Bangladesh sorprendió al decretar tres días de duelo nacional tras la muerte del papa Francisco. Las banderas ondean a media asta en todo el país asiático, donde, pese a que más del 90% de la población profesa el islam, se decidió rendir homenaje al Pontífice argentino por su legado de diálogo interreligioso y defensa de las minorías.
Desde su independencia en 1971, tras siglos de dominio británico, Bangladesh forjó una identidad nacional basada en la lucha por la soberanía, un sentimiento que conecta con la historia argentina.
El país asiático mantiene una relación simbólica con el país desde la guerra de Malvinas, con una postura firme contra el colonialismo británico. Esa identificación se profundizó en el Mundial de 1986, cuando Diego Maradona se convirtió en ídolo nacional y regional tras sus goles a Inglaterra.
Por su parte, el papa Francisco visitó Bangladesh en noviembre de 2017, donde fue recibido por el entonces presidente Abdul Hamid. Recorrió las calles de Dacca en un tradicional rickshaw y participó en encuentros interreligiosos, promoviendo la paz y la reconciliación.
Uno de los momentos más recordados de su paso por el país fue el encuentro con refugiados rohingyas, a quienes pidió perdón “en nombre de todos” por el sufrimiento y la indiferencia del mundo. “La presencia de Dios, hoy, también se llama Rohingya”, dijo, en una frase que quedó marcada en la memoria colectiva bangladesí.
Durante su estadía, también celebró una misa multitudinaria en el parque Suhrawardy Udyan, ordenó a 16 nuevos sacerdotes y visitó una escuela de educación especial, donde volvió a poner en el centro los derechos humanos y la dignidad.