Conurbano: ¿quién es la dirigente de la CTEP que podría gobernar Moreno?

Mariel Fernández, esposa del "Gringo" Castro, secretario general de la CTEP, puede ganar en Moreno. El rechazo a las acusaciones del macrismo, su historia de militancia y la influencia de la Iglesia en el acercamiento de las organizaciones sociales y el peronismo.
Por: Emiliano Russo

El Frente de Todos no sólo cobijó a la mayor parte del peronismo sino también a las agrupaciones sociales con mayor poder de movilización que olvidaron su rechazo al kirchnerismo y se sumaron al ariete que está por tumbar al macrismo del poder. Así las elecciones primarias del 11 de agosto dejaron a la referente del Movimiento Evita y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Mariel Fernández, con un pie y medio adentro de la intendencia de Moreno: en caso de asumir el 10 de diciembre, sería un caso inédito y, es por ello, que Cambiemos va por la campaña del miedo al azuzar la posibilidad que arribe a un distrito del Conurbano un «gobierno asambleario» que trastoque en caos. «Somos peronistas», responde Esteban «Gringo» Castro líder, junto al más mediático Juan Grabois, de la CTEP y esposo de la candidata.

Mariel Fernández ganó la interna del Frente de Todos en la que compitieron 7 listas, una de ellas del actual intendente Walter Festa, un camporista venido a menos a quien hace rato le soltó la mano Máximo Kirchner. De acuerdo a los resultados de las PASO, Fernández obtuvo 38655 votos superando por casi 9 mil al jefe comunal. Pero el dato saliente es que el Frente de Todos obtuvo el 62,5% de los votos en la categoría intendente del distrito contra el 19,7% del candidato de Juntos por el Cambio, Aníbal Assef, no un macrista puro sino un histórico dirigente de centro-derecha del distrito del oeste del GBA. Estos guarismos convierten a la referente del Movimiento Evita en más que favorita para asumir la intendencia el 10 de diciembre.

Moreno es uno de los distritos más pobres del GBA pero en tamaño, es el segundo en importancia después de La Matanza y desde hace una década viene aumentando su población sin cesar (452.505 habitantes según el censo 2010). La experiencia camporista en el distrito fracasó: de hecho Festa es fuertemente cuestionado por sus «errores de gestión» y Máximo Kirchner acompañó a Mariel en una actividad en un centro educativo creado por el Evita en plena campaña.

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Una calificada fuente del peronismo de Moreno explicó que «Moreno es un municipio kirchnerista y Mariel va a salir muy fortalecida. A Festa le quitaron apoyo por su mala gestión: es al único intendente que en el (Instituto) Patria decidieron meterle una interna». Rechazó el epíteto de «piquetera» que le quieren asignar a la candidata en el macrismo: «fue concejal, candidata a primera concejal en 2017 con Randazzo. Y con el ‘Gringo’ juegan juntos en el distrito» al tiempo que reconoció que es posible que Festa «esté intentando armar bloque propio de concejales», algo con lo que azuzan desde Juntos por el Cambio donde hablan de fluidos contactos entre el actual intendente y Assef.

Es que la debilidad del actual jefe comunal se cimentó años atrás cuando incluso de publicaron los sueldos «astronómicos» de varios funcionarios. Florencia Lizaraso es dirigente kirchnerista del vecino municipio de Merlo y hasta último momento intentó competir en interna con el intendente local Gustavo Menéndez. Pero no recibió el pulgar arriba del Instituto Patria. Al ser consultada por este medio, se refirió a su compañera victoriosa de Moreno: «ganó la única mujer con un buen armado porque llevó adentro a Patricia Rosemberg, cercana a el exintendente (Mariano) West». Este último fue un histórico intendente morenista al que se lo acusó de desestabilizar en el 2001. Lisarazo desmintió, así, que Fernández carezca de estructura política: «cuando uno está en el distrito, todo se ve de otra manera. En mi caso como una docente, en caso de Mariel como una dirigente con lazos con una gestión anterior y mucho trabajo territorial».

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Es que desde el macrismo azuzan que se viene en Moreno un «gobierno asambleario» -al que llamaba, siguiendo con el recuerdo de la caída de Fernando de la Rúa, Luis Zamora a fines 2001- producto del origen de Fernández en la militancia callejera junto a la CTEP. «Sería el primer gobierno manejado por una piquetera. Manejan 40 mil planes y Moreno es uno de los distritos con más mesas de extranjeros. De ahí tuvieron apoyo», cuestionó un dirigente PRO, que ayuda a los «Sin Tierra» -funcionarios macristas que intentan ganar intendencias gobernadas por el peronismo- y es uno de los armadores en el GBA.

Frente a estas chicanas, el «Gringo» Castro rechazó las acusaciones y rescató la historia de militancia de su pareja. «También dijeron que se venía el guevarismo a Moreno. Causa risa ahora que nos tilden de asamblearios. Somos peronistas: venimos trabajando en Cuartel Quinto desde los `90, creamos un centro de estudios tercearios (se llama `Néstor Kirchner` al que Castro lo menciona por lo bajo) y Mariel fue concejal del Frente para la Victoria y luego candidata por el espacio de (Florencio) Randazzo». Cuando #BORDER lo consultó si van a actuar en tándem con su pareja en caso de ésta asumir la intendencia, respondió que «voy a dar una mano pero estoy en la CTEP» aunque admitió que «no sé hasta cuando voy a seguir» en la confederación de trabajadores desocupados.

Este dirigente tuvo diálogo fluido con la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley y la administración Cambiemos se mostró como una de las cabezas visibles de los «Cayetanos» junto a Daniel Menéndez, de Barrios de Pie -que se partió cuando el «Chuky» se corrió hacia el Frente de Todos- y Juan Carlos Alderete, de la CCC. En 2016 se acercó al gobierno en plena negociación por la ley de emergencia social. Y en mayo de ese año tuvo su foto con Mauricio Macri cuando el gobierno firmó un convenio con sus cooperativas para que refaccionaran viviendas sociales.

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En verdad, los movimientos sociales habían alejado del kirchnerismo y los volvió a reunir el «Frente de Todos» y la crisis económica cimentada por el gobierno nacional. Atrás quedaron los cuestionamientos a Cristina Kirchner. El que primero pegó el saltó fue Juan Grabois, que en 2’018 acompañó a la expresidenta a los tribunales de Comodoro Py. Es que la Iglesia ha adoptado un papel importante en este acercamiento.

Prueba de ellos fue la presencia de Esteban Castro el sábado pasado cuando disertó en uno de los paneles de la XXII Jornada de Pastoral Social, denominada «Un nuevo Pacto Social», casualmente el acuerdo por el que clama Alberto Fernández para intentar conciliar demandas si le toca asumir la Presidencia. «Queremos ser parte del Pacto Social, si no nos sientan en la mesa para nosotros no hay Pacto Social porque los más humildes hicimos un esfuerzo enorme para elevar el piso de debate», explicó el último sábado ante la mirada de Jorge Lugones, el obispo «peronista» titular de la Pastoral Social y cercano a Francisco. Cuando se lo consultó si veía viable este Pacto de la Moncloa al que quiere convocar el candidato presidencial del Frente de Todos, dijo que «habrá que esperar que se calmen las aguas pero tenemos que estar porque contribuimos a garantizar la paz social». Parecería que suena a aviso, no amenaza. Habrá que estar atento al devenir de esta relación dentro del peronismo unido y su vínculo con un probable e inédito modelo de gestión en Conurbano.

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