Mucho se habló acerca de la economía que viene. Pero, como los especialistas que son consultados con frecuencia en los medios son referentes de partidos políticos, en Border le pedimos a un académico que nos saque las dudas. Imperdible!
Juan Kornblihtt, es historiador especializado en Economía de la Argentina y de América Latina, investigador asistente del Conicet, docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento(UNGS) y de la UBA. Su especialidad entonces es analizar la economía en sus procesos históricos.
Es cierto que el próximo gobierno no tendrá más remedio que encarar un ajuste?
El ajuste ya se aplica de hecho. Cuando hablamos de ajuste, hablamos de aumentar las ganancias de los empresarios en base a bajar salarios y que el gasto público se achique en lo referido al gasto social para mantener los subsidios a las empresas nacionales y extranjeras.
En los últimos años se produjo por primera vez en la última década una contracción del PBI y el poder de compra del salario tanto general como privado cayó como resultado de aumentos salariales por detrás de la inflación. Esto es resultado de una caída del precio de la soja y de una creciente escasez de dólares por el déficit externo. Es cierto que el ajuste no fue tan fuerte como muchos anunciaron ya que el gobierno pese a no acordar con los fondos buitres pudo endeudarse en el extranjero, sobre todo en el último trimestre. Gracias a ésto pudo sostener los niveles de subsidios a las empresas y habilitar dólares para que las empresas importen insumos y remitan ganancias.
El próximo gobierno deberá enfrentar un proceso de contracción aún mayor, salvo que se produzca un fuerte repunte del precio de la soja, única fuente genuina de dólares. La alternativa de endeudarse afuera le dará cierto aire al próximo gobierno, pero como tiene que garantizarse con ganancias esta salida va de la mano de bajas salariales y reducción del gasto público
Es posible otra aplicar otra salida?
Como decíamos, cuando se ajusta se lo hace para garantizar las ganancias de las empresas privadas. Dado que las alternativas con más chances de ganar las elecciones no se plantean poner en cuestión los intereses de los capitalistas y que las fuentes de ganancias están en contracción por la caída de la soja, el ajuste aparece como alternativa común en la agenda. Una fuerte suba de la soja, que no está planteada en el corto plazo, parece ser la única alternativa para zafar de un empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores en los próximos años.
Para pensar una alternativa habría que poner en cuestión el despilfarro que implica subsidiar a empresas ineficientes que sólo pueden sobrevivir en la competencia internacional gracias a la plata que les transfiere el Estado y los bajos salarios. Pero hacer esto implica aumentar la productividad sobre la base de eliminar empresas que sobran (por ejemplo todas las automotrices locales producen menos que una planta en Japón) y unificarlas en un solo capital. Eso implica cuestionar la propiedad privada, tarea que solo pueden realizar aquellos que viven de un salario y no tienen nada que perder al enfrentar a las empresas.
Si ganara un candidato Kirchnerista puede aplicar otra opción que no sea el ajuste?
Cómo dijimos, sin avanzar sobre las causas de la crisis que lleva al ajuste (el capital que opera en Argentina), la alternativa para zafar del ajuste es que suba el precio de la soja. El próximo gobierno sea kirchnerista o no deberá endeudarse, y aunque a corto plazo puede significar cierto alivio, para poder continuar con el ciclo de pedir prestado deberán garantizar altas ganancias a las empresas. Y sin fuentes para subsidiar a las empresas, eso viene de la mano de bajas salariales y menor gasto público.
Qué podría pasar con los salarios de los trabajadores?
El ciclo de recuperación económica post 2003 fue en primer lugar posible por la enorme baja salarial que se produjo en 2002 después de la devaluación que implicó un fuerte aumento de la rentabilidad de la empresas en la Argentina. Ese repunte fue apuntalado por el crecimiento de la renta de la tierra que ingresó como resultado de las exportaciones de soja. En ese ciclo, el poder de compra salarial creció de la mano de un aumento del empleo. Dicho crecimiento aunque muy dispar (más fuerte en el empleo industrial en blanco, y mucho menor entre los empleados en negro y los empleados municipales) se frenó hacia 2009.
A partir de de 2011, no sólo se estancó su crecimiento, sino que el poder de compra cayó en casi un 9% en el sector privado. Dada la necesidad de aumentar ganancias por esta vía que tienen las empresas ante las dificultades del gobierno de conseguir dólares por la caída del precio de la soja, todo indica que esta caída se sostendrá. A la vez, dado que al haber menos ingresos del estado habrá menos capacidad de subsidiar esto se va a agudizar con un creciente desempleo. El ajuste se podrá apaciguar con un aumento de la deuda externa, pero sólo en forma momentánea. Tanto por las dificultades internas para poder sostener un ciclo de endeudamiento de largo plazo como por la crisis mundial que todo indica se profundizará, las perspectivas para los trabajadores no son alentadoras. En este sentido, plantearse alternativas políticas que no impliquen apoyar medidas a favor de los empresarios es la alternativa más contundente para enfrentar al ajuste. Aunque cuando ahora parezcan minoritarias y sólo factibles de expresarse en luchas de defensa salariales, los límites de la economía argentina mostrarán que ese el camino más realista.