntarnos, si como efecto de la tecnologización de la política ¿migraremos hacia vidas y arenas políticas expandidas de acuerdo con las potencialidades que aporta la tecnología? ¿y hacia un Nuevo Ciudadano 4.0, convertido en un omni-elector?
En ese caso ¿tardarían demasiado en hacerse sentir los efectos de la saturación de sucesivas e innumerables elecciones, afectando el compromiso ciudadano y cayendo nuevamente en una lisa y llana indiferencia política o electoral?
“Estamos entrando en una era de opciones sin precedentes. Y eso es algo positivo” celebra Chris Anderson (The Long Tail, 2006).
Ó, por el contrario, como un parangón del modelo Amazon (vender una gran variedad de productos en cantidades relativamente pequeñas, como Amazon o Netflix) en el mundo político ¿podría replicarse esta lógica de la Larga Cola en el mercado electoral?: ¿micro-electorados con intereses muy diversos y focalizados con una hiper-segmentación de la agenda política?
¿Hacia Hiper-Ciudadanos ó hacia Micro-Electores…?
Democracia Futura. Entre espejos y espejismos.
Convencidos que, en un futuro, más cercano que lejano, los aportes de la tecnología en el campo de la política serán contundentes, sabemos que esos aportes estarán limitados al andarivel procedimental de la democracia, al hecho del ¿cómo elegimos?
Muchos pensadores ponen la mira en los individuos, en el desarrollo humano y el de las sociedades como eje central respecto a ¿cómo lograr una mejor democracia?
Václav Havel, dramaturgo y expresidente checo, por ejemplo, en el camino hacia lograr una mejor sociedad fue un convencido, que es preciso construir una nueva persona hacia la reconstrucción moral de la sociedad.
“Una mejora realmente fundamental y esperanzadora del sistema no puede ocurrir sin un cambio significativo en la conciencia humana”, nos explica Havel (Perturbar la Paz, 1986).
La inquietud persiste también en Francis Fukuyama, quien retoma la pregunta original de Lant Pritchett y Michael Woolcock: ¿cómo ‘llegar a ser Dinamarca’?, como expresión de llegada a un modelo altamente deseable de sociedad.
Entre los Espejos de la democracia –lo que la democracia realmente es– y sus Espejismos –lo que ilusoriamente esperamos de ella– podemos escudriñar sus Desafíos y pensar cómo mejorarla a Futuro.
Elaborado en base al Reporte “Democracia Futura. Entre espejos y espejismos”.
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