Nació en Río Tercero, Córdoba, un 20 de enero de 1994. Es hijo de Nancy Fiandrino y de Gustavo Ismael (“el Lobito”) Fernández, quien fuera un destacado jugador de básquet y ahora un reconocido entrenador, y su hermano, Manuel Fernández, basquetbolista, quien se desempeña en el equipo Trieste de la Liga Italiana y es además el actual base de la Selección Argentina de Básquet. Ya desde chiquito se respiraba deporte en su casa.
Cuando tenía apenas un año y medio, sufrió una lesión en la médula que lo dejó paralítico de la cintura para abajo, lo que motivó que desde entonces tuviera que utilizar una silla de ruedas para poder movilizarse. Pero esto, a pesar de su gravedad, no lo desanimó y siguió persiguiendo su sueño de ser un deportista profesional.
Comenzó a jugar al tenis a los 6 años, y cuando cumplió los 12 empezó su carrera como tenista al inscribirse en la Asociación Argentina de Tenis para ser jugador en la categoría Juniors. Lleva más de 10 años con el mismo entrenador, Fernando San Martín. Este año en Wimbledon, fue la primera vez que toda su familia pudo verlo en persona. Todos vistieron una remera blanca, con la inscripción “GF #4”, que representa el número con el que firman los tres varones de la familia Fernández.
Gustavo venía de perder dos finales consecutivas en el torneo de Wimbledon en los años 2017 y 2018, en ambas ocasiones contra el sueco Olsson.
Este año lleva ganados los 3 torneos de Grand Slam que se jugaron: el Abierto de Australia, Roland Garros y ahora Wimbledon. En el caso de que llegara a ganar el cuarto y último de los Torneos de Grand Slam de este año, que es el Abierto de los Estados Unidos, Gustavo se convertiría en el primer jugador de tenis adaptado de la historia en obtener los cuatro Torneos de Grand Slam en el mismo año. Hasta ahora el japonés Shingo Kunieda había logrado ganar los tres torneos que se jugaban en el año, ya que en Wimbledon todavía no había competencia para el tenis adaptado, y recién se comenzó a jugar desde el año 2016. Es la primera vez que Gustavo le gana en un Torneo de Grand Slam al japonés Shingo Kunieda, quien hasta entonces ocupaba el puesto número uno del ranking mundial. Con el resonante triunfo en Wimbledon Gustavo pasó a ser el número 1 del ranking mundial de tenis adaptado.
Shingo Kunieda, japonés de 35 años de edad, fue el atleta que modificó el tenis en silla de ruedas por completo, el que lo volvió más potente y atractivo hasta posicionarlo en el alto nivel que tiene en el presente. Invicto durante casi tres temporadas, triple medallista paralímpico y con 22 títulos de Grand Slam. Esto no hace más que resaltar el enorme valor la hazaña lograda por Fernández.
Para él no fue fácil su vida después del accidente, porque era una persona muy movediza, que le costaba mucho quedarse quieto, necesitaba estar en movimiento constante, por eso decidió iniciarse desde muy chiquito en el deporte.
Gustavo, comentó en una entrevista, que elimina las redes sociales de su celular durante los torneos importantes, ya que lo ayuda a concentrarse y no ponerse nervioso antes de una competencia.
En cada partido que participa, demuestra la gran habilidad que tiene para jugar al tenis y que se esfuerza por mejorar cada día más, teniendo en cuenta que él no está acostumbrado a jugar sobre algunos terrenos como el pasto, porque es difícil moverse con la silla de ruedas y porque la pelota pica distinto.
En una entrevista en la que habló sobre sus virtudes expresó: “Creo que soy muy valiente para jugar y tengo una fortaleza mental enorme, porque me acostumbré a convivir con la adversidad, lo que me ayudó a desarrollar una gran capacidad de tolerar la frustración y superarla. La competencia no me genera problemas, al contrario, me gusta la adrenalina de la competición. Y tengo un conjunto de capacidades técnicas que he trabajado con conciencia y profesionalismo”.
“Gusti” Fernández, fue el abanderado de la delegación de la República Argentina en los juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, para él fue una experiencia impresionante e inolvidable que dice no poder explicar con palabras.
Gustavo conoció a su novia, Florencia Tagliaferro, hace ocho años, se conocieron por amigos en común. Ella es dos años más chica que él. En ese momento empezaron a hablar, se gustaron de inmediato y enseguida comenzaron a salir y se enamoraron instantáneamente. Tanto ella como su familia son los pilares fundamentales para Gustavo, no solo en el aspecto deportivo sino en todos los órdenes de su vida.
Más allá de todos los éxitos que ha obtenido a nivel deportivo, Gustavo Fernández nos deja un gran ejemplo de superación y fuerza de voluntad. Nos demuestra que con garra y perseverancia todo se puede lograr; si nos ponemos una meta y dejamos todo para lograrlo, no hay obstáculo que no se pueda superar.
El, no se quedó resignado en una silla de ruedas, no se deprimió pensando que para muchos, hacer deportes es más fácil, sino que luchó y luchó, dando mucho de sí esfuerzo y dedicación para lograr todo lo que logró. Su historia nos demuestra que nunca hay que bajar los brazos y que con sacrificio y esfuerzo todo se puede lograr.
(*) El autor de la nota publica sus noticias en el IG @deportivosanti (gracias al acompañamiento de «experiencia.mar) también es un ejemplo de lucha y superación.