Mientras toda la atención está dividida entre la indagatoria a Amado Boudou, los que más trabajo tienen por estos días son los encuestadores. Las mediciones que los equipos de los presidenciables realizan periódicamente están al rojo vivo: mientras todas marcan la franca subida de Mauricio Macri, con una valoración positiva que siete de cada diez encuestados hacen del diálogo con Cristina Kirchner, hay diferencias entre la posición de Daniel Scioli y Sergio Massa. Según quién pague la encuesta, los resultados varían: la de Celia Klein de PollData ubica a Massa con un 25,3 por ciento de intención de voto y a Macri con un 17,7 y Scioli con un 17,1. Pero Poliarquía le da al gobernador un 22 por ciento de intención de voto sobre un 20 de Scioli. Ambas con Macri acercándose peligrosamente.
“El escenario de hoy es sí o sí un ballotage. Y los tres candidatos que pelean por esos dos lugares son Massa, Scioli y Macri. Si este último cierra un acuerdo con el FAU, como parecen indicar los gestos políticos, estará adentro de esa definición. Por sí sólo no llega, lo que le dejaría el camino allanado al peronismo”, explica un consultor cercano a Scioli.
Mientras tanto, la nueva estrategia de CFK parece ser cerrar filas para defender a su vice, subir la figura de Florencio Randazzo para dejarlo en el mejor lugar posible para una interna con Scioli, acercarse a Macri para fortalecerlo y así debilitar al Gobernador, y por sobre todo, dividir para seguir reinando.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, le dedicó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich a Daniel Osvaldo, en relación a la visita del Gobernador a las oficinas del Grupo Clarín para participar de un seminario sobre Desarrollo y Democracia. Fue el palo más directo de un funcionario del kirchnerismo puro a DOS, más allá de las declaraciones de los miembros de Carta Abierta de hace diez días. Y no parece que la contienda vaya a concluir ahí. En el equipo del Gobernador se preparan para una larga batalla.
Y fue Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia, el responsable de salir a responderle a Capitanich, tal como lo había hecho una semana atrás con una extensa “carta abierta” dedicada a las críticas de Carta Abierta.
«Hoy la oposición y el Gobierno se juntan y se sacan fotos. Desde hace 11 años que la gente sabe con quién anda Daniel. Por norma de cortesía uno saluda a todo el mundo», dijo en alusión al saludo a Magnetto. «No hace falta estar de acuerdo en todo para saludar a una persona», agregó Marangoni, que el lunes había organizado la primera charla del equipo económico de Scioli.
Allí, Miguel Bein, Mario Blejer, la ministra Silvina Batakis hablaron de economía y de su lineamientos a futuro como parte del equipo de Scioli. El gobernador se limitó a decir que «el país está desendeudado y hay una demanda creciente de energía, ciencia y tecnología» y que el desafío es «aumentar las inversiones». Sin dar pistas de quién estará al frente de Economía en caso de ganar las elecciones, Scioli se mostró confiado ante un auditorio repleto en el hotel NH Porteño, de Bolívar 160.
Blejer y Bein, hablaron por más de una hora. El más crítico con la situación actual fue Blejer, quien señaló los riesgos de la «alta inflación, la caída del crecimiento, y la pérdida de competitividad». Bein, por su parte, fue menos agresivo, y remarcó como positivo el nivel de empleo, aunque destacó la importancia de trabajar en el «desarrollo» y en el «aumento de la productividad». «El motor de la economía no es el consumo sino la inversión», disparó luego. Su frase más política fue cuando hizo alusión al problema del dólar. «Todos los gobiernos se van cuando el Banco Central se queda sin Reservars», señaló.
Scioli brindó entrevistas en privado con todos los medios. Allí dejó en claro que no enfrentará la política económica del kirchnerismo, sino que pretende renovarla. «Hemos encontrado un rumbo de crecimiento y ahora están todas las condiciones dadas para desarrollar al máximo ese potencial». Una frase que lo pinta de cuerpo entero: un elogio, y una crítica por la positiva.
A CFK eso no parece alcanzarle, apuesta a colocar en la disputa de 2015 a Florencio Randazzo y en su defecto a dejar el poder en manos del enemigo que suponen más fácil de derrotar en el futuro: Macri. En definitiva, un peronista sabe que el partido se encolumna detrás del ganador y recuperar el poder desde la oposición sería más sencillo que desde adentro.
