Los principales líderes de la oposición han sido inhabilitados para participar, los principales partidos políticos han sido ilegalizados, el Partidos Socialista Unido de Venezuela (PSUV) utiliza los recursos del Estado para hacer campaña, no hay libertad de información en los medios de comunicación y los rectores del Consejo Nacional Electoral, tienen una parcialidad política definida, e incluso, la rectora principal, Tania D’Amelio es ex diputada del chavismo y hoy está encargada de garantizar una elección imparcial. ¿Podemos creer en una elección justa con este panorama?
Una vez más se pondrá en evidencia la muy bien aceitada estructura del sistema electoral venezolano, iniciada por Hugo Chávez y que ha servido para que desde hace 20 años la Revolución Chavista tenga ventaja en las elecciones y las gane, incluso cuando cada día tiene menor apoyo popular. Decenas de irregularidades rodean al sistema electoral venezolano, hoy comentamos dos: El voto asistido y la usurpación de identidad.
¿Qué pensarías si te dijera que una persona, cualquiera, puede ver por quién votas? ¿te daría confianza? ¿Qué pensarías si te dijera que una persona puede votar más de una vez?, ¿te daría confianza? Bueno, en Venezuela existe una figura llamada “voto asistido”. Un elector puede votar más de una vez gracias a la “usurpación de identidad”, permitida por la falta de seguridad del documento de identidad nacional, llamado cedula de identidad. Basta con buscar en internet ¿Cómo hacer una cedula venezolana? para que quede al descubierto la facilidad que se tiene para usurpar la identidad de un elector.
Según el artículo 63 de la constitución de Venezuela, el voto es secreto, sin embargo, la ley orgánica de procesos electorales en su artículo 128 permite que una persona que así lo exprese, puede ingresar al “cuarto oscuro” y ejercer su voto acompañada. Ahora bien, ¿cómo se elige esta persona? Lo normal sería que la ley explicitara que solo un familiar podría ser el acompañante, sin embargo, no es así, y la ley dice “puede ser acompañado por cualquier persona”.
Si algún elector es beneficiario de algún programa social del gobierno, el día de las elecciones es buscado por un “patrullero”, esta persona es la encargada del 1 * 10 del PSUV, es decir, debe garantizar que 10 personas voten por los candidatos del chavismo. ¿Cómo comprobar que efectivamente la gente de su lista 1 *10 voten por el chavismo?. Fácil: obligando al elector a ejercer el “voto asistido”. Por ejemplo, el programa social Gran Vivienda Venezuela, que adjudica, es decir no da títulos de propiedad, casas a familias sin techo, están en estas listas 1 *10 del patrullero de su comunidad, coordinados desde el Consejo Comunal y el día de las elecciones, los electores de la casa adjudicada son buscados y acompañados a votar.
“Esa casa en la que vives con tu familia es gracias a la revolución, si no nos apoyas te la quitamos y se la damos a un revolucionario”, con estas palabras, el elector es persuadido para que, al llegar al centro de votación, pida aplicar el artículo 128 de la ley orgánica de procesos electorales, por ejemplo, diciendo que no entiende el funcionamiento de la máquina y como “cualquier persona” puede acompañarlo, el patrullero es el escogido. El elector vota acompañado del patrullero, vota por el chavismo, conserva su casa y el patrullero garantiza su voto en la lista 1* 10. Esto se llama “voto asistido”, ampliamente denunciado por la oposición en Venezuela.
La debilidad de seguridad en el documento de identidad de Venezuela, permite que el mismo día de la elección, conociendo los cuadernos electorales de cada centro y el nivel de abstención, se puede hacer suplantación de identidad de electores que están en el Registro Electoral, pero que han muerto, se han mudado del país o en las últimas elecciones se han abstenido de votar. Esta información supone ser confidencial, sin embargo, los militantes del PSUV que en cada elección colocan en la entrada de los centros electorales, “los puntos rojos”, tienen esta información y desde estos puntos coordinan junto con los integrantes de las mesas de cada centro los niveles de participación que se van llevando. Pero, ¿Cómo logran que una persona vote por otra?
El sistema electoral venezolano, no tiene horario definido, los centros electorales se cierran cuando “no existan electores en la cola”. Cercano a las 6:00 pm ya la cantidad de electores ha bajado y todo se debería disponer para cerrar el centro, sin embrago, es aquí cuando entra en acción “el punto rojo” y el miembro A de cada mesa, el miembro A maneja el cuaderno electoral y ha sido elegido “al azar” por el Consejo Nacional Electoral, por una simple coincidencia, en las elecciones la mayoría de los miembros A de las mesas de votación, están inscriptos en el PSUV.
Con la información precisa saben que electores no han ido a votar durante todo el día, y ya cuando no hay electores en la cola, llega de repente una camioneta con 5 personas, un auto con 2 y un autobús con 10, todas estas personas tienen algo en común, una cedula de identidad nueva y por supuesto al miembro A de la mesa, esto no le llama la atención. Mientras esta operación sucede en varios centros electorales, en el Consejo Nacional Electoral, los rectores principales solamente tienen que esperar. Mientras en las calles los venezolanos celebrar porque las encuestas de boca de urna dan ganadores a los candidatos opositores, hay centros electorales abiertos aún y hay una operación en proceso.
Llega la madrugada, las cámaras enfocan las famosas “barandas del CNE” y los rectores del Consejo Nacional Electoral salen a informar los resultados “irreversibles”, los candidatos del chavismo han ganado. La oposición pide auditoria, se auditan los votos y los votos coinciden con los de la máquina, no hay explicación aparente, solo falta un detalle, los cuadernos electorales han desaparecido, no se pueden auditar con los votos emitidos, no se puede saber quién voto en los centros electorales, solo están los votos en las cajas. Se ha consolidado la operación “usurpación de identidad”, votaron los muertos, votaron los que se mudaron del país y votaron los que no habían votado en las últimas elecciones, pero no se puede saber, porque sin los cuadernos que manejaba el miembro A de la mesa, no se tiene la información.
Ahora pregunto, ¿se pueden reconocer como legitimas las elecciones en Venezuela?
Quien escribe estas líneas ha sido testigo de las situaciones expresadas en este artículo.