Cimbronazo electoral: se abre un escenario totalmente nuevo

Por: Pablo Sieira @psieira

Tras el sorpresivo resultado de las presidenciales, el ballotage está para cualquiera. Empiezaotra elección. 

Fallaron todos los pronósticos. Que la diferencia entre Daniel Scioli y Mauricio Macri haya sido de apenas dos puntos en lugar de los 10 que se esperaban plantea un final muy abierto y el camino a la segunda vuelta se presenta como una campaña totalmente nueva, para barajar y volver a repartir. Ante la sorpresa del domingo, surgen nuevos interrogantes.

Scioli perdió dos puntos respecto de las primarias y Macri, en cambio, creció 6. El líder del PRO, además, ganó en distritos clave como Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Entre Ríos, además de la Capital Federal. Son las provincias de mayor peso electoral después de Buenos Aires, donde el candidato del Frente para la Victoria ganó pero vio perder a su alfil local, Aníbal Fernández, por el batacazo histórico de la macrista María Eugenia Vidal.

El resultado bonaerense y los números comparados con los de las PASO explican por qué en el oficialismo hay un sentimiento de derrota y en Cambiemos aires de victoria. Pero acá nadie tiene nada asegurado. Ya lo dijo Scioli este lunes: “comienza una nueva elección”. El postulante del Frente para la Victoria se ve obligado a revisar su estrategia de campaña y, de hecho, ya hizo un guiño en ese sentido al deslizar que, en principio, está dispuesto a ir a un debate con Macri.

Uno de los primeros interrogantes que se abre tiene que ver, precisamente, con los pasos a seguir por Scioli y el kirchnerismo, que lo ungió como candidato. Ocurre que ya antes de las elecciones había tensiones indisimulables dentro del oficialismo. Sciolistas y cristinistas se toreaban por lo bajo y también en público. ¿El nuevo escenario profundizará esa división interna o, por el contrario, los obligará a reunificarse y olvidar las rencillas internas?

La Cámpora, línea ultra kirchnerista del oficialismo, coronó una veintena de bancas en la Cámara de Diputados y una en el Senado. Se les frustró el plan de hacer base también en la provincia de Buenos Aires con Aníbal Fernández. Pero lo cierto es que los cargos para esa agrupación ya están definidos y, en rigor, ya no necesitan de Scioli. A los camporistas se les abren entonces dos caminos: seguir apoyando al candidato por el espanto que les causa Macri (apenas superior al que les causa el propio Scioli) o dejarlo que se las arregle solo.

Probablemente esa definición pase por la postura que adopte Cristina Kirchner, otro interrogante. La Presidenta respaldó con firmeza al candidato del FpV en las últimas semanas, sin privarse incluso de bajarle línea en más de una oportunidad. Habrá que ver si, a partir de este choque contra las urnas, la mandataria opta por apartarse de la campaña para arreglar su salida por la puerta grande y no quedar pegada a una posible derrota, o si redobla sus esfuerzos en favor de la fórmula Scioli-Zannini.

Al mismo tiempo, la actitud de la Presidenta saliente estará relacionada con el rumbo que tome Scioli, que hasta ahora ensayó un discurso alineado casi absolutamente con el de Cristina Kirchner. Es posible que el candidato, de cara al mano a mano del 22 de noviembre, decida despegarse del estilo kirchnerista y empezar a decir las cosas que hasta ahora los gobernadores peronistas decían por él.

La otra expectativa está puesta sobre Sergio Massa, que mejoró su performance de las PASO pero aún así quedó en un lejano tercer puesto, 13 puntos porcentuales debajo de Macri. Los 5 millones de votos que obtuvo el candidato del frente UNA empezaron a cotizar en alza. El gobernador bonaerense y el jefe de Gobierno porteño se disputarán esos votos pero no será un desafío sencillo para ninguno de los dos.

Ocurre que en ese caudal electoral de Massa conviven votos peronistas, que por nada del mundo irían con Macri, con votos anti kirchneristas, que por nada del mundo irían con Scioli. El tigrense, en tanto, abre la ventanilla: este año buscó una amplia alianza opositora, luego coqueteó con Macri y finalmente trató de limarlo con la esperanza de pasarlo. Pero también coqueteó con Scioli en las elecciones legislativas de 2013. Así que a la hora de definir si apoya públicamente a alguno de los dos candidatos se verá si pesa más su perfil peronista o su perfil opositor.

De todas formas, el final está muy abierto. Si algo demostró la elección de este domingo, es que nada está dicho hasta que está dicho.

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