Muchos se preguntan si las especulación sobre los parecidos entre Venezuela y la Argentina son producto de la imaginación o son ciertos. Y eso, nos da bastante miedo. Un país adonde una docena de huevos llegó a valer 100 pesos y en el que hay que esperar más de 5 horas para ver si quedan productos básicos en la góndola es el fantasma más temido.
Por Liliana Franco
Si hay algo que abunda en Venezuela son las bellas mujeres y la intervención estatal. Este país no es sólo famoso por sus numerosas Miss Universo, sino también por la frase “exprópiese” del ex presidente Hugo Chávez que llevó a casi 1.200 intervenciones en empresas privadas entre 2002 y 2012, según datos de la Confederación Venezolana de Industriales.
En los últimos días se comparó a la Argentina con Venezuela por el avance del proyecto oficial de ley de abastecimiento. Esta iniciativa apunta a un grado superlativo de intervención estatal en la actividad privada, según el consenso del sector patronal.
Los empresarios alertan y anticipan que esta ley podría derivar en desabastecimiento. En Venezuela más de la mitad de los productos de primera necesidad faltaron en los comercios, según estudio de la consultora Datanálisis realizado en el primer trimestre del año. Esto generó que los venezolanos generasen una verdadera industria de coleros que se dedican a buscar productos de primera necesidad en los raídos supermercados de Caracas.
Resulta difícil pensar que en Argentina vayan a faltar tantos productos básicos como ocurre en Venezuela. Es que en el país de Maduro el 95% de los ingresos provienen de sus exportaciones de petróleo e importan una gran parte de sus consumos básicos (entre el 30 y el 70% de los alimentos, según se pregunte a un chavista o a un opositor, respectivamente, ya que otra coincidencia, las estadísticas tienen mucho de misterio).
Nosotros, en cambio, tenemos una base productiva más diversificada y producimos alimentos no para 40 millones de personas, sino para más de 300 millones, tendríamos que hacer muy mal las cosas para que falte papel higiénico o el pan. El problema que sí es similar a Venezuela es que cada día será más caro pagar los artículos de la canasta familiar.
Por lo pronto, Venezuela tiene la “medalla de oro” en inflación, ya que la suba de precios en este país es la más alta del mundo, con proyecciones del orden del 65 al 70% para el año. Con el 40% que estiman los privados para la Argentina, nuestro país bien puede aspirar a quedarse con la medalla de bronce, sino la de plata.
Los dos países están sufriendo recesión, y se espera que caiga la actividad entre 1 y 3% en la Argentina y entre 3 y 4% en Venezuela, en tanto el resto de Latinoamérica aunque con tasas modestas, sigue creciendo.
También es distinta la situación entre la región y estos dos países en lo concerniente a la disposición de dólares, ya que mientras en general sobra el financiamiento externo para América Latina, Venezuela y Argentina son dos casos en los que escasea la verde divisa.
Así, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo también nos hermana: en el caso venezolano hay tres tipos de cambio, con el más bajo que se ubica en 6,30 bolívares por dólar, frente a un paralelo del orden de los 80 bolívares.
En la Argentina el oficial ronda los 8,30 pesos y el “blue” los 14, pero téngase en cuenta que la brecha entre ambos es sustancialmente distinta (en Venezuela el dólar ilegal supera en unas 13 veces al oficial, esperemos que en esto no los copiemos).
Pero las consecuencias para el ciudadano de a pie son las mismas: dificultades para viajar o problemas para vender su propiedad y hacerse de dólares. Y lamentablemente, al menos para el corto plazo, las perspectivas no son buenas ni aquí ni allá.
En los dos países existen críticas por la abundancia de planes asistenciales, que desincentivan el trabajo. t
Esto no quiere decir que las cosas no puedan cambiar. Los dos países tienen en la segunda parte del año que viene elecciones (en Venezuela legislativas). Y en ambos las encuestas tienden a favorecer a la oposición.
