Moldavia, ¿el próximo objetivo de Rusia en Europa?

Por: Santiago Fernandez

Moldavia, una pequeña nación europea con una población de más de 2,5 millones de habitantes, podría convertirse en el próximo escenario de conflicto en Europa.

Ubicada en la frontera oeste de Ucrania, este país es una exrepública socialista soviética, y está en el foco internacional debido a su estrecha relación con Rusia y a la creciente inestabilidad política y territorial, en particular por la guerra cercana.

Desde su independencia de la Unión Soviética en 1991, Moldavia fue un país que se vio envuelto en corrupción y los conflictos internos, siendo uno de los países más pobres de Europa. Uno de los focos de tensión, fue Transnistria, una región que declaró su independencia en 1990, y mantuvo un conflicto por dos años (la guerra de Transnistria) con apoyo del ejército ruso, pero que nunca fue reconocida internacionalmente.

Pese a su falta de reconocimiento, esta zona goza de un alto grado de autonomía con su propio gobierno, ejército, moneda y hasta pasaportes, aunque carece de legitimidad en el ámbito global. Desde 1992, más de 1.500 soldados rusos están estacionados en Transnistria bajo el pretexto de «mantener la paz», mientras que la región sigue siendo un punto de disputa. 

En este contexto, si el Kremlin decidiera avanzar hacia Moldavia a través de Transnistria, el país se encontraría en una posición extremadamente vulnerable, especialmente considerando su debilidad militar. Esto abriría una puerta directa a la frontera de la Unión Europea, con Rumanía como nación vecina.

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El 24 de febrero de 2022, con el inicio de la invasión rusa a Ucrania, Moldavia pasó a ser vista como uno de los posibles próximos objetivos de Moscú. La proximidad de Transnistria a la ciudad ucraniana de Odesa, a solo 60 km, elevó los temores de que Rusia pueda usar este enclave como base para una incursión más amplia en Moldavia. Con la región ocupada, Rusia podría fácilmente tomar control del país, avanzando sobre la frontera de la UE.

Por su parte gobierno moldavo, liderado por la presidente prooccidental Maia Sandu, que está en el cargo desde diciembre de 2020, intensificaron sus esfuerzos para acercarse a la Unión Europea. En 2022, Moldavia recibió el estatus de candidato a miembro de la UE, algo que ha sido respaldado por la mayoría de la población, especialmente después de la invasión rusa a Ucrania.

En octubre de 2024, un referéndum constitucional confirmó el deseo de Moldavia de unirse a la UE, con un 50,35% de los votos a favor. Sin embargo, el proceso de adhesión no será rápido y enfrentará obstáculos tanto internos como externos, especialmente por la influencia de Rusia.

El conflicto electoral en Moldavia también resalta las tensiones internas. Maia Sandu, que defiende la integración europea, ganó las elecciones presidenciales, mientras que su rival, Alexandr Stoianoglo, ex fiscal general, que fue detenido en 2021 por cargos de corrupción y posteriormente destituido de su cargo, y cuenta con el apoyo del Partido Socialista prorruso (PSRM), aboga por mantener los lazos con Moscú.

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A pesar de su victoria, Sandu enfrenta una lucha constante contra la injerencia rusa, como lo demuestra la acusación de su asesor de seguridad, Stanislav Secrieru, quien denunció un intento de distorsionar el resultado electoral mediante injerencias externas.

 

 

En ese sentido, fue el pasado 3 de noviembre que Sandu se imponía en una segunda vuelta con el 98% de los votos escrutados, frente a Stoianoglo con el 54,35%, según informó la Comisión Electoral Central al término de unas elecciones y una campaña que se vieron empañadas por persistentes acusaciones de injerencia negadas por Rusia.

La victoria de la exasesora del Banco Mundial, aceleró el impulso de la nación para abandonar la órbita de Moscú y unirse a la Unión Europea es vista por sus partidarios como un espaldarazo al rumbo decididamente prooccidental que promueve.

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Otro factor que mantiene a Moldavia en alerta es el depósito de armas en Transnistria, conocido como Kolbasna, el mayor arsenal de la Guerra Fría en Europa. Almacena unas 20.000 toneladas de municiones, un remanente peligroso de la época soviética.

Además, durante décadas, Moscú chantajeó y desmoralizado al país en materia de política económica, unas veces abriendo y cerrando las llaves del gas, otras imponiendo sanciones comerciales arbitrarias a importantes productos de exportación moldavos.

Pero esto cambio desde el 2023, ya que Moldavia se está liberando completamente del suministro de gas ruso. Sus vecinos Ucrania y Rumania, así como la UE, ayudaron al país logística y financieramente.

Así mismo, en 2025, el país también dejará de recibir suministro eléctrico de una importante central eléctrica de la región separatista de Transnistria. Esto eliminará todas las palancas económicas que Rusia ha podido utilizar para que Moldavia sea políticamente obediente.

Con todo esto, la exnación soviética se encuentra en una encrucijada histórica. Mientras busca consolidar su rumbo hacia Europa, enfrenta la constante amenaza de una intervención rusa, que podría tener repercusiones no solo para su seguridad, sino también para el equilibrio de poder en Europa del Este.

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