Las reuniones de Rex Tillerson y la importancia estratégica de Argentina para los EE.UU. en el Atlántico Sur. Contactos y gira con la ministra Bullrich, la promesa a Etchevehere y la historia conjunta con Aranguren. El G20 y por qué se enamoró de Bariloche.
“Estados Unidos entendió la importancia estratégica del Atlántico Sur, y nos eligió a nosotros como aliados ahí”. Con esta definición un ministro de Mauricio Macri explicó ante #BORDER los verdaderos motivos y el pacto que realmente se selló en la visita que el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, acaba de concluir en el país.
El jefe de la diplomacia norteamericana vino a hacer algo más que recorrer Bariloche y dejar flores ante el busto del General San Martín. Su objetivo era asegurar un interés estratégico de Estados Unidos, como es conseguir un socio confiable en la costa este del sur del mundo.
Estados Unidos tiene otros países amigos en la región, como son hace años Colombia y Chile, sin embargo los dos comparten con el gigante del Norte su costa al Pacífico, mientras el Atlántico Sur parecía una región mucho más hostil.
La inestabilidad política de Brasil y el futuro incierto de Michel Temer dejan a la Argentina con todos los números puestos. “Tillerson estaba muy bien plantado. Conocía todo perfectamente y conversó con cada ministro sabiendo de qué le hablaban”, explicó otro de los presentes en el almuerzo que mantuvo el norteamericano en la Cancillería el domingo con parte del Gabinete de Mauricio Macri y el canciller Jorge Faurie.
Lejos de una comida protocolar, la reunión fue concreta y útil. El norteamericano interrogó a los ministros uno por uno, hablando con cada cual de los temas más relevantes en la relación bilateral, pero sobre todo, para la sociedad estratégica.
Con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el de Defensa, Oscar Aguad, habló sobre su próxima gira a Estados Unidos donde visitarán los cuarteles del Comando Sur, cuya flota recorre el continente americano.
Esta visita será clave si la Argentina y Estados Unidos comienzan a cooperar en el Atlántico, según el plan que ambos buscarán poner en marcha.
Además Bullrich mantendrá encuentros con el FBI y la DEA en Washington. No sólo buscará apoyo en cuestiones de narcotráfico, donde ambos países comenzaron a cooperar intensamente, sino en procura de asesoramiento y tecnología para la organización de la cumbre de presidentes del G20, que se realizará en Buenos Aires.
Con Luis Etchevehere, el ministro de Agroindustria, hablaron de los aranceles al biodiesel argentino. Estados Unidos prometió revertir la medida si se concreta la “alianza estratégica”.
Pero con nadie se lució más el funcionario norteamericano que con el titular del Ministerio de Energía, Juan José Aranguren.
Ex Ceo de la petrolera Exxon Mobil entre 2006 y 2016, Tillerson demostró su dominio en la materia y su afinidad con otro ex empresario del área, como el funcionario, ex Shell.
El conocimiento del americano en todos estos temas impactó a varios integrantes del Gabinete, pero nada los sorprendió tanto como su repentino amor por Bariloche.
“Es uno de los lugares más lindos que he conocido”, les dijo. Y prometió volver. Es que el sábado, en su llegada al país, Tillerson decidió aterrizar en ese destino turístico rionegrino. Ascendió al Cerro Campanario, hizo cabalgatas cerca del Nahuel Huapi, se hospedó en la zona aledaña al Llao-Llao y se entrevistó con científicos argentinos y con las autoridades de Parques Nacionales. Tuvo sabor a poco y dijo que volverá.
Ya habrá tiempo. La alianza está en pañales, y el jefe de la diplomacia norteamericana seguramente vendrá varias veces más si la sociedad que buscan establecer con la Argentina para mantener la seguridad mundial en el Atlántico avanza como ellos esperan. El funcionario de Trump continuó con su gira americana, que lo lleva ahora a Perú, Colombia y Jamaica. Antes de relajarse en el sur, había hecho escala en México.
